No puedo dejar de pensar en Ti

Capítulo Sesenta y Dos

—Entonces, ¿su graduación es la otra semana? —indaga muy normal Justin.

Lo miro indignada con mi corazón a punto de escaparse por mi boca y mi respiración agitada a juego, mi frente cubierta por el sudor es una gran señal de que, entre ambos, él tiene mejor rendimiento físico que yo. Bueno, ¿quién me obligó a esta ridícula competencia de baile contra el chico que sabe moverse muy bien sacando perfect en cada movimiento que da?

Yo.

Su puntaje está por sobre el mío en todo el sentido de la palabra.

—Sí. —responde Logan desde la cocina, el delicioso aroma de su comida llegando a mis fosas nasales combatiendo contra mi cordura.

¿Quién me obligó a bailar diez canciones con el pelinegro y dejando ambos de última Rasputín sabiendo lo difícil que es?

Yo ×2

Pero claro, ambos centrados en nuestra competencia imaginaria, sobre todo después de conocer cuan competitivo es el chico pateando el trasero de todos en la habitación y dejándome ganar para realizar una emocionante final entre ambos, obviamente yo a punto de perder como es de esperar.

—¿Irán al baile de graduación? —cuestiona la señora Jefferson ayudando a Logan.

—No, ninguno. —responde esta vez Roel, también en la cocina, solo que él siendo la sombra de Logan.

—¿Me alcanzas la sal amor? —casi quiero girarme para ver a Roel correr por la cocina para darle lo que necesita al chico.

—No recordaba que tan larga era esa canción. —comenta Jay en el sofá, su cabeza apoyada en la pierna de Mateo y él apoyando su cabeza en el hombro de Jake.

Mi sonoro quejido se escapa de mis labios cuando la parte de los saltos llega haciendo que me rinda cayendo sentada en el suelo sin tener más aliento para competir contra el pelinegro, sus ojos me miran un segundo con el largo cabello húmedo cayendo sobre ellos para continuar con los pasos finales del baile. Escucho la risa del señor Jefferson que juega ajedrez con Andrew en la mesa del comedor

—¡Gané! —grita alzando sus brazos en señal de victoria al terminar la canción.

Me acuesto en el suelo cerrando los ojos escuchando los aplausos desganados de las personas a nuestro alrededor, su emoción se encuentra a un nivel bajo después de tratar de pelear el primer lugar con el pelinegro. Justin se deja caer a mi lado, mi mano se estira apartando los mechones largos que caen en su rostro y lo acaricio escuchando el suave sonido de felicidad que emite.

Tan solo bastaron poco menos de cinco días luego de la inauguración del restaurante para ganar confianza con los chicos, en especial con Jake y Justin, ambos con la misma edad que comparto con Mateo, los siguientes en la lista son Logan y Roel, continuando con Jay y por último Andrew. Acomodados en el nivel de complicidad que compartimos al momento de bromear o al jugar cartas por las noches en el patio de los Jefferson. Los días se escurrieron de mis dedos, primero pasó una semana, luego dos y en un pestañeo fueron cinco con la graduación para el viernes de esta semana que viene. El año escolar simplemente desapareció sin esperar a nadie y agradezco eternamente haber sobrevivido a todos los exámenes para poder recibir mi título con toda la generación.

—Jaque mate. —sonrío divertida cuando la grave voz de Andrew corta el silencio y el señor Jefferson se queja audiblemente.

Mis dedos ahora se mueven perezosamente en el cuero cabelludo del chico tratando de mantener la conciencia hasta la hora del café, pero para eso faltan cerca de dos horas o más. Dormir ahora parece ser la mejor opción.

—Justin, mira como dejaste a los niños, casi tenemos que comprarles un tanque de oxígeno. —se queja la mamá de Mateo y escucho sus pasos apresurados llegar—. Oh, se durmieron.

Alejo la mano de Justin cuando él se levanta riendo, se excusa anunciado que llevará a Jake a la cama para que Jay pueda dormir con mayor comodidad en el sofá y me acurruco sobre mi propio costado dispuesta a dormir en el suelo de la casa de Mateo, pero un par de manos me toman delicadamente en brazos y una pequeña sonrisa se abre paso en mis labios cuando percibo el perfume de Moni.

—Iremos a dormir. —anuncia y lo siento subir lentamente las escaleras.

—La puerta abierta Jefferson. —sentencia su madre y se escucha una advertencia también de su padre.

Me acurruco contra su pecho cuando retoma el camino hacia su habitación. Los señores Jefferson ni mis padres se enteraron del escándalo de Logan en la azotea, el chico calmo sus nervios cuando Roel acuno su rostro explicándole con calma que Mateo y yo habíamos entendido su preocupación, luego de eso regresamos al primer piso continuando todo con normalidad.

Mi cuerpo es dejado suavemente sobre las cómodas sábanas de la cama de Mateo, mi acomodo mejor dando un vistazo al gran colchón inflado en el suelo donde Jake duerme abrazando a Tete. Las manos de Moni me toman de la cintura atrayéndome a su cuerpo, me encojo contra su cuerpo disfrutando de este momento y en poco tiempo cayendo rendida en sus brazos. Sin ser capaz de borrar la pequeña sonrisa en mis labios con solo pensar que estoy durmiendo entre sus brazos, sintiendo el suave golpe de su corazón que va al mismo ritmo que el mío y su respiración chocando contra mi cabello.



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En el texto hay: jovenes, amor, amor novela juvenil

Editado: 14.01.2022

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