No fue otra noche loca

Capítulo Dieciséis

Escuchaba a lo lejos mucho ruido, gritos, insultos y la voz de Laín mezclándose con la de Caro. Había alguien más, pero su voz no me era familiar. Abrí los ojos despacio, veía un poco borroso, me intenté enderezar, pero la cabeza me daba vueltas. Esperé unos minutos hasta que se me paso la sensación, entonces me senté.

— Está despertando—dijo Caro acercándose.

Ya no me encontraba esposada y estaba completamente vestida. De igual manera ya no estábamos en la habitación, ahora nos encontrábamos en la sala, la mirada de Laín, Jesús y Caro estaba fija en mí.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó un chico pelirrojo que se encontraba junto a ellos.

Lo miré confundida sin saber quién era.

— ¿Cómo te sientes, Sofí? —esta vez habló Carolina.

¿Cómo me sentía? Bueno, estaba desesperada, me dolía la cabeza y no entendía el porqué, estaba confundida y a punto de echarme a llorar.

— Creo que es mas que obvio que no estoy bien. Quiero que alguien me diga realmente que fue lo que pasó. ¿Y quien rayos es él? —pregunté haciendo la seña al pelirrojo.

— Yo te lo diré—dijo Jesús levantándose con la intención de sentarse a mi lado.

— Tú mantendrás la boca cerrada y te mantendrás sentado ahí, sin mover un musculo. —ordenó de inmediato Carolina.

La situación me estaba poniendo impaciente.

— ¡Alguien hable!

— No lo sabemos—respondió finalmente—. Después de que Jesús dijera que él había estado involucrado en tu fantasía Laín se le lanzó, tú te desmayaste y no había quien te agarrara, así que te fuiste de lado cayéndote de la cama y pegándote en la cabeza, es por eso que te duele otra vez.

Apoyé mis codos en las rodillas y coloqué las manos en mi cara.

— Eso no responde mi pregunta ¿Por qué dices que no lo saben?

— Es simple, la versión que nos cuenta Jesús no concuerda con la de Laín. —habló de nuevo el pelirrojo.

— Eso quiere decir, que uno de ellos miente—dijo Caro.

— ¡Es obvio que yo no miento! —gritó Laín.

Me levanté del sillón y empecé a caminar en círculos. Estaba inquieta, desesperada. No podía haber hecho un trío y menos con un desconocido, con un enemigo de Laín, el ahora era mi novio y el solo pensar que lo pude hacer resultaba muy desagradable. Trataba de recordar, pero estaba muy bloqueada.

— ¿Alguien puede contarme la versión de Jesús?

Caro asintió.

— Cuando vi en el estado que estabas te dije que te mandaría a casa, que me esperaras en lo que iba por el auto, pero lo que hice fue llamar a Jesús para que me hiciera el favor de pasar por ustedes y traerlos acá. Al momento que regrese ustedes ya no estaban. Me alteré, entré en pánico, debía encontrarte pues no quería tener problemas con tu padre. Lo que hice fue salirme de la fiesta y me puse a buscarlos con él—dijo señalando al pelirrojo—. El es mi amigo Zach— Zach me sonrió saludándome, yo le dediqué una sonrisa— le dije a Jesús que me ayudara a buscarlos y así lo hizo, lo que no me dijo fue que él los encontró y fue quien los trajo aquí.

Antes de que prosiguiera la interrumpí.

— Quiero escuchar lo que tiene que decir el—dije pidiendo que contara el resto.

— Cuando los encontré ambos estaban en muy mal estado, estaban cantando como dos borrachos en plena calle y estaban esposados. Los hice entrar en el asiento trasero y los traje hasta aquí. —se quedó callado un momento y yo estaba impaciente porque continuara—. Llegamos a la casa. Tú y Laín se fueron directo a buscar mas alcohol, ustedes terminaron mas ebrios y yo les seguí con ello. Hablamos durante un buen rato, luego pasamos a la habitación pues tú me invitaste a formar parte de una fantasía que tenías. Laín sin poner objeción alguna accedió, luego pasó lo que tenía que pasar. Fin de la historia.

Negué, eso era imposible y sin sentido alguno.

— Eso ni en tus sueños, accedería a lo que Sofí quisiera menos a eso.

— Pero tu estabas más que conforme viendo como se lo hacía.

Ojalá, Jesús se hubiera ahorrado ese comentario, pues Laín se levantó y con una botella que estaba en la mesa le intentó pegar. Se acercó agarrándolo por la camisa y lo empujo, antes de que pasara a mayores Zach intervino. Carolina miraba a su hermano molesta.

— No puedes ser tan agresivo Laín, y ese comentario estuvo demás, Jesús.

— Digo la verdad, la pequeña disfrutaba mas conmigo que con él —al decir las cosas sonreía provocando a Laín.

— Vete de aquí. —ordenó Carolina a su hermano.

— ¿Perdón? Esta es mi casa, los que se deben ir son ellos.

Ante todo, el alboroto lo vi, en el techo había una cámara.

— Carolina… ¿Tienes más de esas? —pregunté señalando.

— No sabía que teníamos una—respondió alarmada.

Ambas nos miramos y fuimos a las habitaciones a revisar, exactamente había una cámara en cada rincón de la casa.

Cuando terminamos de revisar volvimos a la sala, Jesús ya no estaba y Zach estaba en la cocina tomando un refresco con Laín, al fin se había tranquilizado.

— Hay cámaras por toda la casa—dije acercándome a Laín.

— Creo que tus padres no confían mucho en ustedes aún—habló Zach dirigiéndose a Caro.

— ¿Tú crees? —respondió con sarcasmo.

— Necesitamos encontrar los videos, ver lo que realmente paso y borrar la evidencia de esto. Si mis padres lo ven se que me regresaran con Laura y no quiero eso.

Todos asentimos y nos dimos a la tarea de encontrar esas grabaciones.

Como si de una misión imposible se tratara no dividimos hasta que después de un rato al fin lo conseguimos.

Zach y Laín se pusieron a revisar y al fin nos dimos cuenta que ocurrió realmente.

Al parecer lo que Laín contó antes de llegar a casa, eso si fue real. Después entramos a la casa esposados, con un aspecto completamente desagradable. Nos sentamos en la sala y Jesús iba a la cocina. Laín y yo solo reíamos como dos tontos…vernos en ese estado era vergonzoso.



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En el texto hay: romance, romance drama humor

Editado: 28.01.2022

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