El resplandor de la luna se reflejaba en el pequeño lago en medio del bosque, la luz que desprendía, tenue, cristalina, brillaba incesantemente al lado del sitio en que, dos amantes, tan cercanos el uno al otro, se juraban amor eterno.
Las hojas de los árboles se desprendían junto al susurro del viento, las flores marchitaban lentamente, cerrando sus pétalos a la espera de protección, nunca antes aquel prado se había visto tan desolado. Era como si ellas también supieran que una guerra se avecinaba. En contraste con aquel panorama desolador, la luz de las luciérnagas comenzaba a brillar lentamente, poco a poco, dejando un pequeño rastro de esperanza.
Ese tiempo era solo suyo.
Con ganas de detenerlo y apropiarse del momento, sus miradas expresaban más que mil palabras cuando sus ojos se conectaban, sus manos entrelazadas mientras caminaban a la orilla del lago, y sus cuerpos sincronizados, le brindaban un poco de seguridad en su promesa. «Regresaré por ti».
No eran palabras vanas sino con múltiples significados; no hablaba de propiedad o infortunio, era más bien el voto que expresaba sus deseos, el indicio que hacía tangible su interés: «regresaré para volver a verte, me mantendré con vida porque te quiero».
Que era imposible; que no podía prometer eso; que su vida no dependía de sí mismo. Los pensamientos llegaban de golpe con el susurro de la noche en medio del bosque, tal vez siendo parte de ese ambiente lúgubre, y robaban todo rastro de paz que hubiera podido tener. El viento acariciaba su piel sobre la delicada seda del vestido, justo en el momento en que una sonrisa quiso dibujarse en su rostro, pero no se reflejó en sus ojos.
Al llegar debajo del árbol que había sido su confidente, y el testigo de su romance desde hace tanto tiempo, ella se inclinó, implorando protección, tal vez, más para ocultar las lágrimas de sus ojos, que por creerlo realmente. Él se acercó a las raíces, donde la semilla de su amor se encontraba floreciendo, encarnada en una bella flor roja, que se abría lentamente ofreciéndoles su perfume…
……
—¡Es cierto, ella difamó abiertamente a una gran figura de la actuación, ¿cómo es posible que haya tal desfachatez?!
¿Actuación? ¿Gran figura? ¿Difamación?
—¿Tienes idea de lo que vale su imagen? Si las grandes agencias se enteraran de esto, ¿has considerado lo mucho que le afectaría?
Entonces todo tiene que ver con él, piensa.
A su mente llegan las palabras que dijo cuando hablaba con Monique y Liv en su habitación, ese día habló sin pensar, llevada por el enojo, y ni siquiera mencionó cosas fuera de tono o insultantes, no imaginaba que él sería tan cruel como para hacerle saber aquello a su “séquito de fans” y llevarlo hasta esta situación.
—Noah, ¡vas a pagar! —susurra por lo bajo.
Eider hace un último intento desesperado por salir de ahí; cada vez más y más personas se reúnen alrededor para presenciar la escena, todos con las cámaras de sus celulares grabando el momento, es prácticamente imposible pedir ayuda.
Los gritos enfurecidos de la multitud se juntan en uno. Ella intenta defenderse.
—Escuchen, yo no… —comienza, levantando las manos en señal de inocencia, hasta ser interrumpida por un grito que se alza sobre los demás.
—¡¿Cómo puedes ser tan egoísta?!
Su atención se fija en aquella persona del fondo; y luego es como si todo ocurriera en cámara lenta. Su vista se enfoca en lo que sea que la chica lanza en su dirección luego de pronunciar la última sílaba. El primer globo estalla en su camiseta, pintándola de un color oscuro entre amarillo y café, seguido por las risas de todos los presentes.
«Se atrevieron». Eider tarda un poco en reaccionar luego del impacto, cuando un globo más golpea la tierra a lado de sus pies, sin romperse, y lo toma de inmediato, enfocando a su atacante, para devolver el golpe.
Es entonces cuando se desata el caos. Luego de que la otra chica es pintada de color rojo, las demás quedan sorprendidas, ella apunta con su dedo hacia Eider, proclamando a voces que se arrepentirá de eso, y el resto de las chicas se prepara para acometer contra ella. Apenas y tiene tiempo de volver su rostro e intentar cubrirse con los brazos.
En menos de lo que se imagina, todo su cuerpo se encuentra sucio debido al contenido de los múltiples globos pequeños que estallan contra ella. Su ropa se pinta de colores y su cabello queda revuelto con una mezcla extraña entre agua y harina.
La multitud enloquece, los celulares graban todo lo sucedido. Los líquidos le nublan la vista.
No sabe cuántos segundos han pasado, pero sí que no se detendrán hasta que queden satisfechas.
Sin saber con exactitud a dónde dirigirse, Noah camina deprisa hacia la escena que se reproduce en su teléfono, alguien ha tenido el descaro de transmitir en vivo, pensando que lo defiende, que apoya a su ídolo, cuando en realidad solo es cómplice del acto malvado que se desencadena en aquel jardín del campus.
—Deben estar locos… —los comentarios de los usuarios también son ofensivos, todos piensan que Eider es una mala persona que, con sus actos, se ha ganado el ajuste de cuentas de las fans del chico más popular del campus. ¿En qué momento su fama se convirtió en esto? ¿En serio ninguna persona se da cuenta de la gravedad de la situación?