Huening Kai salió de casa, respirando el frío del exterior mientras posaba su mirada en su hermana mayor que estaba sentada bajo la parte techada mientras fumaba un cigarrillo. Caminó hasta ella y tomó lugar frente a ella, llamando su atención. La joven dejó escapar el humo por su boca y sonrió cuando vio al menor, incluso si su imagen estaba lejos de lucir como lo habitual. Estaba segura de que la única vez que lo había visto así fue luego de su ruptura con Soobin y no podía dejar de encontrar irónica la situación.
- ¿Escapando de mamá? - Su voz fue burlona antes de volver a llevar el cigarrillo a sus labios.
- Ella habla mucho. - Su voz era ausente.
- Estás así desde que te llamó Beomgyu. ¿Estás seguro de que no quieres hablar sobre eso? - El rubio se encogió ligeramente de hombros, girándose a verle.
- No hay mucho que decir, él simplemente no me quiere ver.
- Papá dijo que ustedes eran como uña y mugre. - Rió levemente. - Y a pesar de que sólo lo he visto una vez junto a ti, no tengo duda de ello.
- Nosotros... lo somos. - Hizo una mueca con sus labios. - Es por eso que me es difícil, ¿sí? Es mi mejor amigo, la depresión está ganándole y yo... sólo estoy aquí porque él no quiere verme. Me da miedo imaginar que si lo fuerzo sólo empeoraré su situación, no quiero empujarlo a un extremo...
- ¿Por qué ese chico no está recibiendo tratamiento?
- ¿Es en serio? - La risa de Huening Kai fue amarga. - Conociendo a su familia, de seguro les aterraría que el resto descubriera que tienen un hijo depresivo y que tiene que asistir al psicólogo. Ellos son demasiado perfectos para eso.
- Una gran mierda, ya. - Miró fijamente a su hermano, frunciendo ligeramente el ceño. - ¿No te parece extraño?
- ¿Qué cosa?
- Soobin y Beomgyu. - Apagó el cigarrillo en su suela, divagando un poco antes de proseguir. - Es decir, por lo que me has contado, está claro que el trato que reciben es muy distinto. Pero, ¿era así también cuando niños? - Huening Kai la miró, sin saber hacia dónde iba esa conversación.
- ¿Eso es importante?
- Un poco, quizás. - Se encogió de hombros. - Intenta pensar un poco en ello. Comprendo que Soobin intente ser el chico perfecto ahora, ¿pero crees que haya sido igual en su infancia? Por donde lo veas, es un poco extraño. En ese sentido todos los niños son iguales, es decir, ellos están pensando en divertirse y no en la importancia de alzar su nombre, así que si Beomgyu y su hermano eran similares en ese aspecto, el trato que recibían también debía de serlo. Al menos, claro, que se trate de una cuestión personal contra él y eso sí sería escalofriante. Porque, ¿quién podría tener algo contra un niño? Es retorcido.
- Lea...
- Sólo sé que algo no me calza en la historia de esos chicos. - Suspiró, recostándose contra el respaldo de su asiento. - Hay demasiados vacíos. Por otro lado, cuando conocí a tu novio...
- Ex. - Corrigió de inmediato, un poco tosco.
- Ex. - Entornó los ojos. - Cuando conocí a Soobin, él no parecía la clase de persona que se avergonzaba de ser homosexual y... ¿me dices que de repente se sentía asqueado de sí mismo? ¿Quién tiene esa clase de giros de la noche a la mañana? No es posible que sus pensamientos sean algo de ahora, debe haber mucha más mierda detrás que pasaste por alto mientras estaban juntos. - El menor formó una mueca con los labios, agachando su cabeza mientras comenzaba a jugar nerviosamente con sus manos. - Lo siento.
- No, tienes razón. - Mordió su labio. - Tan sólo... yo... no sé cómo sentirme con todo esto. Luego de que Soobin me terminara, me sentí tan molesto por todo, que fui una mierda de persona con él y hasta ahora jamás me puse a pensar en sus razones para dejarme o el por qué de su cambio. Yo sólo estaba pensando "me hiciste una total mierda y quiero que sientas al menos un poco de mi dolor".
- Eso es... duro. - Musitó, mirándole fijamente. - No te conocía tan rencoroso, hermanito. - El de tez pálida gruñó con molestia. - Pero si te sirve de consuelo, tu reacción fue bastante humana, ¿sabes? Las personas son así, imprudentes y rencorosas.
- No me hace sentir mejor, gracias. - Su voz estaba llena de molestia y la mayor rió. - Como si todo fuera súper cómico. - Noona...
- Oh, estás siendo respetuoso, esto debe de ser serio.
- ¿Vas a callarte de una puta vez y dejarme hablar o no? - La mayor asintió con una sonrisa en los labios. - Todavía... todavía estoy enamorado de él, ¿sí? Y me gustaría decir que odio la manera en que me siento respecto a él, pero no es así. Porque sin importar los errores que ambos hemos cometido o que haya sido él quien me dejó a mí, estoy seguro de que no me equivoqué de persona. Soobin es grandioso, ¿sí? Sin importar su fachada ni sus decisiones que no concuerdan con las mías, él... sigue siendo grandioso. Y me enferma pensar que él la está pasando mal. Realmente siento que me asfixio cuando pienso en la hija de puta de su madre exigiendo más y más de él como si fuese un robot y no un ser humano. Me gustaría... me gustaría que supiera que él es genial sin importar lo que el resto cree de él. Ellos no lo conocen, yo sí. Y el Soobin que yo conozco es mucho más que un chico atractivo e inteligente.
Silencio.
Lea veía a su hermano menor pasar las manos por su rostro mientras no dejaba de maldecir en voz baja, claramente afectado. Buscó en su bolsillo la caja de cigarrillos, sacando uno nuevo para jugar con él mientras esperaba con paciencia que Huening Kai se relajara un poco. El rubio finalmente alejó sus manos de su cara, mirando el suelo con expresión acabada, y la mayor suspiró con fuerza mientras extendía el cigarrillo hacia él, captando nuevamente su atención.
- ¿Lo enciendo para ti? - Preguntó, recibiendo una mirada escéptica de su hermano.
- Acabo de decirte todo eso... ¿y tú sólo me invitas a fumar contigo? - Lea se encogió de hombros, llevando el cigarrillo a sus labios para luego encenderlo, dándole una calada antes de alejarlo.