No pierdas el tiempo intentando detenerme.

Fin de semana.

Odio los fines de semana, sí, que raro escuchar a una joven decir que odia los fines de semana, pero es cuando viene el insoportable de mí padrastro, lo bueno es que podré levantarme tarde. 
Lo malo es que al pasar en la casa no dejo de pensar en él, no quiero ni decir su nombre porque me pone algo nostálgica, ese chico el cual a pesar de estar a muchos kilómetros de distancia me encanta y es que no comprendo, no lo conozco en persona y sin embargo toco lo más profundo de mi corazón, pero ¿Al fin y al cabo para qué? Dejó de escribirme y me afecto demasiado. De igual manera si estuviera en el colegio mis amigas me lo hubiesen recordado, como la semana pasada;
- ¿Y Diego? - escuche que preguntaron.
-Ya no hablamos más Emma, ahora trato de olvidarlo. 
-Hola, Lucy-era Verónica que al parecer venía ansiosa. 
- ¿Sucede algo? –Pregunto Emma de inmediato. 
-No, no para nada, vamos ya entramos a la primera clase. 
Aparto esos recuerdos de mi cabeza y sigo caminando a mi casa, para ser viernes las calles están pocos transitadas, a lo lejos logro ver a Paola, le grito para que me espere.
- ¡Pao! - E inmediatamente volvió a verme. Ella es una amiga tan cercana hace unos años vinieron de México, se hizo mí amiga y le quiero demasiado.
-Amiga, tengo tanto por contarte, ¿te parece si vamos por un helado mientras te cuento?
-Paola, eso ni debes preguntarlo, ya sabes mí respuesta. - Y nos dirigimos a la heladería que estaba a pocos metros. Llegando Pola me dijo; -Guarda campo mientras yo compro los helados, ¿lo quieres como siempre verdad?
-Sí, por favor. –Y fue a comprar los helados mientras yo buscaba alguna mesa disponible para las dos. 
-Lucy, mira, lo que sucede es que tendré que regresar a México y no sé si logre volver de inmediato. - ¿Escuche que se iba? ¿Qué diantres se supone que haga yo? Ella es con la que paso la mayoría del tiempo. 
-Pao tú no, te alejaras, debido a la distancia dejaremos de hablar y me olvidarás. 
-Lucy, uy no es que eres bien dramática, yo no soy Diego, además ni la distancia podrá romper nuestra amistad. Por cierto ¿Cómo vas con lo de superar a Diego? 
-Si tú no lo mencionas y ni recordaba que existía. - Sé que ella me conoce muy bien y se dará cuenta de que estoy mintiendo.
-Ajá, claro y mi carta de Hogwarts ya llego, Lucy sé que te va a costar, pero lo lograras. –Ella siempre lograba darme ánimos de alguna manera, aunque no estaba del todo contenta con la noticia de que se iría. Haciendo a un lado todo eso que me atormenta, le dije:
- Vamos ya es tarde y debo llegar a mí casa, si quieres puedes ir a dormir a mí casa. 
- No Lu, hoy no podré es que no te dije la otra parte, pero, es mañana que me voy a México y salgo temprano de casa. - ¿Cómo poder ser posible? No quiero que ella se vaya.
- ¿Y hasta cuándo pensabas decirme? ¿Hasta que ya estuvieras en México! – Creo que le grite un poco feo pero esta parte de la noticia me estaba afectando aún más.
- Lu, lo siento, precisamente por esto no quería decírtelo, supuse que te pondrías histérica y mira así fue. –Ay, detesto admitirlo, pero tiene razón. 
- Paola, tranquila la que debe disculparse soy yo, debo entender que te vas porque es lo mejor para ti, allá tendrás más posibilidades de publicar tu sueño, soy una gran egoísta solo pensando en mí. –La abrace- Espero te vaya muy bien y cumplas tu sueño sabes que siempre estaré para ti. 
Luego de despedirme de Pao, entre a mí casa y como era de esperarse estaba mi padrastro, no hable y fui directo a mi habitación, saque el libro donde le escribo a mí abuela y empecé a escribir, debería ir al cementerio y leerle todo lo que he escrito únicamente para ella, pero siempre cuando aún estaba viva e iba a visitarla decía;
-Cuando yo muera no quiero que nadie vaya a llorar a mí tumba ni que me lleven flores, ya para que si ya no voy a ver nada.
Y pues sí, puede que tenga razón, ¿ya para qué? Pero de igual manera iré a visitarla un día. Yo le hablaba de Diego a ella, me decía que esperaba que el fuera el indicado y no, parece que no lo era, te odio Diego, odio amarte de tal manera, odio que hayas tocado lo más profundo de mi corazón. ¿Es posible que odie a alguien de la misma manera en que le amo? Bueno, me prometí olvidar a Diego y así no lo voy a lograr, me quite el uniforme, me bañe y me acosté, mientras pensaba en lo aburrida que era mi vida sin imaginar que todo cambiaria esta semana
Al levantarme escuche a mí padrastro y a mi madre pelear, no sé para que viene, lo único que hacen es pelear. De pronto recordé que Paola se iría hoy, creo que aún es temprano, espero que no se haya ido, salgo deprisa de la habitación. 
-Mamá, ya vuelvo. –No le di chance si quiera de responder.
Pero al llegar ya no había nadie, una de mis mejores amigas se había ido y mi temor más grande es que se vaya a olvidar de mí.
De camino me encontré con un chico que nunca había visto por estos lugares, alto, pelo negro y moreno, llevaba puesta una camisa negra que decía Hogwarts. Lo más seguro es que le gusté Harry Potter, volvió a verme me sonrió, pero había algo en su mirada que no me agradaba, vi que se dirigía a mi casa y apresuré el paso, al llegar le dije:
- ¿Se le ofrece algo? - Me tendió la mano. 
-Mucho gusto soy David Ramírez y vengo a hablar con la señora Elena, soy el dueño de la casa. 
La verdad parecía muy joven para ser dueño de una casa como esta, me contuve las ganas de preguntarle la edad. 
-Bien, le gritaré Maaaaaamá. –Como era de esperar salió casi de inmediato. 
- ¿Qué sucede por qué tanto grito? 
-Señora, soy David vengo a hablar con usted temas referentes a la casa. 
Bueno creo que lo mejor es dejarlos hablar, pero No pude contener mí curiosidad quería preguntarle, la verdad el chico parecía agradable, no creía que se fuera e molestar por la pregunta.
-Disculpa, ¿qué edad tienes? Y sí ahí estaba la mirada de mí mamá, decía tantas cosas con una mirada, al parecer estaba enojada. David sonrió y dijo;
-Tengo 17. ¿Por qué?
Quería decirle, bueno pues me parece que eres bastante menor para ser dueño de esta gran casa, bla bla bla, pero sabía que mi madre iba a regañarme para ser sincera me gusta arriesgarme. Volví a ver a mi madre la cual tenía cara de enfado le sonreí una sonrisa que creo ocultaba el temor que tenía a su chancla y le respondí a David.
-Bueno, es que te me haces un poco joven para ser dueño de esta casa. 
Él empezó a reír
-Mira, ¿qué te parece si luego de que hable con tu mamá vamos y nos tomamos un café? Así te cuento todo bien. Por más raro que parecía me agradaba la idea, pero últimamente no estaba saliendo, a parte, parecía como que era una cita y detesto esas cosas.
-Emmm, mira la verdad es que No pude si quiera terminar de decir y mi madre interfirió 
-Ella estará encantada de ir. Es enserio ¿Ni pregunta? Entre para alistarme al fin y al cabo no estaba del todo mal salir con un chico de vez en cuando, la verdad es que casi no tengo amigos hombres quizá de acá salga una bonita amistad. No soy de arreglarme mucho, me puse uno de mis pantalones rotos, una camiseta cualquiera de color azul marino y salí, al parecer estaban en la sala, David se puso de pie.
-Bien, ya estoy lista. 
-Vamos, señora Elena yo se la traigo temprano. Como era de esperar mi mamá simplemente se puso a reír. 
-Allá está mi motocicleta, por suerte luego iré a recoger a mí hermano así que traje los dos cascos. Y como era de esperar ahí estaba mi curiosidad otra vez.
- ¿Tienes hermanos?
-Sí tengo 2 hermanos, uno mayor y uno menor.
No pregunte nada más y nos subimos a la moto.



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En el texto hay: drama, amor, suspenso

Editado: 30.11.2018

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