Laín
Sorprendido, Ian estaba sorprendido. Naím y yo intercambiamos una mirada, sin decir nada simplemente salió corriendo de ahí. Varios minutos después Naím me dijo que fuéramos a la casa de Sofí y así lo hicimos.
Realmente no tardamos mucho en llegar y los papeles se invirtieron esta vez pues el sorprendido era yo al ver a mi hermano besando a una chica a la fuerza, y no era cualquiera...era mi chica.
Nos bajamos del auto y Naím interrumpió preguntando que estaba ocurriendo.
Yo solo la miraba a ella, nadie existía para mi más que mi pequeña. Tranquilamente me acerqué a ella, tomé un mechón de su cabello y lo coloqué tras su oreja.
— Pequeña— le dije —ha pasado mucho tiempo—sus ojos se llenaron de lágrimas, quiero creer que eran de felicidad, porque si no estaba jodido—. Tanto tiempo y aún eres un hobbit. Dime, ¿aún tienes eso en tus bellas pompis? — y si, podría parecer pervertido por solo recordar eso...pero no era mi culpa que mi mente lo hubiese guardado tan bien, le sonreí con ternura intentando bromear.
— ¿Realmente me recuerdas? — preguntó incrédula.
— Sí Sofí. Te recuerdo.
Se lanzó a mis brazos llorando, la apreté contra mí, dándole un beso en la frente.
Entonces el tarado de Ian empezó a decir tantas estupideces y al parecer mi pequeña no sabía que ese idiota era mi hermano.
Por alguna razón en aquel momento diversas emociones empezaron a surgir, sentía la sangre hirviendo, estaba alegre por tener a Sofí en mis brazos, furioso porque mi propio hermano la había besado, confundido sin saber cómo es que ellos se conocían. Todos los sentimientos se mezclaron en mí.
Sofí, mi pequeña Sofí simplemente nos veía. Estaba procesando la información, entonces se alejó y decididamente se plantó frente a Ian, levantó su mano derecha y le dio una bofetada.
— Me mentiste, me usaste, me traicionaste...como pudiste. Te lo pregunté, por Dios creí en ti.
— Es que tu no lo ves, no ves el amor que siento hacia ti — iba a tomarle la mano, pero ella retrocedió.
— Esto no es amor, y si lo fuera entre tú y yo no podría suceder nada, mi corazón pertenece a él— dijo señalándome.
— ¡Pero si él te cambio! Tiene una novia, entiende eso.
— Okay, creo que será mejor que te retires Ian. intervino Naím, deteniéndolo del pecho.
— No me rendiré Sofia, él no te merece.
— Y tú tampoco a ella— dijo Naím dándole unas palmadas en la espalda. — Ahora largo.
Ian se fue molesto de ahí, y entonces Naím se acercó a nosotros.
— Quiero dejar algo en claro, en todo este tiempo no tuve la oportunidad de hablar contigo Sofí, pero debes saber que hice todo lo que estuvo en mis manos para tratar de localizarte. Tú madre...ella no me lo permitió, no te digo que culpes a alguien, pero si lo llegas hacer ella es la responsable. Ahora los dejo, tienen mucho que hablar, y como consejo háganlo en otra parte.
Tomé a Sofí de la mano y empecé a caminar, ninguno dijo nada en el trascurso, llegamos a una plaza que habían construido por su casa, nos sentamos y nos miramos un buen rato.
— Hay muchas cosas de las cuales hablar, pero para empezar quiero dejar en claro lo de mi actual relación.
Ella negó.
— Dejaré en claro que no me interesa que pasó, como es que la conociste, nada de eso, no quiero escucharlo. Te extrañé demasiado, no sabes cuánto anhelaba este momento, y quiero estar contigo, pero necesitamos hacer las cosas bien. No quiero ser la otra y no quiero que esa chica lo sea tampoco, no puedo meterme entre ustedes, aunque de una manera ya lo estoy haciendo. Lo viví con Allison y no quiero que nadie pase algo así. — me tomó la mano, se la llevó a los labios y deposito un suave beso, Mi cuerpo se estremeció—. Me recuerdas ahora, estaremos juntos, pero primero debes encargarte de ella.
Sofí tenía razón, debía hacer las cosas bien, no podía seguir jugando con Sam.
— Estaremos juntos pequeña y recuperaremos todo el tiempo que nos fue arrebatado.
Asintió y me abrazó con fuerza.
Dejé a Sofí en su casa, debía esperar hasta mañana, actuar con la cabeza fría y terminar las cosas correctamente, pero claro esta...eso no sucedió. Las cosas en caliente eran mejor.
Regresé a la librería y ella estaba guardando las ultimas cosas para irse, me recargué en el mostrador y le sonreí.
— Necesito hablar contigo.
— Es curiosos que lo digas, porque yo también quiero decirte algo. — sus ojos estaban tristes.
Entramos a una de las salas de lectura y nos sentamos frente a frente en los sillones, el ambiente se sentía pesado, yo estaba tenso, era como si me fuese a quitar una pesada carga que yo solo me había colocado.
El silencio reino por unos minutos hasta que me armé de valor y hablé.
— Eres una chica estupenda, sabes escuchar a la gente y la comprendes mejor que nadie, eres hermosa e inteligente, te mereces lo mejor del mundo.
— Tú eres lo mejor del mundo y ya te tengo. — dijo tomando mi mano.
Le sonreí, un nudo se formó en mi garganta, era un cobarde. Retiré su mano y la miré fijamente.
— Yo te apoyé, sé que has pasado duras situaciones, pero creo que lo nuestro no está funcionando...— no me dejó terminar pues me interrumpió.
— Podemos hacer que funcione, tenemos que hacerlo.
No debía lastimarla, debía comportarme como un caballero, pero debía ser directo.
— Lo lamento Sam, esto se acabó.
Me levanté dispuesto a irme y esta me detuvo del brazo, la miré, se veía triste, dolida...
— No me puedes dejar Laín.
— La decisión está tomada.
Soltó mi brazo, se colocó las manos en la cabeza y antes de que saliera de la habitación me dijo algo que me heló por completo.
— No lo entiendes, yo...yo estoy embarazada.
Volteé a verla y de su chaqueta sacó una prueba de embarazo.
Positivo.
Ay mierda.
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Editado: 23.02.2022