‧̍̊·̊‧̥°̩̥˚̩̩̥͙ cuzia ˚̩̩̥͙°̩̥‧̥·̊‧̍̊
la mañana siguiente desperté con una sensación más agradable de la que tenía en mi casa, paz y tranquilidad. el cantar de las aves fueron las que me dieron los buenos días, primeramente, me frote el rosto para levantarme y vestirme de una falda oscura, una blusa de color celeste y unos zapatos negros de tacón bajo.
baje al comedor siendo saludada por las mujeres de servicio, eran más amables y principalmente no me veían con temor como en la casa de mi madre, me acerque viendo a Ariosto leyendo el periódico que al escuchar mis pasos lo dejo para verme sonriendo.
-buenos días cuzia
-buenos días ariosto_ me senté a su lado viendo el desayuno ya servido_ gracias
- ¿qué tal tu noche?
-maravillosa_ comí un bocado_ creo... que no había dormido bien desde hace tiempo
-me alegro mucho cuzia, no podía dejar que regresaras en ese estado a tu casa aún más por tu madre
-perdona por molestarte Ariosto
-descuida, sabes perfectamente que esta también es tu casa_ le sonreí_ discúlpame cuzia, pero tuve que decirle a tu abuelo que estabas aquí conmigo
- ¿mi abuelo? _dejo escapar un suspiro bajo_ ¿qué paso?
-tu madre le hablo con suma rabia diciendo demasiadas barbaridades
- ¿qué clase de barbaridades?
- que nosotros somos realmente amantes
- está loca_ me enoje, como se atreve a mentir de tal forma sobre todo con el gran cariño que siento por Ariosto, jamás podría verlo como un hombre y él siempre me respeto. para mi él es mi padre
-tu abuelo sabe perfectamente que eso es mentira, pero se quedó inquieto por ti. sabía que, si discutiste con tu madre saldrías de ahí, asique me hablo solamente para confirmar que estabas a salvo aquí conmigo
-algunas veces no entiendo a mi mamá Ariosto, realmente no sé qué clase de odio me tiene
-no tendría que hablar mal de tu madre ya que al final un día fue mi pareja
-pero seamos realistas Ariosto. mi mamá es demasiado especial de tratar
-sabes que_ acerco su mano tomando la mía_ desayunemos tranquilos y mejor me dices sobre tus clases de violín_ asentí, dejo mi mano para seguir desayunando. él sabe cómo hacerme olvidar de los problemas.
después de haber desayunado nos quedamos conversando o más bien diría debatiendo sobre las mejores sinfonías interpretadas por violín al final creo que quedamos empatados. más tarde su chofer me regreso a mi casa y solamente estaba preparándome mentalmente para los reclamos de mi madre que seguramente me recibirán en cuento atraviese esas puertas.
al haber llegado su chofer no se quedó más tiempo solamente en lo que entraba al jardín principal, camine hasta la entrada viendo todo el silencio y en paz. esto me era totalmente sospechoso, camine a la sala principal donde estaba santo sentado.
- ¿santo? ¿qué haces aquí?
-creo que me debes una disculpa
- ¿disculpa?
-sí, por haberme humillado ayer con ese imbécil
-tu fuiste quien me golpeo y mira cómo me dejaste_ señale mi mejilla herida
-y tu golpeaste mi dignidad. acaso no sabes quién soy
-me importa una mierda quien seas
-pero no dejare que esto pase de apercibido, asique cuzia. para que te pueda disculpar debes hincarte y pedírmelo
- ¡¿que?! _no evite reírme_ en serio que estas mal de la cabeza si crees que hare algo como eso
- tendrás que hacerlo_ me gire viendo a mi madre entrar junto a su amante quien me miraba con burla_ ahora cuzia, híncate
- no lo hare mamá, jamás me hincare ante un idiota como este
- bien amore, aiutala (amor, ayúdala) _vi que se acercó hacia mi antes de poder moverme me golpeo en el estómago sacándome el aire haciéndome caer debilitada, solamente abrazaba mi estomago tosiendo sintiendo como mis fuerzas de habían ido. Mire a mi mamá que se acercó tomándome del cabello con fuerza obligándome a ver a santo quien me miraba con una arrogante mirada_ discúlpate cuzia. Repite, santo perdóname por ser una completa estúpida, tú eres el único a quien amo, no lo volveré a hacer y aceptare tus castigos porque te amo
- estas… loca…
- ¡repítelo! _hizo mas apretado su agarre en mis cabellos, sino lo decía seria capaz de arrancarme una gran parte de mi cabello por la fuerza que ponía, me estaba doliendo demasiado
- santo perdóname… por ser una completa estúpida_ habla con dificultad_ tu eres el único a quien… amo… no lo volveré a hacer y… aceptare tus castigos… porque te amo…
- bien hecho hija_ me soltó dejando que cayera al suelo tocando mi cabeza sintiendo como punzaba_ espero que con esto no haya más problemas santo
- descuide señora, todo esta bien ahora entre nosotros. Nos vemos después mi amor_ paso a mi lado solamente pude verlo alejarse sintiendo un gran odio no solamente contra sino también contra mi madre
- ahora levántate cuzia, y… ¡cuzia! _me levanté aun sintiéndome débil del golpe para salir corriendo a mi habitación y encerrarme en esta, era demasiada la rabia que sentía que comencé a lanzar todo de mi habitación.
Los jarrones hacían un gran estruendo al estrellarse contra las paredes o al caer al suelo de igual forma que todas las figurillas de porcelana o cristal, los cuadros los rasgaba, las sillas tiradas a igual que las cobijas de mi cama desordenadas, solamente pude caer al suelo agotada de la adrenalina que tenía me recargué en la cama deshecha abrazando mis piernas sintiéndome totalmente inútil en no poder hacer nada ante los abusos de mi madre por solamente estar bajo su dominio en esta casa.
Editado: 07.06.2024