Amy agradeció al cielo la interrupción de Sharon porque eso hizo que Brad alejara sus manos de ella y prestara atención a la causante de todos sus problemas.
—No hagas una estupidez Sharon. No lo hagas —murmuró Brad al verla aparecerse en el jardín, dispuesta a todo. Parecía una demente con el cabello todo despeinado.
Pero su grupo de amigas no se quedaban atrás. Ellas también lucían tan deplorables como su exnovia.
—No puedes hacer nada. Ya se casó —le dijo Daniel a Sharon mientras la sujetaba por la cintura intentando hacerla entrar en razón.
—Él no se pudo haber casado con ella porque él es mío.
—Deja de avergonzarte más. Mejor sal de aquí —intentó convencerla Daniel.
—¡Te atreviste a casarte cuando te pedí que no lo hicieras! —comenzó a gritar de nuevo Sharon mientras veía que Brad continuaba al lado de Amy junto al altar—. ¡Escúchenme todos! Esos dos que ustedes ven allí…—Señalaba con el dedo a los recién casados— los hicieron testigos de una mentira, de una farsa. Montaron todo este parapeto de matrimonio haciéndoles creer que se aman cuando en realidad a quien ese hombre ama es a mí. Él quiere vengarse porque piensa que lo engañé y se alió con esa para que lo apoyara en su juego. Muchos de ustedes saben que Brad y yo fuimos novios por dos años. ¿No les parece extraño que de pronto salga con la noticia de que se casa con una chica que conoce desde hace dos meses? ¿No se lo han preguntado?
Austin dejó su lugar para ayudar a Daniel con la fierecilla.
Amy inclinó la barbilla hacia abajo curvando los hombros, trabajando por ocultar la culpa y la vergüenza que empezaban a aparecer. Se sujetó del brazo de Brad aferrándose a él.
—Dios, Brad. Nos acaba de descubrir delante de todos —dijo Amy en voz muy baja para que solo Brad pudiera oírla.
—No te delates. Es su palabra contra la nuestra. Si sigues actuando así le estarás dando la razón —dijo él con voz baja y tranquila.
—Pero ella tiene razón.
—Sí. Pero no todo el mundo tiene que saberlo.
Daniel con ayuda de Austin, arrastró a Sharon a un lugar donde los invitados no pudieran verla ni escucharla.
—Tenemos que decir la verdad —insistió Amy.
—Eso no.
—¿Qué haremos entonces?
—Comenzaré por sacar a Sharon de aquí.
Brad se alejó de Amy avanzando con paso decidido para llegar hasta donde estaba Sharon, pero su intención se vio frustrada cuando su papá lo tomó con fuerza por el brazo para detenerlo.
—¿Para dónde crees que vas?
—Voy a hablar con Sharon.
—¿Y qué? ¿Dejarás a tu esposa aquí sola?
—Es que no puedo dejar que…
—Yo hablo con esa joven. No te preocupes. Le pediré que me explique muchas cosas.
—Papá soy yo quien debe…
—Tu deber es al lado de tu esposa. Así que te quedas con ella —lo interrumpió de nuevo Dominique, pero esta vez con un tono más brusco. Luego se marchó rápidamente hacia el interior de la casa.
Cuando se alejó lo suficiente, Amy se acercó a Brad.
—¿Qué piensas? ¿Crees que le vaya a creer?
—Puede que sí, puede que no. No lo sé —contestó Brad, tenso.
Unos segundos después se vieron abrumados por abrazos y felicitaciones por parte de los invitados.
Cuando lograron escabullirse, llegó Chloe atrayéndolos por un abrazo.
—Qué triste que Sharon les haya arruinado el momento. Esa chica tiene que estar muy mal para haber inventado todo eso frente a estas personas.
Chloe observó que la única que le estaba prestando atención era Amy, pues Brad tenía una expresión inquietantemente ausente en la cara y no dejaba de mirar hacia atrás a cada segundo como si estuviera preocupado por la llegada de un desastroso huracán al jardín.
—Él se ve afectado —musitó Chloe señalando disimuladamente a Brad.
—Lo está —dijo Amy después de mirarlo cautelosamente por un segundo y mostrándose algo temerosa como si estuviera intentando no cortar el cable equivocado que lo haría explotar.
—Y por fin no me dijiste por qué tu mamá no vino.
—No se sintió muy bien hoy.
—¿No estaba de viaje? —intervino quien se suponía se encontraba ajeno a la conversación.
—¿De viaje? —inquirió Chloe.
Ahora los dos miraban a Amy en espera de una respuesta.
—Ella…no. No estaba de viaje. Solo se sintió un poco enferma y no pudo venir.
—¿Pero está bien?
—Sí, ella está bien —contestó Amy, después de ver el rostro preocupado de Chloe.
—Llevo días sin verla. Esta semana le haré una visita.
Amy sonrió.
—Puedes ir cuando quieras.
—Bueno. Los dejaré saludar al resto de los invitados —Chloe se alejó luego de besarla en la mejilla.