Nana, ¿crees que lo esté haciendo bien?
La mujer mayor detuvo lo que estaba haciendo para responder a su niña, que había cuidado de ella desde que era una cría. Pero lo que sus ojos ancianos veían ya no era una niña, sino toda una mujer con inseguridades en el primer baile que asistía. No era un mero baile, sino de su compromiso. ¡Qué pena que no hubiera tenido una temporada como toda dama en edad casadera disfrutaría! Mantuvo sus pensamientos guardados y puso una sonrisa en vez de ello.
- Sí, mi niña - se acercó y le dio un abrazo. Tuvo cuidado en no estropearle el peinado ni el vestido plateado que llevaba. Parecía una princesa y una muñeca de porcelana, como si de pronto se podría romper en mil pedazos.
Se emocionó tanto que trató en contener las lágrimas.
- Por favor, no llores, nana - esbozó una media sonrisa y sus ojos brillaron por la emoción -, me harás lloras a mí.
La anciana negó con la cabeza y cogió la cara de su niña con adoración.
- Te lo prometo. Además, tu prometido te tiene que ver así: radiante y feliz.
La joven asintió y se volvió al espejo. Su vestido parecía brillar por los destellos que producían el juego de lentejuelas que iban como raíces a lo largo del vuelo del vestido, el corpiño acababa en forma de corazón. Era precioso. En ese momento, su hermana Diane hizo su aparición llevando un bonito vestido de color pastel. Pronto ella tendría su temporada como debutante.
- Madre y padre nos esperan - no quería interrumpir ese momento emotivo entre su hermana y su nana.
- Está bien - depositó un tierno beso en su frente arrugada y fue con Diane a bajar las escaleras -. ¿Y Julian? No lo he visto.
- Está vistiéndose aún. Bajará en unos minutos - vio a su hermana nerviosa y le cogió de la mano, insuflándole ánimo a través de ese gesto.
Cassandra no dijo nada más, un nudo de nervios tenía instalado en la boca del estómago. Incluso le costaba respirar. Dentro de nada se enfrentaría a una marea de invitados que sólo quería presenciar a los futuros novios. Peter, no había llegado, sería el primero en ver. Su padre en cuanto la vio, le dio un abrazo.
- Gracias, padre - dijo tras el abrazo. Se encontró con los ojos fríos de su madrastra y, por el duque, se abrazaron aunque fue ausente de emoción.
- Ahí está mi hermana - comentó Julian al bajar las escaleras. Cassie se vio rodeada por los brazos de su hermano y entre risas la giró en un par de vueltas que por poco acabaron mareados.
- Vale, Julian, sino me harás potar - los dos dejaron de reírse aunque se veían por sus caras que las risas bailaban aún en sus miradas.
- Eso no se dice Cassandra - la duquesa apostilló con el nariz fruncida.
Ella solo inclinó la cabeza pero no respondió a su comentario. Se escuchó el timbre y supo por instinto que eran su prometido y la familia de este. Peter estaba guapísimo con su traje negro e iba peinado con el pelo echado hacia atrás. Sus futuros suegros la saludaron como una hija más de la familia, excepto Ophelia que literalmente pasó de ella y se cogió del brazo de Julian como un koala. Diane fue ignorada también, aunque poco le importó, lo que sí trató es no sentir el agarre de los celos.
- Estás preciosa - alabó su prometido en un susurro. Solamente para que lo escuchara ella.
- Tú, también - de repente se sintió tímida ante él.
- Pronto llegarán los invitados. Tenéis que estar listos -les dijo el duque. Ambos asistieron y se prepararon en recibir a los invitados.
***
- No sé porqué he decidido acompañarte cuando ya tengo compañía por esta noche - era la enésima vez que su amigo se lo decía y él trataba tomárselo con buen humor.
- Sabes que necesito tu ayuda - mintió cínicamente y se ganó una mirada ceñuda de Edward.
- Si, jajajajaja - se rio con poco humor -. Claro, ¿desde cuándo necesitas mi ayuda? Nunca la has necesitado no sé porque ahora.
- Cállate, antes que me arrepienta de habértelo pedido - le dijo en tono jocoso.
- No me harás callar, pequeño bribón - le colocó un brazo sobre los hombros del hombre moreno que negaba con la cabeza -, pensaré en la manera que me cobres este favor.
- Ya lo creo - se detuvo, ya había llegado a la mansión de sus tíos. Se colocó bien el traje y su amigo soltó un silbido de admiración.
- Tu familia es muy rica - su amigo asintió y tocó el timbre.
***
Los acordes musicales de los instrumentos empezaron a sonar en el medio salón abarrotado de gente. Era el vals de la pareja prometida. Peter tomó la mano y la cintura de la joven pero respetando la distancia inició el vals. Cassie intentó no tropezar aunque su pareja de baile le facilitó los movimientos.
- ¿Te he dicho que eres la mujer más bella que he visto en el mundo? - su voz se notaba veneración.