Llego el gran día, estoy frente al edificio, mis piernas tiemblan y mi piel esta de gallina. Inhalo aire y intento tomar coraje para entrar, no tenia idea de lo grande y espléndido que era el edificio del Señor Hasting. Intento ver su fin pero es tan alto como un rascacielos y bueno de ancho ni hablemos. Desde donde estoy puedo ver mi reflejo en las puertas de vidrio.
Pero ahora no era el momento de temer, así que me dirigí para adentro lo mas rápido que pude. Todos lucían tan bien, hombres de traje y mujeres de pollera y vestido. Este lugar no parecía para mi. Solo visto con un Jean desgastado y una camiseta algo holgada. Llevo en mis manos unas carpetas con varios documentos importantes. Estoy tan nerviosa que no se a donde ir. Sigo caminando por los pisos blancos y entre un gran pasillo veo una recepción. Una chica de cabello rubio estaba parada al lado.
-Disculpa, tengo una cita con el señor Hasting. Soy Anne Forges.
-Suba al piso cuarenta y hable con la secretaria ella la va a hacer pasar cuando le diga su nombre.
-Muchas gracias- intento apurar el paso y escucho a la secretaria.
-Y apúrese que el Señor Hasting no tolera las tardanzas.
Al escucharla se me hizo un nudo en la garganta ¿ y si piensa que soy impuntual y por esas razones no me da el trabajo? ¿o si me dice que no soy buena para el puesto? Mejor dejar de pensar en eso y apurarme. Entro al primer ascensor que veo, el edificio es como un laberinto, es ordenado pero donde miro hay oficinas y gente trabajando con sus computadoras. Creo que me va a ser un poco difícil adaptarme a este sistema de trabajo.
El ascensor va muy lento y somos varias personas dentro, a cada empleado los observo con mucha atención, ya que próximamente podrían ser mis compañeros de trabajo. Ya estaba por el piso diecisiete y entraron tres personas mas. Entre los susurros que dicen llego a escuchar algunas cosas.
-Dicen que una joyita se va a unir al equipo Hasting, Anne se llama la afortunada- dice uno de los chicos.
-¿Por que joyita?- dice una muchacha.
-Solo tiene 19 años y va a ocupar un lugar muy importante en la empresa, además escuché a Alison diciendo que va a tener reuniones con el consejo y el directorio.
-Seguro se le tiro a Hasting- los tres ríen.
Al oír esa conversación me sentí indignada, estaban hablando de mi como si fuera una zorra.
- No me acosté con el señor Hasting, ni siquiera se si soy apta para el empleo- mi voz se notaba algo enojada.
Sus miradas estaban puestas en mi, me estaban mirando con asombro y vergüenza, aunque no es para menos después de darse cuenta que escuche su conversación poco adecuada.
-Te pido disculpas, enserio no sabia que estabas atrás nuestro. No quería parecer una...
-Una desubicada- la interrumpo, aunque después hago una sonrisa para no quedar poco agradable- soy Anne ya lo deben saber- les extiendo la mano a cada uno.
-Yo soy Elena y ellos son Matt y Emiliano.
Los dos chicos me sonríen algo sonrojados.
-Te aseguro que los mejores compañeros que vas a poder tener aquí- dice Matt mientras me guiña el ojo.
-Y eso esta totalmente confirmado por mi, se lo aseguro señorita- dice Emiliano, su tono era sarcástico pero quería aparentar ser un caballero.
Se abren las puertas en el piso cuarenta.
-Un gusto conocerlos, ¿algo que me recomienden antes de mi entrevista? Quizás algo que no tendría que decir adelante del señor Hasting.
Los tres se miran, con un aire de complicidad.
-Se tu misma, no le gusta lo cliché- dice Elena mientras me da un empujón para que salga del ascensor.
Me dirijo hacía el escritorio, donde a su lado hay una mujer de tez blanca y de cabello cobrizo. Estaba mirando en mi dirección, quizás me estaba buscando. Me acerco muy rápido hacia ella.
-Soy Anne Forges, tengo una reunión con el señor Hasting.
Sus ojos me miran de arriba a abajo, era notable mi mala elección de mi atuendo para la ocasión.
-La estaba esperando señorita, sígame por aquí.
La sigo muy rápido, mirando para todos lados, mis nervios son demasiados. Delante hay una puerta grande color negra.
-Pase, el señor Hasting la espera.
Entro con la mirada fija al piso, intento disimular mirando las carpetas que llevo en las manos. Cuando por fin me armo de valor para mirar al frente veo que no hay nadie. La oficina era grandísima, con algunas puertas a los costados. Ocupaba la mayoría del piso. Sus paredes eran color blancas, con algún que otro detalle gris. Mucho mas adelante estaba su escritorio con su computadora y papeles.
De repente la puerta de un costado se abre y me da un buen susto. Mi carpeta se abre dejando caer todas mis hojas y documentos. Me agachó a recogerlos y veo a un hombre parado al lado de la puerta aunque ni le presto atención y sigo juntando lo que se cayó.
El hombre se acerca y se agacha a ayudarme a recoger las hojas, subo mi mirada y veo unos intensos ojos azules, mas bien grises mirándome fijamente. Vestía un traje negro que entallaba su cuerpo, era encantador; por unos segundos todos los nervios que sentía se habían ido.
Termino de juntar mis cosas y me paro.
-Gracias por su ayuda, me dijeron que pase estoy buscando al señor Hasting.
-¿El señor Hasting?- su voz era firme y gruesa..
-Si a el, soy Anne Forges.
-Pase y siéntese ¿gusta un café?
-Claro, gracias.
Veo que se sienta enfrente mío y marca un botón del teléfono "dos cafés ahora". No lo podía creer, el hombre que confundí con un secretario era el señor Hasting. Claro que al nombrarlo suena como un hombre mucho mas mayor.
-Discúlpame Señor Hasting, no tenia idea que era usted- hace una leve sonrisa.
-Quién llega a una entrevista muy importante sin saber quien va a ser su futuro jefe- estaba claro que lo decía con ironía.
-Seguro soy yo.
Creo que mi comentario fue algo inapropiado, pero por suerte entra la secretaria con dos cafés.
-Empecemos con la entrevista señorita Forges. Le voy a hacer algunas preguntas y espero que me responda.
-Si claro.
-¿Por que quiere trabajar en la editorial y revista Hasting?
-Creo que es un buen lugar para mi, aunque siendo sincera trabajando acá se me van a abrir las puertas para muchos mas empleos. Y la experiencia es muy importante en este trabajo.
-¿Usted sabe que muy poca gente puede trabajar en un lugar como este no? ¿y que es muy privilegiada de tener una entrevista conmigo?- sus preguntas eran un tanto irónicas, por lo que no me causaron una buena impresión.
-Si lo se, pero no soy sola privilegiada, hice mucho esfuerzo para estar acá. No creo que sea algo de privilegios o suerte.
Mi respuesta le resultó atrevida, su cara se torno seria.
-¿Cree poder cumplir con las reglas de trabajo?- me mira de arriba a abajo, claramente refiriéndose a mi vestimenta.
-Claro que si. ¿Puedo decirle algo sin que lo mal intérprete?
-Dígame.
-Si no le cause una buena impresión dígame y me voy, no quiero pasar un mal momento respondiendo cosas de mi vida privada para que luego me diga que no soy apta para mi trabajo, por mi edad o diferentes cosas. Por que al final de todo lo que mas importa es la primera impresión.
Mis ojos estaban conteniendo algunas lágrimas sabia que una de las mejores editoriales no me iba a tomar seriamente. Pero aunque yo esperaba una mala respuesta de su parte solo dijo:
-¿Puedo decirle algo sin que lo mal intérprete?
-Dígame señor.
-Eres muy joven para trabajar en una editorial tan importante como la mía, a pesar que su vestimenta no es la adecuada para venir, creo que tiene mucho potencial. Se acabo la entrevista.
Le sonrió muy formal y me levanto de la silla, había fracasado y aunque no estuvo mal escuchar que me diga la verdad, me entristece que acabe tan rápido la entrevista. Me dirijo hacía la puerta.
-Señorita Forges- escucho la voz del señor Hasting antes de salir y lo miro- mañana sea puntual y cumpla todas las reglas del trabajo. Se las enviare por email.
Mi tristeza se había convertido en felicidad. Conseguí el trabajo, aunque las probabilidades de obtenerlo parecían nulas. Salí de su oficina dando saltos de felicidad, ya quería regresar a mi casa para contárselo a mi madre.
****
Llegue a mi casa se encontraba muy silenciosa, lo que era raro así que me preocupe. Me puse a buscar a mi madre, la sala estaba vacía y la cocina también. Subí arriba a ver en las habitaciones, en mi recámara no estaba, como última opción fui a ver su cuarto. Había ropa en su cama, seguramente se estaba bañando. Toque la puerta varias veces pero nadie contesto, así que solo abrí la puerta.
Estaba en el piso, solo vestía con su camisón. Nunca me había sucedido esto. Rápidamente le tome el pulso de su mano, era normal y su respiración aunque era leve también.
-Mamá ¿me escuchas?
Seguía sin responderme y sin reacción alguna.
-Mamá- mi voz se tornó más fuerte.
Sus ojos se entre abrieron y me observaba. Me tranquilice por un momento. Pero desde que le diagnosticaron comienzos de leucemia estoy muy preocupada por su salud, su peso empezó a bajar muy rápido y siente mucho cansancio. Últimamente no puedo estar mucho con ella por mis entrevistas y mis proyectos. Me preocupa dejarla sola, desde que mi hermana se fue hemos sido solo ella y yo.
Llame a un doctor para que la atendiera, dijo que todo estaba bien que solo era por estrés y el cansancio y que era normal en las personas con leucemia. Pero luego dijo que la vuelva a llevar al medico para otro control. Que era probable que su enfermedad estuviera avanzando.
La deje en su cama durmiendo y fui a comprar algunas cosas. Sobre todo ropa, quería comenzar con un buen atuendo en mi primer día de trabajo. Eran alrededor de las siete de la tarde y quería llegar a casa temprano antes de que mi madre se despertará, para poder cocinar. Elegí algunas prendas, las más económicas que había, ya que con los medicamentos de mamá gastaba mucho dinero y desde que abandone el trabajo en la cafetería estuve gastando mis ahorros. Y no me quedaba mucho dinero.
Regrese a casa y mamá seguía durmiendo, recuerdo cuando yo me enfermaba de niña, con su corta edad siempre me pudo cuidar. Cada vez que me iba a despertar para darme el jarabe me miraba y mientras me tocaba la frente me decía “muy pronto estarás bien, mi dulce Anne”. Ahora que ella estaba enferma, me tocaba a mi cuidar de ella.
Cocine y fui a buscarla para que bajará a comer. Además debía hacer que tomé sus medicinas. La desperté y tal como ella me decía le dije:
-Muy pronto estarás bien, mi linda Julia- le da los medicamentos- ahora bajemos a comer, acuérdate que no debes tomarlos con el estomago vació.
-Gracias mi amor. No te tendrías que haber molestado. Sabes que yo puedo cocinar.
-Te espero abajo mamá, no tardes- baje muy apurada.
Mientras servía la comida mamá estaba acomodándose en la mesa.
-Anne cuéntame ¿cómo te fue hoy?
-Bien, es más, demasiado bien.
-¿Te fue bien en la entrevista?¿dijeron que te llamarían?
-Aun mejor, me dieron el empleo. Mañana comenzare.
-No es por presumir pero yo sabia que te iban a elegir. Y cuéntame algo mas ¿Cómo es allí? ¿hay muchachos lindos?
-Hay mamá!!- me río, es común en mi madre que siempre quiera buscarme un novio- es tan hermoso el lugar, no te imaginas lo grande que es el edificio. Y mi jefe es muy guapo.
-¿Quién el señor Hasting? No me digas que ahora te gustan los hombres mayores.
Con mi madre siempre pude hablar, somos como mejores amigas. Además solo tiene 37 años, es bastante joven.
-No mamá, es muy joven. Puedes creer que lo confundí con un secretario.
-Y a pesar de eso te contrato, eso si que es raro- su ironía me causaba risa- seguramente le gustaste.
-Mamá que dices! No creo que se fije en mi, con todas las chicas guapas que hay, no soy mas que una simple cerebrito en ese lugar.
-Igual te daré un consejo, si tienes la oportunidad tírate- las dos nos reímos.
Cuando terminamos de cenar, lave los platos y luego me fui a acostar. Cuando estaba cambiandome para dormir escucho que me llega un e-mail a mi celular.
Email entrante:
Editorial Hasting:
Las tres reglas mas importantes de la empresa Hasting son, puntualidad, excelente aspecto y muchas buenas ideas. (La lista larga esta abajo y mi número personal, agéndeme y mande un mensaje para confirmar)
****
Recién llego al edificio. Hoy estoy mas alineada llevo puesto un pantalón de vestir con una camisa. Me acerco al escritorio que hay al entrar, pero justo veo pasar a Emiliano. Y corro a donde esta el. Supongo que el me podrá ayudar.
-Hola Emiliano. Necesito tu ayuda ¿no sabes a donde debo ir?. Por que es mi primer día y no entiendo nada.
-Claro ven conmigo. Subamos a donde esta Clarisa. Es la chica de pelo cobrizo que viste ayer. Ya sabes la secretaria.
-A si ella. Gracias por ayudarme.
Nos dirigimos al ascensor y mientras subimos le estaba haciendo un interrogatorio de preguntas del lugar. Claramente estaba nerviosa. No quería equivocarme ni quedar mal vista.
-¿Y tu de que te ocupas?- pregunto con curiosidad.
-Me encargo de corregir los textos y también soy maquetador editorial. Aunque hay muchos aquí. No es tan importante mi trabajo. Matt se encarga de las ilustraciones y además es…
-¿Es que?
-Es un- baja la voz- scout, no se lo digas a nadie.
-Prometo guardar el secreto. ¿ y Elena?
-Ella una agente.
Las puertas se abren en el piso cuarenta. Me acompaño hasta el escritorio donde estaba Clarisa y me presento con ella mas formal.
-Llegaste a tiempo para la reunión que va a dar Hasting, es en treinta minutos. Mientras tanto Emiliano te puede mostrar el piso.
-Bueno gracias Clarisa.
Emiliano me mostro todo el piso, en este estaban los empleados mas importantes de cada sector. Yo todavía no tenía idea de donde estaría. Quizás en el primero. Y no lo digo del todo con ironía.
Pero me pongo mas nerviosa al recordar el rostro de Hasting. Una voz en mi cabeza ruega que no intente acosarlo “Contrólate” “No la cagues, es tu jefe”. Con solo recordar sus ojos intensos y ese cabello ¡dios mío! Mi cabeza no se podía controlar.
Con Emiliano nos apuramos para llegar a la sala de reuniones, tanta charla nos hizo olvidar la hora que era. Llegamos y todos se estaban acomodando. Para mi suerte el lugar que me dejaron era al lado de la punta, donde se iba a sentar Hasting. Pero todavía no había entrado.
Admito que pensaba *Hasting entra ya, no aguanto para verte*
Desde la otra punta veo a Elena y Matt saludándome con la mano. Por lo menos había notado mi presencia, nadie mas además de Emiliano me había dado la bienvenida.
Se escucha la puerta abrirse y de golpe toda la sala esta en silencio absoluto. Su traje perfectamente alineado y sus ojos grises chocaron con los míos. Aunque fueron solo segundos para mi se sintió como una eternidad. Se sentó y una secretaria empezó a repartirnos a todos unas carpetas. Y al parecer todas llevaban el nombre de cada uno de nosotros.
-Antes de empezar con la reunión, quiero que sepan que se nos une al equipo la escritora Anne Forges- su voz es firme y gruesa, sus ojos sostenían los míos y mientras todos me aplaudían lo único que podía observar era a el.
Sonreí y asentí, esa fue mi gran forma de decir gracias a esa buena bienvenida. Quería que alguien me notara pero no de este modo.
-Tengo tres cosas que anunciar. Primero que ya tengo a la persona que se va a encargar de la nueva columna en la revista. Luego tenemos que decidir sobre si será de recomendaciones sobre libros y películas o sobre críticas. Estas opciones eligió el equipo de periodismo cultural. Luego la publicación de un nuevo libro, en la próxima reunión se van a comentar algunas ideas.
Se escucha la voz de una mujer, rompiendo el silencio.
-No dijo quien seria la persona.
-Su nueva compañera se va a hacer cargo.
De un momento a otro veo que todas las miradas están puestas en mi. Después de un rato largo caigo en la situación. Se refería a mi. No sabia que decir, así que no dije nada.
Luego siguieron hablando en una especie de debate entre si serían recomendaciones o críticas. Hacia mas de dos horas hablando de lo mismo. Por dios, mi cabeza iba a estallar, no era un cálculo matemático era algo muchos mas simple. Así que las palabras salieron solas de mi boca.
-Es muy simple, si van a hacer críticas es muy posible que reciban mas criticas que las que ya les dan y si van a dar recomendaciones es una buena oportunidad para recomendar sus propios libros. Por que creo que a las personas les gustan tanto las críticas como las recomendaciones. Pero pueden aprovechar esa oportunidad para promociones. Como un dos por uno.
Creo que mi opinión no fue tan mala, quizás lo que haya hecho mal es interrumpirlos. Pero al parecer aceptaron mi comentario.
-Creo que la opinión de Forges fue muy buena. Además ella va a ser la que se ocupe de esa columna- eso dijo el jefe de edición, que esta sentado frente mío. Parece tener una relación cercana con Hasting por que hace rato los vi hablando un poco bajo.
-Si, Forges en una hora en mi oficina.
-Bueno señor Hasting, en una hora estar allí.
Y aunque no se lo dijera moría de ganas de hablar con el.
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Editado: 28.04.2020