El horizonte se perdía…
Se perdía porque me encontraba con cada uno de tus besos.
Se extraviaba por esas ganas tan terribles de tener cuerpo a cuerpo,
de desnudarte el alma, la mente; de explorar tu esencia.
Una vez me pregunté si el horizonte causaba algún efecto.
Digo, ¿qué importa si es que no lo veo? A la final, te tengo ¿no?
Ilusiones. Al horizonte sólo lo observaba cuando tu no estabas.
¿Será que me perdía o será que te perdía? No lo sé…
Pero el tiempo simulaba al menos una parte de tu reflejo.
Con el tiempo aprendí que quién provocaba efecto en mí eras tú,
sólo tu…
Y ¡¿cómo no?! Sí tú eras ese ser que trasladaba mi existencia a otro universo.
Un brindis por eso.