(no) Puede Ser Amor

Capítulo 5

Eran las diez de la mañana cuando Amy y Chloe estaban en un salón de clases desocupado ultimando los detalles para una exposición que tenían a la siguiente hora.

Amy no se había encontrado con su dolor de cabeza durante los últimos dos días.

Mientras Chloe instalaba el proyector de video para la presentación, ella estaba transcribiendo en su laptop un informe que tenía que entregar al mediodía.

Casualmente, Brad iba pasando cerca del salón y al ver a Amy se detuvo por un segundo. Ella se estaba levantando para salir. Entonces él comenzó a dar grandes zancadas para esconderse en otro salón vacío y así asegurarse de que Amy no lo viera.

Cuando la vio cruzar el pasillo, se adentró al salón de donde ella acababa de salir.

—Chloe, hola. ¿Qué haces aquí tan sola? —preguntó Brad.

—Hola Brad —dijo Chloe sorprendida de verlo—. No estoy sola, Amy está conmigo. Es solo que fue un momento al baño.

—Ah, ya. ¿Y… qué hacen?                                               

—Estamos preparándonos para una exposición.

Brad comenzó disimuladamente a ojear las cosas de Amy.

—¿Esta laptop es tuya? —preguntó él, aunque ya se imaginaba quien era la dueña.

—No, es de Amy. Está terminando un informe que tiene que entregar más tarde —aclaró Chloe.

—Pensé que Amy era de las que no dejaba las tareas para última hora.

—Y lo es. Pero ahora se le está haciendo un poco complicado porque trabaja de noche.

«¿De estríper? Sí, ajá», se burló Brad en su mente.

—Ahm… ¿Y en qué está trabajando? —continuó indagando.

—En las tardes está en una tienda de modas y después de las seis trabaja de camarera en un restaurant —contó Chloe, mientras conectaba algunos cables a la laptop que estaba en el escritorio—. Llega demasiado cansada a su casa y ya tú te imaginarás, no le queda mucho tiempo para terminar las tareas.

—Wao… Es una chica muy ocupada —dijo él, arqueando las cejas.

—Sí. —Chloe se quedó callada por un momento—. Eh… estás muy interesado en ella… ¿cierto?

—Mmm… pues sí. Me parece una chica muy… —Bradley estaba tratando de hallar un halago para Amy—… interesante.

—Ella a veces puede ser muy odiosa… pero es una gran chica. Si en verdad quieres algo serio con ella, tienes que ser muy paciente.

—Ah… lo estoy intentando.

—¿Y… ya tu asunto con Sharon se terminó definitivamente?

—Uh… por supuesto. Si lo dices por lo que pasó la otra vez en el cafetín… eso… fue una estupidez. Ya yo pasé esa página.

—Ah, bien.

Bradley rodó los ojos.

—¿Te pudo ayudar en algo?

—Mmm… me hace falta un cable. ¿Podrías quedarte un momento a cuidar nuestras cosas mientras voy por él? —pidió Chloe.

—Por supuesto.

—Gracias.

Chloe salió del salón.

Brad miraba de un lado a otro sin saber qué hacer. Después le dio por curiosear la laptop de Amy.

La ventana del documento que ella estaba terminando se encontraba abierta. En ese momento llegó la tentación, el momento de la venganza. Solo bastaban algunos click para consumarla.

Bradley se lo pensó por un momento. Luego tomó la decisión. Cerró el documento sin guardar cambios. Eliminar, ¿Está seguro de que desea eliminar “Informe3 Amy”? preguntó el computador, a lo que Brad respondió que sí. Luego se aseguró de desaparecer el documento de la papelera de reciclajes.

Se separó de la laptop, después sacó su nuevo celular para distraerse y así no generar sospechas.

—Aquí estoy de nuevo —anunció Chloe un momento después.

—Ahm… espero que salgan muy bien en su exposición. Yo… ya me voy. —Brad se alejó poco a poco.

—De nuevo gracias por cuidar las cosas.

—De nada.

Él aceleró sus pasos y se marchó lo más lejos posible de ese salón.

Amy llegó unos minutos después y fue directamente hacia la portátil.

—Chloe, ¿tú cerraste el documento que tenía aquí?

—No amiga —respondió Chloe, quien estaba concentrada en la imagen proyectada en la pared.

—Es que no lo consigo acá. Estoy segura de que lo dejé abierto—. Amy estaba comenzando a preocuparse.

—Revisa bien. Puede ser que lo hayas guardado en alguna parte y no lo recuerdes.

Amy revisó en todas las posibles carpetas que podía estar, pero obviamente no aparecía.

—No está aquí. No se pudo haber borrado. ¿Estás segura de que no lo cerraste accidentalmente?

—Amy, no he tocado tu laptop. Aquí estábamos Brad y yo, y ninguno lo hizo.

Amy apartó lentamente la mirada de la pantalla; la ira incendiaba sus ojos. En ese momento comprendió lo que pasaba.




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