No sé cómo explicarlo

014| Nadie puede ser tan amable.

Alma tiene tiempo disponible y yo también, entonces nos reunimos a comer como en viejos tiempos. Por primera vez en años, ella ha decidido tomarse un descanso y agradezco que pase ese pequeño tiempo conmigo.

Nos encontramos en un restaurante coreano, ella llega antes que yo, porque se me ha hecho un poco tarde por pasar la mañana con Aleksis. La veo desde la distancia beber agua y jugar con sus dedos mientras espera y odio hacerla esperar, así como odio decirle el motivo.

Sé que Alma no soporta a Aleksis ni a Alexis, o no soporta la idea de que hable con alguno de los dos y piense en alguno de los dos todo el tiempo, y yo la entiendo. No debe ser sencillo escuchar a tu amiga hablar de esas banalidades en tu único tiempo libre. Incluso a mí me frustra.

Me detengo frente a ella y sonrió dejando mi bolso en una silla junto a mí. Ella también me sonríe enderezando su espalda y saludándome. No menciono nada sobre Aleksis, simplemente digo que algo se atravesó en el camino. Una sutil mentira que ella no cree, en su lugar me mira lanzando una carcajada.

—Mientes —acusa.

—No, es real… yo, había tráfico.

—Viniste caminando, Mara —sonríe. Ella tiene razón. —Seguro vienes de ver a tu novio que no me has presentado. Seguro todo el mundo lo conoce menos yo, quiero ver cuan idiota es.

Otra vez tiene razón.

Sonrío sintiendo que los colores suben a mi rostro. Ni siquiera se lo he presentado, he hablado ligeramente de él, pero ella suele cambiar la conversación cuando hablo de alguno de los dos.

—No es idiota —defiendo agradeciendo a la persona que ha traído la comida, quien se retira—. Y aún no somos nada… creo —Me encojo de hombros—, es cierto que a veces salimos y cogemos… pero no significa nada… creo, ¿tú que dices?

—¿Qué que digo? —repite y se detiene a pensar por unos segundos, después me voltea a ver fijamente—. Pienso que te está utilizando.

Lanzo una carcajada en voz baja.

—¿Utilizando? ¿Cómo?

—Piénsalo… honestamente no creo que se haya enamorado de ti desde el primer minuto que te vio —sonríe—. Todo ha sido muy rápido, quiero decir… ¿no crees que solo te quiere de forma sexual? —Se detiene a mirar mi rostro serio—. Dices que viaja mucho, ¿qué te hace pensar que no hace eso en cada ciudad diferente? Enamora a una pobre ilusa que cree que la quiere, pero solo es para tener sexo.

—¡Alma!

—No es malo, esta bien, pero recuerda cuidarte, por embarazos y enfermedades de transmisión sexual.

—Por supuesto que sí. Siempre.

Y entonces comprendo mejor sus palabras, aunque obviamente me niego a creer que son reales… o no del todo, después de todo nuestro vínculo es más sexual que afectivo —o así lo veo y es por esa razón que creo que él también—. Probablemente Alma tenga razón y no soy más que un entretenimiento sexual que dejará una vez se vaya de la ciudad, ¡todo es posible!

Por un momento me alegra no estar enamorada de él, al menos así no me decepcionaré si termina siendo realidad. Si fuera real pasaría a ser como los demás hombres con los que he salido una o dos noches; lo único diferente será que con él viví más aventuras.

Y se volvió importante en mi vida.

—Si fuera así —sonrío y me detengo a pensar—. Honestamente no me importaría, porque no te voy a mentir, lo he disfrutado mucho.

—No es que hayas disfrutado o no. El problema es que, si es real, no habrá sido honesto.

—No lo acusaremos falsamente —advierto—. Hare dos cosas. Una: lo llamare, y espero que este desocupado para que se reúna con nosotras y puedas conocerlo; dos: después le preguntaré si solo me ve: sexual o afectivo.

—Mara, nadie confiesa esas cosas solo porque sí.

Rio silenciosamente, es cierto, pero un instinto me dice que él no es así. Sé —y hablando desde el ego— que me ama, de no ser así, simplemente cogeríamos y no habría más contacto, ni viajes, ni siquiera sería tan atento y bueno como lo es conmigo, ni siquiera se preocuparía de que me sienta cómoda o pasearíamos por las ciudades o me etiquetaría en Instagram. No.

Envío un mensaje a Aleksis, donde él dice que está disponible y entonces le envió la ubicación. Dejo mi móvil en la mesa y miro a Alma sonriendo.

—Cuando lo conozcas veras que es la persona más atenta y amable y aquella idea no se te volverá a cruzar por la cabeza.

Pero a mí sí.

En el fondo siempre pensé que todas las personas con las que salía eran únicamente para sexo, no recuerdo a nadie con quien haya compartido un momento romántico o me haya sentido cómoda hasta ahora —quitando a Alexis, porque no salimos—, ni siquiera podía imaginarme saliendo con alguien que no fuera casual y solo como amante. En cierto modo ahora comprendo que con Aleksis no fue la excepción.

—¿Qué hay de ti? —pregunto mirándola atenta. Su cuerpo se paraliza, incluso parece nerviosa—. ¿Alguien acelera tu corazón en los últimos días?

No dice nada por unos segundos, simplemente baja la mirada y toma un poco de agua. Nunca me dice nada de sus relaciones, creo que prefiere guardárselas para ella. Ella quiere decirlo, pero su propia voz la limita a hablar demás.




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