Capítulo 42

Huening Kai sostuvo su lápiz con fuerza en cuanto escuchó a Beomgyu suspirar frente a él. Dos horas habían pasado y el menor estaba seguro de que aquel chico había suspirado un mínimo de 50 veces. Exactamente, ¿cuál era su problema?

- Beomgyu. - Lo llamó en voz baja y un poco tosca al escucharlo suspirar una vez más. - ¿Vas a guardar silencio?

- Pero no he hablado, Hyuka. - Su voz, similar a la de un niño caprichoso, provocó que Huening cerrara su libro de biología mientras le dirigía una mirada atenta.

- ¿Hay algo que no entiendas? - El mayor miraba fijamente su libro de matemáticas.

- ¿Francamente? Creo que todo. ¿Para qué sirve la trigonometría, Hyuka? ¿En qué momento de mi vida cotidiana usaré las identidades?

- Bien, quizás si estudiaras ingeniería... - Comenzó a decir, recibiendo una mirada escéptica de su compañero. - Tienes razón, ¿para qué ocuparíamos trigonometría? Anda, guarda tu libro, te invito a mi casa.

- ¡¿En serio?! - El castaño recibió una mirada amenazadora de la bibliotecaria al levantar la voz y no tardó en encogerse en su asiento. - ¿Qué haremos en tu casa, Hyuka? ¿Podemos pedir comida? - Guardó el libro y sus lápices rápidamente en su mochila, levantándose para seguir a Huening Kai que ya se había levantado.

- Sí, claro, y después vamos a estudiar. - La sonrisa de Beomgyu se desvaneció al instante.

- ¿Tenemos que hacerlo?

- Seré tu profesor.

- Eso no suena mejor. ¿De verdad tenemos que hacerlo? - Sus ojos oscuros estaban llenos de pánico mientras ambos salían del lugar. 

- ¿Quieres reprobar?

- No nací para las letras, Hyuka. - Lloriqueó.

- Son números, tienes que hacer cálculos, ¡son matemáticas, Beomgyu!

- ¡Y hay letras ahí! - Sus manos se aferraron al brazo de su mejor amigo, pidiendo un poco de compasión. - Hyuka...

- ¿Has pensado en la posibilidad de retrasarte un año por reprobar? - El mayor se quedó en silencio. - ¿Quieres que pase a segundo año yo solo? ¿Quieres quedarte solo junto a los de nuevo ingreso?

- No...

- Bien, entonces te ayudaré a estudiar. - Beomgyu hacía un puchero mientras miraba el piso. Huening Kai suspiró pesadamente mientras tomaba su brazo para guiarlo. - Pronto serán las fiestas, tendrás todo el tiempo libre del mundo entonces.

- No me gustan las fiestas. La empresa de papá organiza sus propias fiestas y mamá nos obliga a usar traje e ir a codearnos con esos extraños. - El rubio le miró con empatía. - Al menos, ¿podemos darnos un pequeño descanso?

- ¿Qué quieres hacer?

- ¡Pasemos a ver a la abuela Lee y al abuelo Kim! Sólo será un momento, ¿sí? - Prometió.

Huening Kai sabía que probablemente su amigo haría todo lo posible para quedarse más del tiempo necesario junto a los ancianos, no obstante, sus ojitos eran tan brillantes y desprendían tanta dulzura que terminó asintiendo antes de intoxicarse con sólo verlo. 

- Yeonjun... - El menor, que se encontraba sumido pensando en los temas de estudio que tenía que repasar a la fuerza con Beomgyu, supo que su tiempo se vería aún más reducido apenas escuchó ese nombre de los labios del mayor.

Porque sí, Kim Yeonjun estaba ahí, riendo mientras jugaba ajedrez con su abuelo, y Beomgyu parecía vomitar arcoíris y caminar sobre esponjosas nubes sólo por el hecho de verle. ¿De verdad ese imbécil no podía notar las miradas repugnantes y cariñosas del castañito?

- ¿Vas a saludarlo o qué? - Preguntó levemente irritado por el hecho de que aquel extraño chico se llevara toda la atención del mayor. ¿Acaso Kim Yeonjun no podía elegir otro día para visitar a su abuelo? Demasiados distractores tenía el atolondrado Beomgyu como para agregarlo a él también.

El castaño sonrió, pidiéndole comprensión, tomándolo del brazo de paso para obligarlo a acompañarlo también. El peliazul notó la presencia del castaño cuando su abuelo llamó su nombre en voz alta, sin embargo, aunque alzó su cabeza para recibirlo con una sonrisa, esta rápidamente se volvió una simple línea al percatarse de quién lo acompañaba. 

Kai Kamal Huening. 

- Ah, Beomgyu, trajiste a tu amigo. - El abuelo Kim miraba fascinado al pequeño de cabellos rubios y expresión un tanto amarga. - Eso es bueno, estaba esperando que volviera.

- ¿Estabas esperando que Huening Kai volviera? - Yeonjun miró ofendido a su abuelo. ¿Por qué este parecía darle más atención a cualquiera que no fuese su nieto?

- ¡Por supuesto que sí! Es un jugador muy bueno, ¿sabes? - La sonrisa llena de satisfacción de Huening Kai no tardó en aparecer. - Ve a jugar con Beomgyu por ahí, Yeonjun, necesito tener una revancha con este niño.

- No soy un niño. - Corrigió ofuscado. - Y, señor, tengo que irme pronto para estudiar junto a Beomgyu, así que no jugaré más de una partida con usted.

- ¡Eso es suficiente! - Sonrió, volteando a ver a su nieto. - Yeonjun, ¿qué haces todavía ahí? Muévete, hijo, tu amigo tiene que tomar asiento.

- No es mi amigo... - Murmuró a regañadientes, recibiendo una sonrisa burlona de parte de Kai Kamal Huening, quien no demoró en tomar su lugar.

Yeonjun se cruzó de brazos, mirando ofendido a su abuelo recibir cálidamente a ese chico con el que seguramente con suerte había cruzado palabras. Primero Soobin, después Beomgyu, luego uno de sus mejores amigos y ahora hasta su abuelo. ¿Cuántos más, Kai Kamal Huening?

Beomgyu, en cambio, buscó con la mirada a la abuela Lee, encontrándola sentada sola cerca del calefactor. Yeonjun rápidamente captó qué era lo que había llamado su atención y abandonó los pensamientos negativos sobre su ex compañero para centrarse en el muchachito junto a él. 

- Ven aquí, Gyu, vamos donde la abuela Lee. - Lo animó, tomando su mano como si de un pequeño niño se tratara. - Eso es mejor que estar con mi abuelo, ¿cierto? - Alzó la voz, esperando que este le escuchara, pero el anciano se limitó a hacerle una seña con la mano para que se marchara de una vez. - Ah, el dolor es real... - Murmuró dramáticamente, tirando de la mano de su amigo, quien ocultó una pequeña sonrisa pues Kim Yeonjun de la vida real era definitivamente el mismo chico exagerado de los mensajes.