La noche siguió demasiado calmada, las conversaciones en las que Claus quería incluir a Layla se volvían más aburridas o inentendibles para ella.
—Creo… que iré de sentarme —murmuro frotando el brazo de Claus a lo que esté preocupado la miro y asintió, queriendo alejarse de los invitados con discreción.
—Nikoalos, ¿A dónde vas? No vas a creer la increíble historia que me está contando el señor — se acercó tan rápido que sigilosamente tomo del brazo a Claus y este miro a Layla un momento antes de regresar su mirada a Clarissa.
—no te preocupes, se dónde está mi habitación. —murmuro Layla derrotada, no iba a pelear infantilmente por un hombre.
No lo hizo por Enzo, no lo haría por Claus.
Ve que podía hacerse de la vista gorda con Enzo, pero se conocía lo suficiente como para saber que las cosas nunca acabarían bien.
—está bien. —el hombre dejo un beso en la frente de Layla y la dejo allí, sola en mitad del salón, vio como Clarissa sonreía y se llevaba al centro de un grupo de personas a Claus, comenzando a reír entre ellos.
Layla subió las escaleras con una sonrisa triste, cuando ya el sonido de las risas disminuyo Layla suspiro y se quitó los tacones resoplando.
—por fin! —grito con desgana arrastrando los pies con los tacones en las manos hasta su habitación.
Sorprendiéndose de que Hades estuviera sobre su cama y levantara la cabeza agitando su gran cola sobre las sabanas.
Se quitó la horquilla del cabello moviendo la cabeza de un lado al otro despeinando su cabello, tiro los tacones a una esquina de la habitación y se tiro en la cama al lado de Hades.
—no la soportoooo!! —grito contra la cama pataleando. —la fueras visto, tan refinada ella… zorra! ¡No soporto gente así! —dijo exasperada mirando al perro quien solo la miraba sin entender.
—no hables tan alto —Layla se sentó de golpe en la cama mirando que Don salía de la ventana.
—¿tú lo dejaste pasar? —acaricio al perro llenándolo de besos.
—es más seguro que él te cuide, una mordida de Hades y se quedara sin miembro —Layla miro al perro y la imagen de Vera vino a su mente rápido.
Si la mordida de un pitbull es letal, una de Hades simplemente rompería el hueso sin mucho esfuerzo.
—¿pero si la viste? —Don suspiro y asintió quedándose de pie frente a la cama.
—debes tener cuidado, no confíes en Gabrielle —la advertencia se sentía mas como un regaño a lo que Layla arrugo la nariz.
—¿es cierto lo que dijo? ¿Hay un tercero? —Don dudo un momento, pero asintió.
—no lo conocí, pero si llegué a saber por Rossi si —Layla se sentó en la cama, soportando el dolor de sus pies.
—¿Quién es él? —Don dudo en responder, miro hacia la puerta y luego a Layla.
Sabían que Lewis estaría detrás de la puerta.
—Stefan Vasile, Gabrielle D’Angelo y el señor Makris eran inseparables desde jóvenes, llego esta mujer y…
—Gabrielle insinuó que ella dejo a Claus por Stefan —Don frunció el ceño soltando un suspiro.
—no se sabe porque, pero en la boda hubo una gran discusión, Stefan y Claus pelearon y Stefan no regreso, el señor D’Angelo quedo en medio de ambos, prefirió mantenerse imparcial ese día —Layla asintió intentando pensar porque fue la discusión, en su mente se llenaron de miles de escenarios.
—¿no se han vuelto a ver? La casa que se quemo…
—Stefan gamas va a esas reuniones a veces mandaba gente en su nombre, pero luego dejo de hacerlo, se recluyo como el señor Makris lo hizo, pero este no tiene contacto con nadie, maneja un pueblo aquí en Grecia, es como una especie de edén.
—¿edén? —Layla le pareció un poco extraño esa palabra.
—hay enemigos del señor Makris que al cruzar esa frontera simplemente no regresan, quedan bajo la protección de Vasile —Layla acaricio el pelaje de Hades.
—¿crees que… arriesgaría su paraíso para atacarlo? —Don negó con rapidez, viendo como la puerta era abierta.
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Editado: 20.08.2024