—¿Qué? —Mateo miro sorprendido la carta en las manos de Gabrielle, leyó una y otra vez cada letra sintiendo un gran alivio al leer las mismas.
—tenemos que decirle a Claus. —Gabrielle se veía animado, se había ido al otro día en la mañana cuando Stefan se negó a mostrarle que Layla seguía viva, solo le mostro una foto de la mujer en el hospital, las primeras que le saco cuando Layla llego.
—cuando se entere ira él mismo hasta allá y no le importara si lo matan. —medito Mateo sabiendo lo desesperado que Claus se encuentra en la casa.
—no... no, no, no, Stefan fue muy claro, quiere a Clarissa —ambos hombres guardaron silencio.
—¿Por qué? —pregunto Mateo frunciendo el ceño.
—porque es personal para él, también porque siente que fue su culpa lo que sucedió. —ambos hombres se miraron y Mateo regreso la mirada a la carta.
—bien… me pondré en ello ¿y tú?
—buscare información sobre ella, pero si vas a contarle a Claus tengo que estar allí —Mateo asintió.
…
—HO-HO-HO —Nico entro con un sombrero navideño, en la sala sorprendiendo a Layla quien no pudo evitar reírse al verlo vestido de santa y con la bolsa incluida en su espalda.
El hombre se acercó dejando la bolsa en la pequeña mesa de café, Layla por su parte estiro el brazo que podía mover haciendo que el hombre se inclinara y dejara un pequeño beso en la frente de Layla, esta hizo un ligero puchero e intento acercarse, pero Nico se lo impidió, el doctor había dicho que era mejor que no se esforzara demasiado y allí estaba ella haciendo todo lo contrario solo para que ella no fuera una carga.
—Lila…
—solo un besito, es lo único que pido de regalo de navidad —murmuro como una niña malcriada y el hombre se acercó dejando un beso suave sobre los labios.
Layla sonrió mordiendo su labio inferior, sus mejillas se veía levemente rosadas.
Tenían solo unos días en casa, no había razón para retenerla en la casa y gracias al señor Vasile y a Nico que había decidido quedarse un mes más con ella, hasta que reiniciaran los eventos.
—feliz navidad —murmuro, pero Layla solo negó.
—Navidad ya paso —se rio y el hombre se encogió de hombros.
—eso quiere decir que no quieres tus regalos —la mujer miro incrédula la bolsa y luego a Nico.
—¿Qué? —Nico se sentó a su lado en el sofá sacando de la bolsa roja varias cajas planas, otras más pequeñas, cuatro en total. —pero… yo no te he comprado nada.
—no tienes que… —Layla arrugo la nariz sintiendo que las lágrimas iban a salir, no le gustaba sentirse así, menos que no merecía todo lo que el hombre a su lado.
—ten, ábrelo, o mejor lo abro yo —ella elevo una ceja y le extendió la mano, Nico no le quedo de otra que entregarle el regalo.
Layla con duda y cautela rasgo el papel, viendo que la caja plana no era solo una caja.
—¿Cómo? Niccolo… —murmuro asombrada terminando de quitar el papel.
—hace un tiempo lo encontré… supe que te gustaría tener algo oficial de ellos —Layla destapo por completo sacando el manga dentro, es un tomo al azar de su manga favorito, había visto el anime y leído el manga en línea, pero este es uno original, dentro todo está en japonés.
—Gracias… —se abalanzo a Nico abrazándolo con un solo brazo en el cuello dejando besos en todo el rostro de este. A Nico no le quedo de otra que sentarla en sus piernas para evitar que se lastimara, Layla había olvidado temporalmente que no podía moverse demasiado.
—todavía faltan tres. —le recordó con una gran sonrisa, pero como pudo le paso la pequeña caja. —abre este —la chica lo hizo, esperaba que no fuera un anillo porque no recordaba aun nada de lo sucedido. Ese día despertó y todos la miraban con demasiada atención le preguntaron cosas que ella no puso como responder y se veía por la manera tan recta en la que el hombre de gafas la miro y se fue.
—ay… dios… Nick! —se giró tan rápido que su cuello dolió, cerró los ojos con fuerza y Nico la abrazo dando ligeros masajes en la nuca.
—veo que si te gusto…—murmuro haciendo erizar toda la piel de la mitad de su cuerpo.
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Editado: 20.08.2024