No te enamores de Jean

Capítulo 5

Le felicidad no brota de la razón sino de la imaginación.» Immanuel Kant.

   La noche fue fantástica, Jean me tomo de la mano mientras oíamos de fondo cantar a Tathiana, y cuando comenzaron a tirar los fuegos artificiales me beso...

Y eso fue lo que me habría gustado que sucediera, lo que en realidad pasó fue que los tres mejores amigos de Jean también tenían boletos.

Eran unos completos gamberros, uno se hizo pasar por la novia celosa de Jean y me pego un chicle en el pelo.

—¿Cómo te atreves a salir con mi chico?—El rubio con las puntas del pelo azul puso voz súper aguda y pose diva mientras me miraba acusadoramente.

—¿Disculpa? — Enarque una ceja.

Los otros dos amigos se mantenían al margen y no intervenían. Jean había ido a atender una llamada y aún no volvía.

—No te disculpo— hizo un puchero—Dime la verdad, ¿te gusta? —su voz aguda no me transmitía confiansa.

—No te voy a decir—me gire, no iba a seguir hablando con mi competencia, me di el atrevimiento de dudar la orientación sexual de Jean, después de todo jamás había tenido novia, era virgen y extremadamente sensible, aunque quizá esos no eran requisitos suficientes me permití dudarlo.

—No me ignores.—Chillo el rubio.

Uno de los amigos observaba pendiente del chisme y el otro se alejaba lentamente, como para simular que no estaba con ese par.

Lleve mi mano al punto de mi pelo donde el rubio había posado su mano y sip, había un chicle.

Me temblaba el parpado mientras giraba lentamente y el rubio retrocedía.

—¡RUN BITCH RUN!— Grito el pelinegro, el causante de mi ira soltó un chillido y echo a correr.

Cuando lo atrapará le quitaría su alma para cambiarla por libros, el pdf ya me estaba quemando las retinas.

Unos brazos flacuchos me rodearon en un abrazo y mi capasidad de destrucción pasó a cero. Incluso se me olvido mi nuevo adorno en el cabello.

—Awss, les sacaré un foto. —Grito uno de los amigos de Jean.

—Y yo sere la madrina de la boda— Chillo el que me había desgraciado el pelo.

El tercer amigo se mantenía serio y distante, de todos modos ya teníamos suficiente con esos dos.

El resto de la noche miramos los fuegos artificiales agarrados de la mano mientras sus amigos observaban de lejitos y murmuraban.

Dicen que el primer sueño del año se hace realidad, mi sueño era que... En realidad no lo recuerdo así que ni caso.

Teji pulceras para mis amigos cuando mi mamá se decidió a que nos fuésemos, cada una con sus respectivos nombres.

Me tomó tiempo repartirlas todas, la mayoría no sabía lo que significaban.

A mis pies estaba un matorral de flores amarillas, me puse de cuclillas y agarre la más bonita, seguí caminando y observando la flor distraída. «Pareces pendeja» me dijo la voz de la conciencia que creía muerta y me reí.

—Hey— Jean frunció el ceño —¿Quién te dio esa flor? — entrecerro los ojos.

—Me la encontré— lo vi relajar su expresión—¿A poco no está bonita?.

—Sí —Me la quito de las manos— Pues si no te la dio nadie, te la doy yo.— Sonrió y me la colocó torpemente en el pelo.

—Yo también tengo algo para ti — Dije mientras sacaba la pulserita con su nombre y se la ponía.

—Te acordaste de mi cumple— Le brillaba los ojitos. ¿Era su cumpleaños y no sabía? ¿Y solo le había regalado una cutre pulsera?—¿La hiciste tu?, gracias.

Bueno, ahora sabía que era piscis, a de ser por eso que era tan sentimental.

—De nada. — Murmure.

Una chica se acerco y le dio un paquete de oreos al pelinegro.

—¡Feliz cumple Jeancito!. — La chica sonrió coquetamente mientras le daba un abrazo.

Y así como ella fueron llegando más ¿Quién diría que mi amigo era popular con las chicas. Me aleje un poco.

Mi celular vibro, era Kamil.

«¿Dónde estás? Tengo que decirte algo importante».

Jean parecía buscar algo, cuando sus ojos se posaron en mi se detuvo y me saludo con la mano.

«¿No puede esperar?» Envíe mi respuesta.

«No, encuentrame en las gradas». Emprendí mi camino hacía donde estaba Kamil esperando.

Debí haberle dicho que viniera ella, las gradas estaban al final del colegio, cruzando todo. Lo mío no era el deporte.

En las gradas había uno que otro grupo de resagados, el lugar perfecto para contrabandear drogas e información.

Kamil estaba al final mandando mensajes, no se dio cuenta de mi presencia hasta que hable.

—¿Alguien pidió un bombón? — Kamil rodó los ojos, lucia triste. Me senté a su lado —¿Qué sucede?.

—Alessia, descubrí algo —guardo silencio, tanto suspenso me estaba matando—¿Que rayos te paso en el pelo? ¿Te arañó un tejón con rabia de nuevo? — Frunció el ceño analizando mi peinado cortesía del chicle.

—Larga historia—suspire tocando mi nuevo corte bob—¿Qué? — Insisti.

—Es sobre Jean, nos tocó hacer un trabajo juntos así que fuimos a su casa y.. —Se detuvo.

Mi mente intentaba unir clavos pero solo llegaba a una conclusión razonable. Santa virgen de las papás fritas.

—¡Deshonor! ¡Deshonor sobre toda tu familia! ¡Deshonrada tú! ¡Deshonrada tu vaca!— Me cruce de brazos.

Kamil abrió los ojos de par en par.

—¡No! ¡No es eso!— cerró los ojos —Su vecina es su mejor amiga, ella me contó que Jean tenía un secreto—La observe con curiosidad.—sí, me contó que era, pero Jean escucho todo y me hizo prometer que no lo contaría, a nadie, ni siquiera a ti.

Me costó unos segundos asimilar la información, todos teníamos secretos ¿Cuál era el de Jean?.

—Kamil.. —Me interrumpió.

—Solo, no te enamores de Jean— tomo mis manos entre las suyas —O podrías sufrir mucho.

Me levante ¿Que era tan grave?. Sentia que me observaban, baje la vista y si, efectivamente habían pervertidos intentando ver bajo nuestras faldas. Les saque la lengua y sonreí, desde la última vez usaba pantalonsillos cortos.

Mi único problema era que Kamil no me diría, era buena guardando secretos, así que me tocaba investigarlo por mi cuenta. Aunque la verdad pudiese ser dolorosa, era mejor saberla. 


****




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.