Capítulo 1. Victoria Robada.
— ¡Yasiri! —escucho desde las escaleras del departamento, unos minutos después, puedo ver la figurita de mi amiga ingresar a mi habitación—, ¿Qué haces aquí? Juliette quiere verte. —me toma del brazo con brusquedad.
— Hoy he dormido tarde, lo lamento —me disculpé ganandome una risilla de su parte.
Tomó los papeles que tenía en la mesa y los ordenó para posteriormente ponerlos en orden dentro de la caperta, como acto seguido los echó dentro de el bolso de mano.
— Gastas mucho en estas cosas, Juliette debería valorarlo —me volvió a coger del brazo—, venga, ve a darte un baño que aquí esperaré tranquila —me dió un empujón.
Como consecuencia seguida la miré fulminantemente a lo que ella solo sonrió y me enseñó el dedo de enmedio, gruñí y fui a la bañera.
— ¡Esto es increíble! —Katherine gritaba desde la sala—, Yasi, no vuelvas a desvelarte haciendo éstas tonterías —volvió a hablar.
— Gracias. —fue mi única respuesta para después salir del baño e ir a mi habitación por algo de ropa.
Cogí unos pantalones con las rodillas rotas y una playera color negro con algunas letras en inglés. Peiné mi pelo para luego ponerme base en los ojos y salir de ahí.
— ¡Woow! Woow —Rió ella—, princesa te vez increíble —sonrió otra vez—, lo que escribiste —se dió vuelta y me tendió el bolso—, será un éxito.
— Espero.
— Venga Yasi deja de ser tan negativa, tu literatura es otro nivel, ¡Eres de otro mundo! —alzaba los brazos exageradamente mientras hablaba provocándome una risa—, Ey, Juliette debe estar encantada con esto, de lo contrario ¡Le pediré tu renuncia yo misma! —defendió.
— Tampoco es para tanto. —Era verdad. Simplemente me había concentrado en mi personaje y las palabras fluyeron como si de respirar se tratase, era mi primer libro en la editoria de Dion y realmente me emocionaba el hecho de publicarla dentro de unos cuantos días. Mi amiga rodó los ojos por mi respuesta mientras salíamos del departamento.
— Sé que es el epílogo —aclaró—, pero, es increíble ¡Fantástico! Simplemente cada palabra que escribes atrapa —volvió a los movimientos exagerados—. Venga que Juliette estará feliz.
— Deja de hablar de Juliette me estreso más. —pedí haciéndo que Katherine guardara silencio.
Subimos a un taxi, ella sacó su laptop y comenzó a sacar copias a mi trabajo por si algo salía mal o se perdía el producto original. Yo por mi parte decidí tomar la pastilla que me tendió y caí dormida. Katherine tenía razón, no debía desvelarme por escribir.
El auto frenó haciéndo que me golpeara levemente la cabeza, acto seguido bajé junto a Kat quien llevaba la laptop en su mano izquierda y con la derecha sujetaba mi bolso. Ingresamos a el edificio, Edith nos saludo desde la recepción para después volver la vista a el ordenador.
— Después de tu éxito iremos a celebrar a uno de esos antros mexicanos donde ponen la música rara que escuchas —aclaró Kat.
— ¿Yo? —me hice la ofendida tocando mi pecho con dramatismo—. No soy yo quien canta en la ducha “Todavia yo te quiero”. —la imité.
— Basta —sonrió y ingresó en la oficina de Juliette.
Me senté a esperarla en la recepción, venía junto a ella casi un año, siempre deseé convertirme en escritora y por eso decidí unirme a Dion, la empresa era demasiado buena, Katherine me había comentado que tres increíbles escritores habían lanzado sus primeras obras en esa editoria, lo cual me animó demasiado.
Me preocupaba el hecho de que mi obra, la cual recibía por título “Arcoíris de amor” no tuviera un recibimiento positivo en aquellas personas que llegasen a leerlo y era por ello que durante todo un año me desvelé tratando de corregir todo aquello que me pareciera malo o de más. Mi madre constantemente me decía que exigía mucho más de lo que podía dar, y mi padre solo sonreía cuando le contaba de mi increíble sueño de entrar en las grandes categorías.
Hace más de cinco años que había llegado a Estados Unidos, desde ese tiempo no veía a mi familia, no sabía nada de ellos, ni como estaban, pero contaba con que todo estaría bien y pronto volvería con mi primer libro en manos a México para decirles con orgullo que lo había logrado.
Una mano me sacó de mis pensamientos fantasiosos, alcé la vista y pude ver ahí a la única amiga que tenía: Katherine, tenía una sonrisa en su rostro.
— ¡Lo conseguiste! —habló con su pésimo español—, ¡Lo has echo! ¡Lo has echo! —gritaba mientras se lanzaba a mi con una sonrisa en su rostro.
— ¡Encerio! —reí a su lado también—, No lo puedo creer, ¿Cuándo será publicado? —pregunté mientras me acomodaba el pelo ya alborotado por toda la celebración anterior.
— Juliette me comunicó que será publicado... ¡Mañana! —gritó otra vez—, en definitiva Yasiri, debemos ir a ese maldito antro a pasarla de joda en joda —rió—, ¡Venga, chavala! —pronunció mal haciéndome reír.
— Solo que tú invitarás los tragos —comenté tomando mi bolso, el cual me tendió para posteriormente salir de el edificio.
— ¡Masoquista! —gritó haciendo que uno de los chicos se le quedara viendo con rareza—, ¿Qué? ¿Se te perdió algo? —cuestionó de forma fría haciendo que el chico negara.
Subimos a un taxi y nos encaminamos a el antro que ella había mencionado, el ambiente era algo turbio y olía horrible en exceso. Kat fue a la barra en seguida para pedir una botella de cerveza, tenía una clase de obsesión por las bebidas alcohólicas de México. “son mejores” decía.
Tomé asiento en lo que ella iba por las bebidas, la verdad el ambiente de los bares no era lo mío, pero estando con Kat, todo se salía de control. La noche en la que nos conocimos fue cuando estuvo a punto de caerse de el balcón de una discoteca, estaba demasiado ebria y tuve que llevarla a casa, desde ese momento nos volvimos inseparables, tanto que cuando ella vió mis dones de redacción habló con su jefa para recomendarme.