No me doblegaré #1 Saga Pasiones Ocultas

Capítulo 3: Noticia trágica

 

Los habitantes de Devonshire se enteraron del casamiento del duque Werrington. No tardó mucho tiempo que la noticia recorriera por toda la zona. Parecía ser que los mellizos, Peter y Ophelia, se lo dijeron a sus padres, éstos a otros como par de cotorras. Las vecinas estaban desesperadas por saber cómo era la duquesa, si sería igual a la primera esposa, una gran señora honorable y bondadosa. 

En poco tiempo la casa señorial se llenó de visitas, incluso, llegaron personas del otro pueblo más cercano a Devonshire. ¡Todo un acontecimiento! La duquesa de Werrington estaba encantada de la atención que estaba recibiendo. No podía esperar menos a ser una noble de alto rango. Conforme aumentaba el número de vistas, crecía la vanidad interna de la mujer. Le gustaba ser el centro de atención; ser alabada y recibir pequeños detalles como flores, caja de dulces, etc.

El duque no se quejaba; es más le encantaba ver a su mujer feliz. Estaba demasiado ciego en mimarla que no se imaginaba que su mujer le estaba gustando demasiado su posición de ser duquesa, el poder y la ambición. Ella no quería que nadie le quitarán esos privilegios que comenzaba a adorar.

Un día el duque decidió de hacer un baile por todo lo alto con motivo de festejar su casamiento y poder disfrutar una noche con familiares, amigos y vecinos. Sin embargo, el baile se tuvo que posponer por algo trágico que ocurrió. 

Una semana antes de la celebración, la hermana de su esposa, Mary Lombart y su marido Gregory  perecieron en un accidente marítimo, dejando huérfano a su único hijo. La noticia impactó tanto a la duquesa, Isabelle, como a su hija. Cassie fue testigo de ello.

Estaba tocando el piano como cada tarde después de su lección con su institutriz cuando su hermana Diane entró llorando. 

— ¡Cassie! — gritó y abrazó a su hermana.

— ¿Qué pasa? — estaba un poco estupefacta. No se había esperado esa reacción de ella.

— Mis tíos... ha-n... m-muerto — balbuceó e hipó entre sollozos. 

La otra pequeña al escucharlo se quedó sin palabras. 

—Lo siento mucho — musitó en voz baja.

Entendía cómo se encontraba. Escuchó a los lejos unos pasos apresurados próximos a la sala de música. Su hermano mayor entró y fue hacia ellas.

— Me he enterado hace poco - miró a Cassie y a Diane, puso su brazo alrededor de ella, sumándose al abrazo —. Lo siento.

Diane lloró en silencio. Cassie y Julian trataron consolarla. Era un momento duro para todos, aunque los hermanos Werrington no conocían a los fallecidos, entendían la sensación de la pérdida de un ser querido. Ellos perdieron a su madre hace un año y era un dolor tremendo difícil de describir. 

...

Más adelante, decidieron celebrar una misa en honor a los fallecidos cuando llegara el sobrino de la duquesa. Querían esperarlo para que estuvieran todos presentes en la misa. Isabelle Werrington recibió una carta sobre la llegada de su sobrino a Devonshire. Llegaría en menos de dos días. Su esposo como ella se habían convertido en sus tutores. El duque no se lo tomó mal porque sabía que era un familiar de su esposa. Así que preparó todo lo necesario para acomodarlo y hacerle sentir que estaba en casa.

Cuando el nuevo miembro de la familia llegó a la mansión, había amanecido el cielo de un gris plomo y el aire cortaba como un cuchillo por el helor de la temperatura. Aún se respiraba cierta melancolía en el ambiente por la muerte de la hermana y el cuñado de Isabelle a pesar que hubiera sobrevivido su sobrino que lo quería con locura. 

Tanto Julian como Cassie se prepararon para recibir al nuevo integrante. La pequeña no sabía porqué estaba nerviosa por ver al que iba a ser su primo. Tenía un cosquilleo que trepaba desde su barriga hasta su corazón. Podría ser que le había sentado mal el desayuno o son simples nervios que parecían mariposas volando.

Todos lo esperaban a fuera de la casa. Unos minutos después vieron aparecer un carruaje virando por una esquina y entró en la mansión de Devonshire. La duquesa se le adelantó. En cuanto abrió la puerta del carruaje y bajó un joven con el rostro pálido y  los cabellos alborotados por el viento, abrazó a su sobrino, Matthew Lombart.

Más de uno observó como la señora Werrington consolaba al joven. Este alzó la mirada inmutable por encima del hombro de su tía y vio a las personas congregadas en frente de la escalera de la mansión. Salvo por su prima Diane, la mayoría de ellos eran desconocidos para él. Aún no le salían las palabras. Sentía una sensación ardiente en el pecho. Las lágrimas se  le agolparon a los ojos, pero no derramó ninguna lágrima.

Nada haría que volviera sus padres con vida. 

— Ven, te voy a presentar a mi esposo, que es tu tío y sus hijos, tus primos — la duquesa caminó y se detuvo delante de un señor alto, elegante y con gran porte. Era el duque.

— En nombre de mi familia le queremos presentar nuestro más sincero pésame — le tendió una mano.




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