El tiempo parecía alargarse cada vez que el maestro abría la boca para explicarles a sus estudiantes el sistema estructural de las tuberías. Cualquier persona que entrara al salón se daría cuenta que la gran mayoría de los estudiantes ya habían dado por muerta aquella materia.
El profesor Coleman es conocido por ser estricto a niveles casi ridículos, cuenta la leyenda que una vez por semestre, solo un estudiante logra acreditar su clase. Y todos dentro de aquel salón sabían quién sería la única afortunada, Julie Faivre, la estudiante modelo.
Antes de matar de aburrimiento a sus estudiantes, Coleman azotó su borrador contra el pizarrón llamando la atención de todos y despertando a uno que otro— Escuchen todos —dijo Coleman aclarando su garganta y arreglando el nudo de su corbata, como si eso fuera hacer que le prestaran más atención— El proyecto final será una maqueta del edificio a escala que les mandé la semana pasada, pongan empeño a su maqueta si quieren acreditar —en cada esquina del salón se escucharon suspiros cansados de aquellos que seguían teniendo esperanzas de pasar.
La manecilla del reloj marcó las 12 y todos salieron corriendo del lugar, sólo una persona salió tranquila sin nada que temer, esa materia ya la había acreditado y lo sabía.
Julie paseaba por los pasillos de la universidad tranquila, contrastando bastante con sus demás compañeros que llevaban por semanas bolsas bajo los ojos y más de uno parecía pronto a colapsar. Ella sacó su celular para anotar en su agenda la maqueta que estaba próxima a hacer.
Indiferente de la gente que pasaba a su lado, alcanzó a escuchar un grito que sobresalió del resto de conversaciones.
—¡Julie, cuidado! —alzó la vista para ver quién era la persona que gritaba y sólo pudo ver por un instante una célula gigante chocando contra su cara y haciéndole perder el equilibrio para terminar cayendo al piso.
Al abrir sus ojos, su primera reacción fue mirar a su alrededor, sólo pudo ver un montón de palillos esparcidos por el suelo y una maqueta de una célula partida a la mitad.
Julie trató de levantarse sintiendo una punzada en su codo izquierdo, trató de ver al dueño de la maqueta pero este ya estaba de pie frente a ella.
—¿¡Acaso no ves por dónde caminas!? —le gritó furioso el chico frente a ella— Solo mira —dice señalando la maqueta en el suelo— ¡La mitad de mi calificación y tú la has arruinado!
—Perdóname, no estaba prestando atención y...
—¡Cállate!— dijo el muchacho mientras empezaba a levantar a pedazos la maqueta y tirándola a un bote de basura.
—Puedo ayudarte a repararla —dijo Julie intentando calmar al chico que lanzaba con furia cada parte de la célula.
—¿Reparar? —dijo el chico deteniéndose y volteando a ver a Julie frunciendo su ceño y con sus puños cerrados, agarró del brazo a Julie y la arrodilló frente a él.— ¿Acaso estas ciega? ¡Esto es inservible gracias a ti!
—Puedo hacer otra para ti, soy buena haciendo maquetas, yo lo pagaré todo —Julie estaba temblando, jamás alguien le había gritado de esa manera.
—¡No necesito que un imbécil como tú pague nada! —espetó el chico con furia.
Julie tenía los ojos cristalizados y un nudo se formó en su garganta haciendo que su voz se volviera débil y entrecortada— Y-yo, yo... —las palabras no salían y el chico frente a ella no parecía querer escucharla, de nada servía que ella estuviera agachada y el chico fuera realmente alto.
Una mano se posó sobre el hombro de Julie, calmandola y ayudándola a levantarse.
—¡Oye, ella ya pidió disculpas! —dijo Chad, un amigo del club de arte de Julie, un chico de cabellos rizados y anaranjados lleno de pecas y un semblante amistoso— No seas tan duro con ella.
—¿Tienes idea de cuánto me tomó hacer esa estúpida maqueta? —dijo el chico entre dientes y las venas de su rostro empezaban a saltarle de la cara, gritando de aquella forma el chico se veía aterrador, pero por un instante la mente de Julie pudo notar que independientemente de eso el chico era realmente atractivo, sin embargo, ese pensamiento se esfumó cuando escucho como este le gritaba nuevamente— ¡Toda la puta semana! Y ahora desacreditare por culpa de este imbécil —gritó señalando a Julie.
—¡Oye no le hables así! Su nombre es Julie —dijo Chad enfadado.
—¡Oh! Perdone su majestad Julie— dijo el chico claramente sarcástico.
Julie agarró a Chad del brazo para calmarlo— Esta bien, fue mi culpa por no poner atención —dijo más calmada más sin embargo seguía algo temerosa.
—Claro que fue tu culpa— dijo el chico dándole la razón.
—Yo puedo rehacer tu maqueta, la tendré lista para cuando la tengas que entregar, lo juro —dijo Julie en tono de súplica— Por favor, quiero ayudarte —podría parecer tonta, pero Julie sentía que debía enmendar su error o ese chico acabaría con ella en un segundo.
—No puedes, tengo que entregarla en 5 horas —la voz del chico sonaba más calmada, indicando que ya había aceptado la pérdida de su calificación.
—¡Puedo tenerla hecha para ese entonces!
—Es imposible —dijo riendo amargamente.
—Es enserio, sólo dime donde debo llevarla —Julie sacó su celular y abrió su bloc de notas esperando a que el chico le dijera lo que le pedía.