No me toques!

Capítulo 10.

“Tal vez siempre tenga miedo, tal vez, solo tal vez, nunca pueda tocar el cielo.

-M.B”

 

Miércoles, 11 de abril del 2018.

— ¿Por qué me citó señorita Castillo? —Mi apellido sale muy raro de sus labios. Ay estos gringos intentando pronunciar el español, bueno, concéntrate Sandra. No es momento de pensar en tonterías.

Sacudo mi cabeza para alejar mis pensamientos estúpidos, miro a los costados de nuestra mesa y por suerte la cafetería está vacía. El fiscal Jean parece demasiado aburrido, bebe del sorbete su café helado y yo rebusco en mi cartera la bolsa, muerdo mi labio inferior ansiosa y él se recuesta en su asiento.

Me armo de valor y dejo la bolsa sobre la mesa, sus ojos oscuros van de manera distraída hacia la bolsa hasta que su ceño se arruga y se endereza lentamente dejando su café en la mesa. Agarra la bolsa y luego me mira a los ojos sorprendido y cauteloso a la vez.

— ¿Qué es esto? Mataste a alguien…

— ¡No! —Chillo asustada—. Lo encontré en la calle, cuando salí a hacer mi caminata nocturna.

Hago una mueca, mi mentira ya comenzó mal, en mi vida he hecho actividad física.

—Es de un oficial —Murmura confundido—, ¿Puede ser que esté herido?...

—Lo encontré en el lugar donde la joven fue… —Cruzo mis brazos un poco nerviosa—. Creo que es del psicópata sin rostro.

Él oficial parpadea sorprendido.

— ¿Cómo pudiste encontrar esto? —Pregunta realmente intrigado y yo aparto la mirada. No puedo mencionar al Señor Nieves, el realmente me mataría, y amo mi vida—. No creo que haya sido por casualidad.

—Mmm, como lo digo —Rasco mi nuca—, pise popo.

— ¿Qué?

Agacho la cabeza avergonzada, es una verdad a medias pero como no puedo mencionar a Noah seré yo la que deberá pasar semejante bochorno.

—Sí, iba haciendo la caminata pero como soy algo distraída me tope con popo fresca de perro y bueno… busque con que limpiarme y me encontré con ese pañuelo.

Levanto la cabeza lentamente y él no me está prestando atención sino que mira la bolsa y chasquea la lengua.

—No puedo dejar pasar esto, la policía estuvo en la escena…

—No creo que puedas confiar en la policía luego de esto.

Ambos miramos la bolsa y un escalofrío logra removerme, esto no es buena señal. ¿Cómo van a atrapar al psicópata si es uno de ellos?

Noah tiene razón, los policías se aprovechan de su trabajo para hacer cosas malas. Él finalmente me mira a los ojos y yo me siento un poco intimidada por la profundidad de sus ojos.

—Sandra, no debería estar haciendo esto pero… iré al hospital a hacerle unas preguntas a la victima para ver si recordó algo. ¿Quieres acompañarme?

Mis ojos se amplían, e intento pensar que hacer. ¿Debería involucrarme en esto?

—Yo… tengo que ir al baño —Me levanto rápidamente y agarro mi bolsa. Él abre la boca pero soy más rápida y voy al baño.

Cuando entro reviso cada cubículo, abro todas las puertas y saco mi celular del bolso marcando el número de Noah. No me responde pero como soy insistente vuelvo a marcar mientras muerdo mis uñas nerviosa.

— ¿Qué quieres?

— ¡Señor Nieves! —Exclamo aliviada de que haya cogido la llamada—. El fiscal Jean quiere que lo acompañe a interrogar a la joven… ¿Crees que es buena idea que lo acompañe?

—Interesante —Dice luego de unos segundos—. Estoy en el trabajo pero apenas llegues llámame, quiero oír todo.

—De acuerdo, pero ¿No estamos involucrándonos en algo que no nos concierne?

—Sí, pero yo estaba en lo correcto. Si la policía no logra averiguar nada… ¿Se supone que debemos dejarlo así como si nada?

Miro mi reflejo en el espejo. No, obviamente no podemos quedarnos sin hacer nada, pero ninguno de los dos somos agentes de la ley y siento que solo lograremos involucrarnos en algo muy denso. Yo solo quiero ayudar a Noah a que supere su misofobia ¿Cómo llegamos a esto?

—De acuerdo. Pero con una condición.

—Dime.

—Mañana empezamos tu tratamiento.

La línea se queda en silencio un largo rato.

—Ni se te ocurra llevarme a una piscina pública.

Sonrío.

—Descuida Señor Nieves, estás seguro en mis manos.

—Lo dudo.

Cuelga la llamada y yo niego con la cabeza. Guardo mi celular en mi bolso y salgo del baño, el fiscal Jean se encuentra mirando la bolsa todavía y espero que la persona que esté detrás de esto no se cercana a él, porque aunque parece un hombre que da miedo creo que en el fondo está dolido por esto.

Aclaro mi garganta cuando me detengo frente a nuestra mesa, él levanta la cabeza en mi dirección.

—Vamos, creo que mi curiosidad es muy grande.

 

***

 

— ¿Cuál es el nombre de la joven?

—Victoria —Responde mientras caminamos por el pasillo del hospital, doblamos en una esquina—. Si quiere hacer una pregunta sea cuidadosa.

Asiento con la cabeza, saco mi celular y marco a Noah. Guardo el celular el bolsillo delantero de mi pantalón cuando el fiscal Jean me mira.

—Es aquí —Dice cuando nos detenemos frente a una puerta. La abre lentamente y me hace un ademán para que entre primero.

La joven se encuentra recostada en la cama, tiene la mirada perdida. Mira la ventana pero a la vez parece no hacerlo, sus ojos negros parecen tan perdidos que me siento mal, ni siquiera se percata de nuestra presencia.

Ahora que puedo verla mejor, es muy bonita. Sus perfiles son muy dulces, es muy blanca y su cabello negro le llega hasta los hombros. Nos acercamos hacia ella lentamente, su labio está partido y tiene un moretón muy grande en su pómulo derecho.

—Hola Victoria —Habla el fiscal. Eso parece captar su atención porque voltea hacia nosotros, sus ojos se encuentran con los míos y se cristalizan.

—Eres tú… oh dios muchas gracias —Llora y extiende su mano en mi dirección—, me salvaste. Estaré eternamente agradecida contigo




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