No soy Soobin

Capítulo 51

- Ya verás, he mejorado bastante. - Alardeó Beomgyu, golpeando su pecho con orgullo mientras caminaba hacia la sala de prácticas.

Huening Kai entornó los ojos, pisándole los talones. Beomgyu había estado bastante hablador y por primera vez se sentía completamente a gusto con ello, pero no sabía si era bueno que el mayor se sobre exigiera tanto cuando hasta hace poco su estado era muy deteriorado. No obstante, cada vez que veía esa sonrisa plantándose en sus labios, le era imposible recriminarle algo. ¿Y es que quién podría decirle que no a aquel niño?

Abrieron la puerta, encontraron la sala completamente vacía. Una mueca se formó en los labios del menor mientras dejaba caer su bolso deportivo en un rincón y depositaba su cámara cuidadosamente sobre el escritorio.

- ¿Seguro que hoy practicarían? ¿Les avisaste que vendrías?

- No lo hice. - Admitió, negando suavemente con la cabeza. - ¡Seguramente ya vendrán luego! - Tomó su celular, buscando una canción. - Hyuka, ¿quieres verme bailar? ¡Bailaré para ti!

- ¿Tengo otra opción además de sentarme aquí y verte? - Huening Kai se sentó en el piso, cruzándose de brazos mientras enarcaba sus cejas.

- Irte a casa, tú sabes...

- Me quedaré contigo. - Eso bastó para que la sonrisa en labios del castañito se extendiera y dejara su celular en un lugar fijo. - Ahora, con ustedes, público imaginario, el mejor bailarín adolescente de todo Corea, ¡Choi Beomgyu! - Anunció el rubio, vitoreando y aplaudiendo para animar al menor.

Huening Kai observó con atención cómo Beomgyu comenzaba a bailar enérgicamente, como si deseara demostrar algo. Él no sabía nada de baile, pero podía sentir la pasión que rebosaban los movimientos ágiles de su mejor amigo.

Taehyun y Heeseung, que habían sido atraídos por el sonido de la música, se asomaron por la puerta para ver el espectáculo que se desarrollaba ahí en su ausencia. Una sonrisa se plasmó en labios del de cabellos cenizas, sintiéndose demasiado orgulloso de ver a su amigo regresar en todo su esplandor. Heeseung, por su parte, le miraba absorto, porque aquel niño estaba lejos de ser el que había visto hace poco más de una semana. 

Sus pies ya no eran torpes. Una mueca de dolor no estaba plantada en sus labios. Sus ojos no lucían apagados y llorosos, muy por el contrario, brillaban con euforia, tal como su cuerpo expresaba por completo su gran deseo de bailar. El nudo en su garganta creció a medida que la canción avanzaba hasta finalizar. Huenung Kai observó avergonzado cómo su mejor amigo formaba un corazón con sus dedos y los extendía hacia él, como si aquel baile fuera una dedicación. Taehyun, en tanto, irrumpió en la sala llenándola de aplausos. 

- ¡Beomgyu! - Gritó. Y cuando el castaño volteó a verlo, se vio aprisionado por unos fuertes brazos que le quitaron por completo el aire de los pulmones. - ¡Si ibas a volver tenías que avisar, niño tonto! ¡No hubiéramos tardado en venir!

- Pero, hyung, ustedes no han tardado nada.

Taehyun se distanció de él, tomando su rostro, apretujando sus mejillas, y Beomgyu hizo una mueca de disgusto a la vez que la sonrisa en su mayor se extendía.

- Ah, tú de verdad luces mejor. - Murmuró con felicidad.

- No estaría aquí si no me sintiera mejor. - Rió suavemente, alejando las manos del de cabello ceniza antes de voltear hacia Heeseung, quien seguía de pie inerte en el marco de la puerta. La sonrisa se desvaneció en los labios del menor a la vez que caminaba hasta él y, justamente cuando Heeseung iba a animarse a decir algo, el chico hizo una reverencia frente a él. - Lo siento mucho. - Se disculpó sin siquiera levantar la cabeza y todos lo miraron confundidos. - Sé cuán importante es la presentación para ustedes y les he fallado incontables veces, lo lamento.

- Beomgyu, no tienes que... - Taehyun intentó interrumpirlo, pero Beomgyu no dejó de hablar.

- Seré más responsable a partir de ahora, lo prometo. - Sus palabras estaban llenas de seguridad. - Y... por prestarme tu sala e... irme a ver todos los días... de verdad gracias. - Terminó casi en un murmullo, levemente avergonzado.

Silencio. Beomgyu alzó poco a poco su cabeza, buscando la expresión del mayor, y el aire se atoró en sus pulmones al comprobar que los ojos de Heeseung estaban llenos de lágrimas. 

- Hyung...

Él nunca le había llamado Hyung antes. Incluso si Beomgyu le había dejado un paraguas aquel día de lluvia, incluso si habían hablado civilizadamente después de los problemas, incluso si habían encontrado equilibrio en su relación y el menor estaba muy lejos de mostrarle rencor por el altercado que él creó, no había algo que realmente les uniera. Heeseung se conservaba aún tenso por sus palabras y Beomgyu parecía renuente a forzar una relación más allá de la de compañeros con un fin común, quizás porque en el fondo seguía sintiéndose inseguro cerca de la presencia del mayor. Esa era la prueba más clara de que sus palabras, incluso si habían nacido desde la rabia y los celos, sí le habían afectado. Y él jamás dejaría de sentirse culpable por darle el peor de los inicios a su relación. 

Cerró el paso de distancia que los dividía, atrayendo su delgado cuerpo al suyo para fundirse en un abrazo. Beomgyu, aturdido, se conservó inmóvil mientras escuchaba al pelinegro balbucear torpemente palabras de disculpa, del más puro arrepentimiento. Y mientras su llanto se volvía más pronunciado, el castaño no pudo más que corresponder a su abrazo mientras una suave sonrisa se curvaba en sus labios. 

- Está bien, hyung. - Murmuró de manera apacible. - No estoy enojado, todo está bien. - Le aseguró.

Por supuesto que él estaba asustado estando cerca de Heesrung. 

Beomgyu siempre había sido torpe cuando de relacionarse con otros se trataba. De su infancia no había muchos recuerdos, pero hasta el día de hoy percibía cierta soledad y melancolía al pensar en ello. En cuanto a los principios de su adolescencia, cuando aún era un chico de escuela media, jamás habia conseguido encajar con sus compañeros incluso si tenía un grupo al que pertenecía. Su primer amigo, Huening Kai, fue el primero en acercarse a él. Siempre era igual, siempre era él estando a la espera del resto, de que alguien lo notara. Taehyun lo notó. Y su corazón se rompió un poco al darse cuenta de que su presencia no era del todo grata para Heeseung. Incluso si los ánimos habían mejorado, incluso si después de todo ellos pudieron bailar como buenos compañeros, estaba ese latente miedo de errar, de realmente estar creando una idea equivocada. Y teniendo ahora a aquel chico abrazándole con miedo, era imposible no sentir un poco de alivio. 




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