No Soy Yo

Veintitres

    

Por la mañana temprano sonó el teléfono, como Melissa todavía dormía, su madre fue a cogerlo.

—¿Dígame? Sí, ahora mismo se pone, ¿de parte de quien? Ah, de Toni. Un momento que ahora la llamo.

Melissa lo oyó todo medio dormida y se levantó de un salto al oír el nombre del chico.

—Oh, creí que estabas aún durmiendo— le dijo Toni al ponerse ella, en un todo bastante frio— en fin, que ayer quedamos que os iría a buscar a las diez y media, te lo recuerdo porque como te fuiste de aquella manera sin avisarnos, pues que pensamos que alomejor ya no querías venir.

—¡Claro que quiero ir! además, todavía falta mucho para y media.

— Bueno, pues hasta luego.—Melissa le dijo antes de que colgara:

— Oye Toni, no os habréis enfadado por lo de ayer noche, ¿no? me comporté fatal, ahora me doy cuenta, lo siento, pero es que ayer tenía una tarde un poco rara.— Oyó como el chico suspiraba y se le suavizaba la voz.

—Vaaale... no te preocupes que no nos hemos enfadado, solamente nos preocupamos al verte así, pero como ya nos dijiste que querías estar sola... venga, cuelgo ya y despierta de una vez, que haces una voz de dormida...

Iban en silencio por el camino de piedras que conducía hasta el bosque, pasaron por la vieja iglesia y Melissa la miró furtivamente con cierto respeto. Hannah al ver la inquietud de su amiga, le dijo a Toni que pusiera algo de música para aliviar un poco aquella repentina tensión que se había adueñado del coche. Miró al más joven del grupo y le dio un capirotazo:

—Me alegro mucho que hayas podido venir.— Melissa los observó de reojo, se notaba a la legua que esos dos se gustaban aunque trataran de disimularlo.

—¿Adonde nos instalaremos?—preguntó John, frotándose la nuca.

—Ya falta poco.— respondió Toni, que fumaba mirando al frente mientras conducía. Finalmente llegaron a una explanada tras dejar atrás un pequeño riachuelo.

—¿Qué bien que ya estemos aquí!—exclamó Philip desde el asiento del copiloto, desperezándose exageradamente.

Decidieron montar ya la tienda, que como era una tipo iglú de cinco plazas, no era muy complicada.

—¿Os habéis acordado de traer los camping/gas?—preguntó Philip mirando a las chicas, una vez se hubieron instalado.

— Sí, ¿cómo quieres que no nos acordemos? sin eso no podremos cocinar.—dijo Hannah.

—Y también se os hubiera podido haber ocurrido a alguno de vosotros, que porque seamos mujeres no tenemos que encargarnos de la cocina. — señaló Melissa— machistas.... y puso los ojos en blanco. Comenzaron a sacar los utensilios de cocina y pusieron todas las mochilas con ropa en un departamento de la tienda.

— ¿Qué hacemos ahora? todavía es temprano para comer.

— ¿Y si nos vamos a bañar? he traído el bañador.— propuso Toni.

—¿Estas loco? ¡pero si todavía no estamos a verano!

— Pues si hace un día de sol como hoy, sí que me bañaré.— dijo él.

— Nosotras no hemos traído.— se dio cuenta Melissa con pesar, no se le había ocurrido que aunque no se bañaran en el riachuelo, porque el agua estaba fría, podían tomar el sol.

—Bueno, no importa, os ponéis una camiseta por encima.

— ¡Sí, claro!y que se nos vea todo, ¿no?

— No se os verá nada... y si se os ve algo mejor.

—Eso, eso, espectáculo incluido.—dijo Philip con ironía.

—¡Sois unos pervertidos!— se quejó Hannah molesta.

—Qué más querríais, que nos acercáramos a media noche y ¡Zas! os cogiésemos por sorpresa.— dijo Toni cogiendo a Melissa por la cintura. Veía que ésta parecía haber vuelto a la normalidad y quería aprovechar el momento de buena suerte.

—¡Oh!¡estate quieto!— los demás rieron.

— ¡Pobres de vosotros si hacéis alguna tontería por la noche!—los amenazó Hannah.—Toni la imitó con guasa y se miraron entre ellos guiñándose el ojo pícaramente.

—Todavía recuerdo aquel verano en la playa por la noche, fuimos a nadar desnudos con un par de chavales más y le escondimos la ropa a uno de ellos...— señaló Philip.

—Sí, pero por aquel entonces teníamos ocho años, Philip.— recordó Melissa — no fue exactamente lo mismo.

—Es inútil hablar con ellos en serio, hubiese sido mejor traer dos tiendas.

—Pues como se pongan tontos los dejamos fuera.

— ¡Ay, no! ¡no nos hagáis eso, con tanto animal salvaje!¡prometemos que seremos buenos!—bromearon.

— ¡Bah, no seáis críos! ¿y si matamos el tiempo haciendo algo de provecho?

— Podemos jugar al streepPoker, así, si alguien pierde se saca una prenda de ropa...—dijo Philip haciéndole un guiño cómplice a Toni.

—Estos nunca cambiarán.— dijeron ellas con desespero.

—Bueno, ya que no ha colado, podíamos jugar al escondite, el bosque es muy grande y será divertido.

— Vale, pero mejor esperar a que sea de noche, ¿habéis traído linternas?— todos asintieron menos Melissa.

— No pensé que íbamos a necesitarlas.— Hannah le dijo que ya le dejaría la suya.

Toni dijo que iba a probar el agua, entró en la tienda para ponerse el bañador y poco después salió con la toalla liada a la cintura.

—Este hoy nos va a coger una pulmonía.— sentenció Philip.

Lo acompañaron al rio y aunque hacia muy buen día, notaron que el agua estaba helada..

— ¿Seguro que te quieres meter?— el chico asintió y fue metiéndose poco a poco.

— ¡Jo, tío! ni que te fuera la vida por ello, ¿es que quieres hacerte el héroe delante de ellas o qué?—le dijo Philip.

— ¿Qué, que tal se está allí dentro?— éste comenzó a tiritar y pidió que le trajeran la toalla.

— Es que eres más bruto... anda, sal ya que no nos impresionas.— le dijo Melissa.

— Tu calla y ayúdame a salir que no puedo con tanta roca.— y le tendió la mano.

— Si anda, te va a ayudar tu tía, lo que quieres es tirarme a mí también, si te conozco como si te hubiera parido...

Toni, que se había mojado hasta el cuello, los salpicó a todos aparentando enfado y salió por su propio pié, John le tendió la toalla.




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