𝑬𝒍𝒊𝒂́𝒏 𝑱𝒐𝒏𝒆𝒔
Otro año más y el último antes de volver a Seattle. Un año más tratando de sobrevivir sin que en cada esquina me encuentre con una del dichoso club de fans que yo jamás acepte ni funde. ¿Qué tienen en la cabeza las chicas de Hampstead High? Tener novio no te sube de nivel social, solo te quita tiempo valioso para invertir en un futuro de ensueño.
Puedo sonar muy anticuado, pero es mi forma de ver la vida, es mi pensamiento sobre lo mucho que me estresa el club de fans; me agobia en cada campeonato. No podrían solo fingir que están apoyando al equipo, y no es por ser egocéntrico, pero al inicio se sentía bien llamar la atención de algunas hasta que todo fue escalando tanto que cada cosa que hago se volvía chisme, cada cosa que no hacía se volvía un rumor falso.
No hay un solo rumor que sea cierto, siempre inventan que si mire a alguien, que si me quede coqueteando o si intente algo. Puras y crudas mentiras, todos pueden estar de testigos, no por lo chismosos que sean, sino porque solo me la paso con mis amigos y con los del equipo. Me pueden parecer lindas, aunque ya lo aclare primero yo y luego el resto.
¿Quién en su sano juicio decidió que entrar un viernes en la mañana era buena idea? Oh, claro al director.
Que empiece un año de puro esfuerzo.
Toda la mañana trascurrió normal, profesores explicando las nuevas metodologías y estudiantes sonámbulos por la emoción de madrugar.
—No te salvas de ningún chisme —mi amigo Santiago es una de las personas que más le gusta el chisme, si algo anda rondando por los pasillos, es él preguntando que hay de nuevo y comunicándome si estoy involucrado en alguno. —Caroline anda rumoreando que salieron los dos solos a la feria, muchos aseguran que los vieron —Lo que me faltaba que la reina mayor ande soltando sandeces.
Es la primera en la lista de mujeres que no son mi tipo, físicamente puede ser la adoración de muchos. Pero personalmente no es buena persona, se cree la dueña de todo porque es la hija de un empresario magnate dueño de la mayoría de empresas del país. Es muy soberbia y caprichosa, ha querido salir conmigo en varias ocasiones donde siempre le doy la misma respuesta. Es inteligente, lástima que su ego sea mayor.
—Sabes que solo salimos nosotros y algunos del equipo, no sé de donde saco, que estaría acompañado y justamente con ella —me exaspera el nivel de incredulidad que hay en esta institución.
—Yo lo sé y tú lo sabes, pero el resto no —dice restándole importancia al chisme de pasillo. —Además, puedes encararla y acabar con los chismes de pasillo.
—Es perder mi tiempo y darle importancia a alguien a quien no quiero dársela.
—Yo solo decía, tampoco te esponjes.
Siguiéndole el paso, entramos a nuestra última clase Artes escénicas. Todos los años se hace una obra en reconocimiento por las grandes obras literarias como lo fueron Orgullo y prejuicio, Don quijote de la mancha, La divina comedia, La odisea y La Ilíada. Lastimosamente, este año el comité escogió una historia de Disney, según ellos, para innovar y no aburrir a los estudiantes.
Tinkerbell y el secreto de las hadas.
Sí, me la he visto gracias a mi hermana menor Elena. Ella es fanática compulsiva de todas las películas del mundo de Disney. Va a poner el grito en el cielo cuando sepa que interpretaré un hada y no cualquiera sino a Sled. La maestra escogió nuestros personajes dependiendo de nuestro físico para parecernos más a los de la película.
—Así que el apuesto Sled— dice Santiago mientras sube y baja los hombros a la par.— En cambio, a mí me toco Terence, ya quiero ver quién será mi Campanita.
—¡Oye Santiago! —Voltea al llamado, mirando a la chica que viene en su dirección. —Me toco Tinkerbell y como sé que eres Terence, necesito que practiquemos los pocos iniciales en donde apareces.
—¡Oye!, Terence es muy importante en la historia.
—Sí, pero no en esta película. Hubiéramos hecho esa, hasta de pronto si tendrías más protagonismo.
—Eso hiere mis sentimientos.
—Aja sí, menos charla y más trabajo —Se aleja unos paso y al darse cuenta de que él no la sigue, se devuelve agarrándolo del brazo —Andando, no tenemos todo el día.
—Como ordene capitana —dice, ganándose un codazo por parte de ella.
Continuo leyendo mi libreto, como Santiago no aparezco mucho en la obra, me alegro, ya que salir y que mis hermanos me vean sería una tortura. Jackson y Elena combinados en sus bromas sería una completa locura.
—Así que seremos futura pareja en la obra —Caroline llega saltando de alegría. Lo que me faltaba, según el libreto ella será, Rosetta.
—Es la noticia que me tiene feliz como una lombriz— forcé una sonrisa.
—¿Por qué siempre tan amargado? De seguro en lo más profundo estas enca...
Todo paso muy rápido, cuatro compañeros pasaron por su lado corriendo como locos mientras reían sin darse cuenta de que dejaban a Caroline tirada, quien no paraba de gritarles, haciendo que todos voltearan a verla.
—¡En que estaban pensando! ¡Es que acaso no ven por donde van!