No te acerques a Holden Scott

Capítulo 37

—Joshua—llamó mi madre desde la sala.

—¿Qué?—pregunté por lo alto. Nada. Suspiré—, ¿Qué, ma?

Nada. Me levanté apartando los libros de la escuela y me encamine hacia ella con frustración. Todo el día desperdiciado por las matemáticas no parecía suficiente sino que además tenía tarea de geometría y había quedado en salir con Sara y Charlie para conocer en puesto de donas que pusieron en el centro. Ese viernes se estaba volviendo un infierno.

Entre a la sala y busque a mi madre entre los sillones con Patrick a su lado y suspiré al ver a la televisión encendida con el volumen alto.

—¿Qué suced...?

A un mes y medio del trágico incidente en la casa del candidato André Hope, se ha filtrado un vídeo que lo incrimina en causas de abuso infantil...

Miré la televisión paralizado, incapaz de creer lo que estaba oyendo por parte de la presentadora, y de repente allí estaba la fotografía del hombre, sonriente, confiado, con su traje de etiqueta y sus ojos brillantes. Debajo de leía «Denuncias de Abuso Infantil» y junto a la pantalla el cartel que pedía denunciar a las víctimas. Pero no era eso lo que llamaba la atención sino el rostro de Holden.

No podemos mostrar el vídeo por la sensibilidad de la audiencia—dijo la presentadora, incomoda—, pero podemos decir que habrá más implicados en la causa que fueron detenidos hoy por la mañana por la fiscalía de la seguridad. Entre ellos el ex director de la escuela secundaria, George Heart, el jefe del departamento de policías, William Forrest, y el ex compañero del candidato y director de finanzas, Vincent Riley...

—Joshua...

Alcé la mano para callar a mi madre sin dejar de mirar la pantalla con el corazón hecho trizas.

Se conocen más nombres pero el departamento de seguridad ha pedido mantenerlos en secreto hasta su detención—continuó la presentadora leyendo los papeles en su mano—. Aún así debemos destacar que entre los cargos de abuso de encuentran los cargos de maltrato, explotación y prostitución infantil al identificado como sobrino del ex candidato, Holden Scott...

Comencé a temblar sin control. No podía ser cierto, no era real.

Uno de los rostro en la pantalla era el suyo. Hacia un mes y medio que no veía, que no sabía nada de él, que me culpaba por lo que había sucedido esa tarde y por no obligarlo a entrar al auto. Un mes en que miré las noticias sin descanzo, buscando su rostro, su nombre, algo, lo que sea. Intenté buscarlo por internet, temía encontrarme una mala noticia, su nombre o algo que me quitará el aliento, pero él solo desapareció. Y allí estaba, la noticia que me quitó el aliento.

—Joshua, cariño...—Tiritando, giré hacia mi madre junto a mí, preocupada, triste y borrosa, y de repente sentí las lágrimas de mis mejillas. Estaba llorando.

—...se desconoce el paradero del joven Scott...—fue lo último que le oí decir a la presentadora antes de que Patrick apague la televisión y el silenció termine de derrumbar todo en mi interior.

Mi madre me abrazó con fuerza, juraría haber sentido sus brazos y el susurro de su voz intentando calmarme, pero no podía oírla. Estaba sordo. Me dolía el pecho, sentía que mi corazón se estaba ahogando. No podía respirar. No podía moverme.

Me aleje de mi madre para tomar aire pero algo en su rostro llamo mi atención. Estaba preocupada, pálida, y acunaba mis mejillas a pesar de que no podía sentirla.

¿Por qué no podía sentirla?

Apoyé la mano sobre mi pecho y murmuré que no podía respirar.

Sentía la sangre en mis oídos.

Sentía las manos frías y temblorosas.

No podía respirar.

Miré a Patrick levantarse y correr hacia el móvil mientras mi madre me hablaba pidiendo que me calme.

Negué.

No podía respirar.

No podía dejar de llorar.

El dolor en mi pecho era punzante.

Me iba a morir.

. . .



—Él está bien—aseguró el médico a mi madre—, tuvo un ataque de pánico. Le suministramos calmantes y permanecerá en observación psiquiatrica, pero no debe preocuparse.

Los ignoré. Aquello no se sintió como un ataque de pánico sino como morir, creí que iba a morir. Me había quedado sin aire y el corazón me latía con fuerza, desbocado, doliéndome como nunca antes. Oía la sangre viajar por mis oídos y la cabeza parecía a punto de estallarme, pero la punzada en el pecho me aterró porque se sintió como si estuviera a punto de desmayarme y morir.

Entre al hospital tan pálido que me atendieron de urgencia, temblaba de pies a cabeza y no lograba dejar de llorar. O eso me dijeron porque yo no recuerdo nada. Si recuerdo subir al auto y también llegar, recuerdo cuando los médicos se acercaron y me hicieron preguntas mientras me conectaban a aparatos, pero no se sentía como si me lo estuvieran haciendo a mí, se sentía como si fuera un muñeco que apenas tenía sensibilidad.

Me revisaron el corazón, los ojos y luego preguntaron cómo me sentía, y no supe qué responder.

En cuanto el médico salio de la habitación mi madre acercó una silla a la cama y me miró apenada.

—Cariño—murmuró tomando mi mano con delicadeza—, lo siento mucho.

No intente hablar, tenía la boca seca y pastosa y sin embargo tampoco sabía qué decir.

Miré mi móvil en la mesa más alejada y quise tomarlo, pero me detuve antes de hacerlo porque la pantalla de encendió con un mensaje de Sara. Seguro quería hablar de Holden, de lo que vio, de lo que sucedió. Fruncí el ceño y me aparte recostando la cabeza en la almohada, cerrando los ojos y dejándome llevar por la tranquilidad de los calmantes.

. . .
 


Volví a la casa esa noche luego de una evaluación psiquiátrica en la que tampoco pude emitir palabras. Me dieron agua y algo de comer, me preguntaron cómo iba en la escuela, con los amigos, con mi familia y al darse cuenta que no podía hablar me pidieron salir de la sala y hablaron solo con mi madre.



#270 en Thriller
#209 en Detective
#164 en Novela negra

En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.