CAPITULO 07
Es viernes y estoy de camino a la escuela, más temprano de lo normal, pienso hacerle una pequeñísima sorpresa a la loca que tengo como conquista. A nadie le había hecho estas cursilerías, pero me gusta que ella sea la primera de varias cosas que no estoy acostumbrado a hacer por otros y también me gustaría ser el primero en muchas cosas de ella, confirmando lo que siempre digo, que ella es mía.
Voy directo a su casillero, lo abro y coloco la pequeña caja después la cierro pegando pequeños globos, dijo que le gustaban aun cuando no veía, así que decidí colocar unos cuantos como decoración.
Ahora me encuentro en la entrada esperando por ella y la veo bajar del auto de su padre con su mochila en los hombros, sus gafas oscuras de siempre y su bastón lo extiende para comenzar a caminar, cuando esta por pasar a mi lado decido hablar.
–Llegas tarde
–AAAHHH –se asusta –maldición, Zac, casi me da un infarto
Yo suelto una carcajada enorme por el cómo se asustó.
–No es gracioso –se molesta y me golpea con su bastón
–Si lo es
–¿Qué haces aquí tan temprano?
No le digo nada, me acerco a ella, le quito las gafas observando de nuevo sus globos oculares sin color, elevo un poco su rostro y me inclino para besarla de una manera más tierna a como se los he dado con anterioridad.
–Feliz cumpleaños, chica nueva –le digo cuando me separo de sus labios
Me extiende su mano y yo frunzo el ceño
–¿Y mi regalo? –abre y cierra la mano
–Ni un gracias ni nada, –suspiro –¿Por qué no me extraña?
–Si no tienes nada para mi hoy, espero que mañana si y quiero unos audífonos nuevos para mi reproductor de música que los que tengo ya no funcionan
Y hasta ahora lo dice, tuvo estas dos semana desde que llego para decirlo como dato curioso, pero no, la señorita suelta más tonterías que cosas útiles para un futuro; en fin, espero le guste el regalo y si no, que se aguante, es lo que hay.
–Mejor entremos, hoy llegaste tarde
–Nu-uh, tu llegaste muy temprano
–Si, pero llegas tarde, faltan como tres minutos para entrar a clases
–Ay, tres minutitos
–Tres minutos son tres minutos
Tomo su mano y caminamos hacia su casillero.
–¿Hoy no me ayudas?
–¿A que? –me hago el desentendido
–Con mi mochila y mis libros
–Mmmm, nah
–Demasiado lindo para ser verdad –me dice suspirando
Tantea los casilleros hasta llegar al suyo donde viene su número en braille, baja un poco su mano para abrirlo, pero se topa con los pequeños globos.
–Zac, ¿Qué estoy tocando?
–Un perro –digo sarcástico –globos Abbey, obvio
–Idiota, recuerda que soy ciega, me tienes que confirmar
–Ah, cierto –me rio
Logra abrir el casillero y cuando trata de hacer espacio para sus libros se topa con la caja que había dejado ahí, hasta arriba está escrito en braille Para la ciega más hermosa que pude conocer, en cuento desliza los dedos por la frase se ríe y le salen unas cuantas lagrimas supongo que por la sorpresa.
Abre la caja y toma con sus dedos dos esclavas plateadas donde están grabas las palabras me gustas mucho, igual en braille.
–Zac –dice feliz –te quiero mucho
Me abraza con tanta fuerza y yo le respondo colocando mis manos en su cintura, besando su frente.
–De nuevo, feliz cumpleaños, bonita
–Gracias
–Al fin
–Oh cállate, ayúdame a colocármela y supongo que la otra es para ti
–Es correcto –me rio
Le coloco la suya y cuando acabo me pongo la mía, ambas en la muñeca izquierda.
–Me encantó mi regalo
–Pero pedias unos audífonos
–Bueno, puede ser un segundo regalo