No te enamores de Jean

Capítulo 9

   Por suerte Jean llegó a salvo a su destino ¿Lo malo? Era que estaba justo en el extremo opuesto de donde yo estaba. 

Tan cerca y tan lejos a la vez. Él chico no me había preguntado en donde estaría yo y de todos modos su colegio le impediría ir a verme hasta vacaciones. Si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma iría a la montaña.

—Má— le jalonee una manga de su camisa.

—No te voy a dar dinero— Regreso a ignorarme y frunci el ceño.

—No te estoy pidiendo dinero ni tampoco permiso, te venía ha avisar que me voy a la otra punta de Escocia — Su mirada me dijo todo.

En ella habían amenazas de muerte, de castigos inhumanos y toda clase de horrores si llegaba a irme sin su permiso.

—Que buen chiste, a este paso te contrataran en un circo, anda a limpiar tu cuarto —Estaba indignada, pero tampoco podía seguir tentando mi suerte, encontraría otro modo.

«El lado bueno es que te da tiempo de tonificar tu sixpack antes de que nos veamos» Le envié él mensaje a Jean y me puse manos a la obra para arreglar mi cuarto.

«¿Qué es sixpack?» Fue su respuesta.

«Los cuadritos en el abdomen» jamás lo vi sin camisa, pero se me hacía que no tenía.

«Ahhh yaa, sí, yo tengo» Alce las cejas impresionada «Pero están derretidos» rode los ojos, eso tenía más sentido.

Una parte de mi estaba contenta porque los kilómetros eran más pocos y por lo menos podría verlo en verano, pero otra parte de mi dudaba de todo; me decía anda, luego puede ser tarde.

«Te llevaré a una cita en un hotel 5 estrellas en lo más alto» ¿Que? Creo que Jean se estaba volviendo loco.

«¿Por?» me daba curiosidad saberlo.

«Porque es romántico» Si, definitivamente había enloquesido.

«Jean un hotel no tiene nada de romántico». O por lo menos a mí parecer.

«Si es 5 estrellas si es romantico» Su idea del romance era tan rara.

«No»

«Que sí»

«Por mi hasta dabajo de un puente»

«¿Y mis ideas del romance son las raras? » se quejo. Me lo imaginaba rodando los ojos. «Mira lo que me compre» mando una foto de unas oreos cubiertas de chocolate. «Están riquisimas».

«Dame.» Se salvaba porqué estaba lejos.

«Te digo donde las venden y te las compras»

«¿Y el romanticismo dónde quedo?»

«En tu corazón»

«¿Cómo voy a comprar galletas en mí corazón?»

«Ve y busca ajuste y por la parte de abajo sale tienda y ahí lo compras»

«¿Cómo dices que dijiste?»

«Exacto, ahí esta. Es muy fácil»

«No, definitivamente no hay galletas en mí corazón, ni siquiera hay botón de ajustes»

«Que si hay, solo que no sabes cómo usar tu corazón porque no tienes»

«Justo en el corazón que no tengo»

—¡Má, ya quedo! No es mucho pero es trabajo honesto —al fin había terminado de limpiar mi cuarto.

Mi mamá entró a inspeccionar y pego un grito cuando una montañita de ropa se movió. Se giro y me miró molesta.

—Trabajo sucio querrás decir—Entre cerro los ojos en mi dirección.

De la montaña de ropa salió un gatito negro que se me había perdido hacía días.

—Sebaaastian al fin apareciste— Mi hermana llegó corriendo desde su cuarto.

—¿Cómo vino mi gato a parar al  basurero municipal?— Me quito al michi de las manos y se fue por donde había venido.

Me tire en mi camita a descansar un rato y una idea cruzó mi mente.

¿Porqué no podía enamorarme de Jean según Kamil? ¿Tenía hijos? No, imposible, era virgen... A menos que el espíritu santo...No, tenía que ser otra cosa ¿Gay? Descartado, ¿traficante de órganos? Mm tenía mucho dinero así que era una posibilidad, ¿Y si le gustaba a Kamil? Eso tendría mucho sentido.

Era casi imposible para mi no enamorarme de Jean, pase a no tener un cuerpo escultural, me gustaba la forma en la que me abrazaba. O que sus ojos no fuesen azules, lo bonito era la forma en la que miraba.

Y su mente era mi parte favorita, se la pasaba durmiendo o en las nubes, distraído.. Pero cuando hablaba de algo que le gustaba o simplemente pasabas un rato hablando con él, se hacía imposible no amarlo.

No amar la forma en la que sus labios formaban una sonrisa queriendo ser carcajada.

No amar la forma en la que sus lunares formaban constelaciones, tenía tantos lunares, y habría besado cada uno de ellos.

No amar como parecía un niño chiquito cuando se quejaba o lo gracioso que era cuando se hacía el indignado solo para que me riera.

Algo teníamos en común, él de vez en cuando también fotografíaba momentos, se quedaba unos segundos saboreando cada instante. Poca gente hacía eso, la mayoría estaban demasiado ocupadas pensando en el pasado y produciéndose una depresión sin saberlo, o en el futuro, con ansiedad.

Se perdían de maravillosos momentos y emociones, de personas y eventos, de ideas y del viento en la cara.

¿Porqué entonces no podía amarlo? ¿Tenía problemas mentales? ¿Su religión no era compatible con la mía?¿Coleccionaba animales disecados? ¿Era travesti?.

Rode y caí de la cama sin darme cuenta ¿importaba? Me costaba admitirlo, pero fui consciente de terrible verdad, me gustaba, más que el color amarillo y el olor de las palomitas, más que los días lluviosos y las puestas de sol.

Me costaba admitirlo, pero me gustaba ¿Cuál era el problema? Cerre los ojos y respire profundamente.

«¿Porqué no puedo enamorarme de ti?» Le mante un mensaje a Jean sin dudarlo.

«¿Tiene que haber una razón?» Fue su respuesta.

«Sí»

«Pues no te la voy a decir, muerete con la duda.»

«Dime»

«Te lo diré en la carta»

«¿Cuándo escribirás la carta?» Podría tardar siglos, podría realmente morir con la duda ¿Dramatica yo? Nunca.

«La estoy escribiendo justo ahora» eso me dejaba más tranquila. ¿A quién engaño? No estaría tranquila hasta que leyera lo que decía. Solo rogaba poder entender su letra de garabatos egipcios.


 




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