𝑪𝒂𝒊𝒕𝒍𝒊́𝒏 𝑺𝒕𝒐𝒏𝒆
Tinkerbell y el secreto de las hadas, era, es y siempre será mi película favorita. Justo en mi último año decidieron dejar escoger a los estudiantes, ya que siempre eran obras literarias que todos los años teníamos que leer y no bastándoles eso, nos mandaban a hacer obras. No sé cuáles fueron las otras opciones, pero estoy agradecida con el universo por dejar esta.
Como quería pasar con notas altas la clase de Arte escénico, tenía que ayudar en la obra o ser parte de ella. Por esa razón me encontraba dibujando hojas de otoño y hojas de otoño pero blancas alusivas al invierno. Soy buena haciendo manualidades, pero hacer hojas para dos bosques es excesivo, tendría que trabajar arduo para la entrega final. No soy buena para memorizar nada, a lo cual ni en sueños me enliste en la representación de la obra.
Mientras estaba estirándome, sentí como alguien pisaba mi falda por detrás. Trate de agarrarme bien a esta para que no ocurriera un accidente enfrente de todo el mundo, me cerciore de mirar que nadie en el teatro haya visto lo que paso. Con la mente en calma de que nadie estaba poniendo cuidado, me volteo a la persona que casi hace que fuera mandada al anuario escolar por un accidente.
—¡Ah!, pero que te sucede, ¿no ves por donde pisas? — Expreso con furia, mientras miro a la persona que se encuentra tirada en el piso.
—No tengo ojos en la espalda para darme cuenta — Aclara, mientras seguía tirado.
—¿Elián?
—¿Tú? Eres la chica de la feria —dice este con sorpresa, en lo que se pone de pie siento un nerviosismo.
De verdad que no puedo mantener la boca cerrada sin meterme en problemas, primero lo llamé tramposo en la feria y ahora ciego. ¿Pise algún amuleto de mala suerte, antes de entrar a estudiar? O porque tanta mala suerte con el chico que antes me hacía suspirar en medio de mi infierno personal.
—Perdóname por no tener ojos a mis espaldas— Comentó mientras trataba de no reírse.
—Tonto— Murmuró
—Así que Caitlin, llamándome tonto, no debería sorprenderme si ayer hasta me llamaste tramposo en un juego muy fácil.
—Para nada es ''fácil'', más bien creo que el señor tenía pegados todos los conos.
—Eso dicen los malos perdedores— ¡Oh!, claro que no acaba de darme justo en mi ego.
—Para alguien que siempre gana y tiene el mundo a su favor, es difícil creer que sepa el significado de la palabra perder.
—¿Qué? Por supuesto que sé lo que es perder— su cara de sorpresa e indignación fue mi mejor venganza. —Cuando empecé en el mundo del deporte, tuve que aprender que primero iban las perdidas para esforzarme y disfrutar mis triunfos, así que no me digas que no sé perder porque lo tengo muy en claro.
—Aja, Don yo sé perder— Comencé a reírme del momento.
—Oye, estoy siendo sincero, no entiendo cuál es la risita.
Seguí riéndome en lo que se contagiaba de mi risa, desde afuera la perspectiva debería versé rara, dos locos en una esquina riendo en tanto uno trata de hablar en serio y el otro solo lo tomaba todo de broma.
—Caitlin, necesitamos tu ayuda —Sara, mi mejor amiga y parte esencial de mi vida desde hace cuatro años, es una de las cuatro personas en las que más confió y por las que arriesgaría todo. —Es urgente, muy urgente.
—Ve, yo seguiré en rumbo de buscar a quien más tropezar por mi falta de visibilidad— Murmura solo para nosotros.
Me voy con Sara, en camino al lugar donde se encuentran mi grupo de amigos. Alcance a escuchar el espectáculo que armaron luego de estarse correteando por sus bobas y graciosas peleas, son todo un caso.
—Logan y Max siguen molestando a Caroline, y la que se está llevando todo el problema es Andrea cuando intento defenderlos— Continuó en tanto que me arrastraba por todos lado y nos dirigía fuera del teatro. —Tú sabes como son de pesados y más con la abeja reina cada que pueden.
Caroline es una de las alumnas con más dramas y chismes en todo el instituto, no es que le importe mucho, según lo que sabemos le gusta ser el centro de atención y estar en boca de todos. No me desagrada, pero su forma de ser nunca se acoplará al mío y a mi entorno, prefiero ni prestarle atención la mayoría del tiempo; estar alejada de ella, es asegurarme de no ser un blanco en los chismes de pasillo.
—Por esa razón te tuve que buscar.
—¿Cuál razón?
—No me digas, estuve hablando sola como una loca— dice, a lo cual me apena un poco no haberla escuchado.
—Perdóname, sabes que me pierdo fácil en mis pensamientos.
—¿Tienen que ver con Elián Jones? Porque los vi muy juntos— Ojalá ser el amor platónico de alguien como él, específicamente él.
—No, solo se tropezó y estaba disculpándose.
—Acuérdate, que meterte con alguien como él te traerá muchos problemas, es mejor que se lo dejes a otras.
—Créeme, no estoy buscando nada con nadie en este momento.
Lo único de lo que me arrepentiría en estos momentos, sería de amar a alguien por encima del amor propio que me tengo y del que me tomo tiempo volver a tener. Mis amigos ayudaron en gran parte de mi proceso, haciendo todo tipo de planes para salir y perdernos un rato en las locuras de ellos.