Apretó fuerte los ojos agarrándose de pasa mano, pero algo más cálido cubrió su mano.
—calma cariño… —susurro Claus en su oreja, pero en ese mismo momento sus oídos se sentían bajo el agua.
Layla está emocionada porque ahora puede regresar a Italia y la hora de subir al avión el vértigo la gano; su cuerpo se tensó demasiado y su corazón se aceleró hasta el punto de no prestarle atención a Claus.
Cuando el avión estuvo en el aire ella sintió ganas de vomitar, pero su estómago se negó a dejar salir el desayuno.
—¿todo bien? —Layla solo asintió con calma, sintiendo las cálidas manos de Claus soltar su cinturón de seguridad, pero ella enseguida coloco sus manos sobre las enormes de él.
—oh no, yo de aquí no me levanto —el hombre se rio dejando un beso en los cabellos de la chica.
—vamos, tranquila, pediré algo para que te relajes —le apretó una mejilla con el dorso de su dedo índice y medio.
—no tomare nada, lo vomitare —se veía afligida pero el hombre se levantó y fue hasta el fondo del jet, Layla solo levanto la mirada para ver la espalda amplia de Claus, pero su vista fue interrumpida por Hades quien está en las filas de adelante y al ver a Layla se bajó de su asiento y camino hasta ella subiendo las patas al asiento donde había estado Claus.
—hola chico… ¿estás bien? —el perro no responde solo olfatea la mano de Layla para luego lamer está sacando una risa de Layla lo que hace que el perro agite su cola.
Las dos horas de vuelo fueron tranquilas hasta que aterrizaron y el vértigo volvió de nuevo.
Claus le había dicho que el peligro había pasado advirtiéndole que se quedaría en su casa al menos una semana y si quería salir lo haría con al menos dos escoltas que él le designara, entre ellos Lewis.
El hombre alto y delgado se mantenía sin expresión justo igual que Mateo cuando lo conoció.
Una vez de vuelta a la entrada de la casa esta se veía imponente y misteriosa con esa fuente con varios lobos dándole la bienvenida.
De regreso a su nueva/antigua habitación noto que los colores en ella habían cambiado para hacer la habitación un tanto más brillante, y las sabanas en color crema la recibieron, se sintió como entrar de nuevo una nueva dimensión como en Grecia.
—bien, hora de acomodarnos —se dijo a si misma viendo como Hades entraba rápido y se subía a la cama.
—vaya, ¿también estás cansado? —se recostó en la cama al lado del animal mirando el techo de la cama de dosel con cortinas blancas.
Cerro los ojos un momento y fue la nariz de Hades quien la despertó solo para darse cuenta que no había pasado minutos, sino horas, ya era de noche y Claus la miraba desde la esquina de la cama.
—buenas noches dormilona —el hombre sonreía viendo como su perro pasa de olfatear a lamer.
—bien, bien… ya me levanto —se sentó en la cama mirando hacia la ventana. —¿Qué hora es?
—las… —miro su reloj en la muñeca. —diez de la noche ¿tienes hambre? —ella asintió asombrada al saber la hora.
—me bañare y bajo ¿sí? —a pesar de que Claus asintió no se movió de allí.
Layla se comenzó a desvestir bajo la mirada intensa del hombre en la habitación, camino hasta la ducha ya completamente desnuda. Igual que Claus.
Al girarse lo vio con detenimiento como llevaba haciéndolo desde hace un mes.
Las cicatrices viejas que cubrían partes de su cuerpo, así como los tatuajes en su piel, no pudo evitar morder su labio inferior.
—¿no te has bañado? —pregunto con duda sin despegar la mirada del físico de Claus.
—sí, pero te ayudare
—no es necesario…
—sí, lo es. —se acercó lentamente hasta abrir la llave del agua mojando el cuerpo de ambos en el proceso.
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Editado: 20.08.2024