*una semana después*
Apenas la puerta fue abierta el olor a comida recién echa entro, miro al hombre alto frente a ella con una sonrisa.
—solo fue un rasguño —puso los ojos en blanco, haciendo que el hombre mirara el brazo que tenía vendado.
—pero no puedes hacer ningún esfuerzo hasta que te quiten los puntos —se defendió él esperando aun afuera, Layla se movió dejándolo entrar se dejó encantar con el alrededor sencillo y ordenado, lo único que parecía desordenado es la cama.
—bienvenido a mi pequeña cueva —él se rio dejando las cosas sobre la pequeña mesa frente a un sofá. —no suelo recibir visitas como podrás ver. —Layla cerró la puerta caminando detrás del hombre tomando las bolsas haciendo que por reflejo Nico tomara las manos de ella.
—dije que sin esfuerzos —regaño a lo que Layla solo se rio indicándole que colocara sobre el mesón de la cocina la comida.
Layla movió la mesa hasta el otro extremo de la habitación a leves golpecitos con el pie bajo la mirada atenta de Nico.
—¿Cómo te sientes hoy?
—pues aparte de dormir de un solo costado todo bien —Layla le señalo el sofá y ella tomo asiento en la cama meciendo los pies.
El silencio se plantó en la habitación.
—te… puedo ofrecer agua o jugo de naranja, manzana, vino? —la sonrisa de Nico se extendió por su rostro mirando detenidamente a Layla.
—¿tomas vino? —cuestión con una ceja levantada.
—tengo la botella, pero no la he tocado. —se encogió de hombros dando palmaditas en sus rodillas.
Layla tenía un pijama de pantalón largo y camisa de tirantes, su cabello recogido con una pinza y lentes, Nico volvía a vestir de manera muy casual con solo una camisa mangas cortas y un suéter el cual estaba quitándose, Layla no pudo evitar mirar con detenimiento los brazos de este, viendo lo grandes que son.
—¿te molesta si lo busco yo? —comento casual levantándose y caminando hasta la nevera a lo que Layla solo negó.
—eres libre de beberte mi vino —él se rio un momento susurrando algo que el oído de Layla no pudo detectar.
—¿no tienes televisión? —pregunto sacando la botella de vino y tomando una copa que estaba dentro de la nevera.
—no, es un lugar muy pequeño y más es el tiempo que la paso fuera de aquí —Layla siguió moviendo de manera graciosa las piernas sentada en la cama.
—nunca pensaste en enfermarte —murmuro como afirmación a lo que Layla asintió dándole la razón.
—exacto, así que, tal vez deba comprar uno… y una suscripción de HBO y Disney+ —comento de manera casual.
—¿y netflix? —cuestión Nico sirviéndose el vino.
—mmm no sé, no siento que vea mucho de ello —miro a un punto en la nada entrecerrando los ojos.
—Disney+ entonces —Layla asintió. Y de nuevo hubo silencio.
—Nico… —el hombre la miro luego de tomar un sorbo del vino.
—¿si? —
—¿tienes consultorio?
—mmm sip ¿por?
—o sea que eres tu propio jefe? —el hombre se rio negando varias veces.
—se podría decir que si —ella asintió y Nico volvió a sentarse prestándole atención a la mujer sin borrar una leve sonrisa de los labios.
—¿Qué? —sonrió nerviosamente cubriéndose el abdomen con una almohada.
—¿Qué? —respondió el recargándose en el sofá.
—¿Por qué me miras así? —lo acuso sintiendo sus mejillas calientes intentando no mirarlo a los ojos
—¿Cómo te estoy mirando? —cuestiono divertido de ver como la mujer se removía sobre la cama.
—pues… no se… ¿muy fijo? —Layla se señaló formando un puchero.
—¿no puedo? —volvió a elevar la ceja tomando otro trago de su copa.
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Editado: 20.08.2024