Teniendo su cabeza recostada sobre el escritorio, Huening Kai observaba el perfil de su mejor amigo, quien miraba atentamente su cámara sin siquiera pestañear. Suspiró, queriendo llamar su atención, pero el muchachito estaba tan absorto en su propio mundo que ni siquiera sus quejas disimuladas parecían ser suficientes para traerlo de regreso.
- ¿Deberíamos adoptar más perros luego de casarnos? - Y ese comentario fue suficiente para que el castañito girara a verle, su expresión claramente confusa.
- ¿Hyuka? ¿Te sientes enfermo? ¿Me estás proponiendo formar una familia junto a ti? - La sonrisa del menor estaba llena de sarcasmo.
- ¿Te hago esa clase de comentarios y me prestas atención, hyung?
- Lo siento, Hyuka, es tan sólo que... Yeonjun no me ha escrito nada este día.
- ¿Y por qué no le escribes tú? ¿Sabes lo que es tomar la iniciativa?
- Es que yo... él dijo que debía estudiar, entonces... - Presionó sus labios. - No lo quiero molestar.
- Pero hay algo que te está preocupando. - El mayor sonrió con pena, recargándose contra su silla mientras giraba hacia la ventana.
- Mi hermano, él... él ha dicho que tendría una cita con una chica de su clase este sábado. - La expresión de Huening Kai mostró confusión al instante, sintiéndose agradecido de que su mejor amigo no lo estuviese viendo en ese momento. - Yeonjun... no quiero que se entere.
Kai Kamal Huening giró hacia el pizarrón, sin saber qué decir. Por más que quería aconsejar a su amigo, la verdad era que de tan sólo escuchar eso su mente había colapsado. ¿De verdad Soobin comenzaría a salir con otra persona? Ciertamente, había pasado un año desde su ruptura, los dos tenían derecho a rehacer su vida. ¿Pero qué tanto se estaba engañando el mayor para salir con una mujer siendo que estas jamás habían sido de su interés? No quería creerlo, pero sabía que el pelimorado estaba llegando a esos extremos sólo para complacer a su madre y eso le desagradaba.
¿Cuántas cosas más estaba dispuesto a sacrificar?
¿Cuánto tiempo más seguiría sintiendo esa presión asfixiante en el pecho cada vez que recordaba a su ex novio? Él lo había dejado, de una de las maneras más deplorables del mundo, pero aún así sus sentimientos seguían tan intactos como el día en que notó que se había enamorado de él.
Era tan desalentador no saber cómo renunciar a ello...
- ¿Hyuka?
- Yeonjun es... un chico grande, tendrá que comprender que las cosas no siempre se dan como queremos. - Se limitó a murmurar, bajando la mirada hacia su cuaderno.
- Eso no evita que sienta dolor.
- Por supuesto que no, tonto, nadie en este mundo está exento del dolor. - Se giró a ver al chico de ojos brillantes. - Pero te lo dije una vez, ¿no? Yeonjun ni siquiera debió de construir caatillos en el aire junto a tu hermano, no cuando ni siquiera sabia si este estaba dispuesto a salir con un chico. - Beomgyu agachó la cabeza, demasiado triste. - ¿Por qué no intentas ser positivo? - Dijo, sólo con intención de animarle. - Si Choi sale con el corazón roto, tú sólo debes esperar en el lugar adecuado y ya, todos caen ante los héroes.
- Yo... no creo que sea tan fácil como eso. - Miró sus manos. - No quiero ser un clavo, Hyuka.
La mirada de Huening Kai se empañó con tristeza, comprendiendo perfectamente su sentir. Después de todo, ¿a quién podía gustarle tal lugar? El sólo haber hecho ese comentario era algo que lo hacía sentir culpable, pues Beomgyu bajo ningún concepto se merecía ser considerado un plato de segunda mesa, un premio de consuelo.
El chico de tez pálida extendió su mano hacia él, acariciando sus cabellos, y Beomgyu se dejó mimar un rato mientras reposaba su cabeza contra el escritorio.
- Está bien, Beomgyu. - Lo escuchó murmurar en voz baja. - Incluso si no puedes evitarle el dolor a alguien que amas, al menos puedes hacerle saber que estás a su lado, y debes de saber cuan significativo es eso..
Sí, ojalá su compañía fuese suficiente.
Ojalá que el bondadoso corazón de Choi Yeonjun no resultara completamente roto.
***
Yeonjun observaba a Soobin atentamente mientras este hacía una presentación con diapositivas sobre diversos temas de interés para el estudiantado. Como miles de veces antes, agradecía que su compañera Lia fuera quien tomara apuntes de todo, porque él estaba demasiado absorto en la imagen frente a él.
Le adoraba.
Su uniforme siempre pulcro, su cabello morado ordenado, sus hombros anchos que lo hacían ver tan varonil, el tono de voz que usaba para presentarse y la manera en que sus manos se movían para dar énfasis a ciertas frases, sólo denotaban, como siempre, lo perfecto que era. Desde el primer día en que lo vio, de pie frente a todos los estudiantes de primer año para darles una agradable bienvenida, había quedado completamente flechado en cómo su cálida presencia hacía que todas las miradas se posaran en él. Yeonjun se preguntó seriamente en ese entonces cómo sería ser admirado de aquella manera por una multitud. Pues él, demasiado disparatado desde siempre, jamás obtendría miradas como esas.
La reunión acabó finalmente, provocando que todos los presentes se levantaran para comenzar a guardar sus pertenencias y marcharse. Yeonjun sacó su celular de su bolsillo, dispuesto a enviarle un mensaje a su mejor amigo, no obstante, justo cuando se disponía a despedirse del resto de sus compañeros aún presentes, una imagen hizo que el teléfono resbalara de sus manos estrellándose contra el piso, pero el resto estaba demasiado absorto en cierto par como para hacer caso de ello.
- Soobin. - Yeji, quien repentinamente había abrazado al presidente por detrás, lo llamó con una voz bastante dulce. - Has estado ocupado todo el día y ni siquiera me has contestado lo que te pregunté ayer. - Le recriminó, formando un adorable puchero con su labio inferior.