—¿Le Avisaste? —pregunto tan casual que Layla solo miro un momento al hombre y luego a su plato frente a ella.
—emmm sip, dijo que quería venirse de nuevo, pero le dije que no —hablo bajo mirando las verduras en su plato, tenía que hacer un esfuerzo.
—¿Por qué? —cuestiono Stefan a su lado.
—porque estoy bien… también le dije que depende de lo que el doctor me diga mañana le pediría que se viniera —el hombre asintió, Layla miro a todos lados en el comedor haciendo que Stefan levantara una ceja.
—¿pasa algo?
—siempre… ¿come solo? —murmuro apenada de decirlo en voz alta.
—sí, ¿te molesta? —Layla frunció el ceño negando.
—es que…no lo sé —Stefan miro como la chica intentaba pensar en lo que faltaba o sobraba en la habitación.
—¿sientes que es familiar? —pregunto curioso dejando la comida, la chica no había tocado nada de su plato y él tampoco tenía ánimos de comer, pero de algún modo su apetito había regresado.
—¿algo en esto? Si —suspiro frustrada.
—mejor come algo o ¿no te gusta? —Layla intento no lucir avergonzada, pero decidió comer, teniendo ya la comida tibia, su estómago gruño y Stefan intento no reírse al verla encogerse en su silla.
La comida paso en silencio hasta que Stefan se fue de la mesa al terminar, Layla le costó pasar el brócoli, pero lo hizo, la textura la odiaba y el sabor fue lo peor, pero aun así termino de comer y se levantó caminando hasta el jardín.
Stefan no le había prohibido nada desde que llego así que se tomó la libertad de explorar los alrededores así que Layla camino solo por donde sabía que estaría de regreso al camino al interior de la casa.
Se quedó viendo la vista del jardín mientras intentaba pensar en cómo llego hasta esa situación un gruñido desde su izquierda la asusto, haciendo que se girara lentamente viendo entonces unos ojos en amarillo iluminado por los faroles de afuera, se quedó muy quieta sintiendo in frio recorrerle la espalda.
Sabia la diferencia entre un Husky y un lobo, y mientras más veía al gran perro delante de ella más sabía qué clase de perro era.
—S-Stefan… —hablo tan bajo que su cuerpo no se movía ni un musculo, algo gruño detrás de ella y sin poder moverse, solo cerro los ojos escuchando un fuerte ladrido y una brisa helada pasar a su lado.
Cuando escucho frente a ella una pelea decidió abrir los ojos solo para encontrar a un pelaje blanco envuelto en el gran lobo que había visto.
Soltó una fuerte exhalación hasta que unas manos la tomaron de los hombres haciendo que al fin un grito lleno de terror saliera de sus labios.
Stefan la metió dentro de la casa mientras Layla pataleaba, cuando por fin reacciono un perro con el hocico lleno de sangre manchando su pelaje impecablemente blanco se asomaba.
—Calma Layla, calma! Tuviste suerte —la mujer apenas podía escuchar las palabras del hombre.
—¿¡que carajos fue eso!? —pregunto en pánico viendo al perro y comenzando a retroceder hasta que su cuerpo choco contra un mueble, vio que el perro se acercó hasta Stefan y el hombre le hizo una indicación y el perro se sentó, esa orden la escucho dentro de su mente, la voz en su mente era diferente, pero algo en el perro le resultaba familiar.
—tranquila, Rea es una alfa y protectora de la casa, Kay es un poco temperamental con los nuevos.
—¿Qué… —Layla no se lo podía creer, el hombre estaba tranquilamente acariciando a un perro grande…
Grande…
Con ojos diferentes…
Uno de sus ojos es azul… El otro es negro….
—es un kangal … —Stefan entendió la mirada de la mujer, no se despegaba del gran perro, si su pelaje fuera negro seria idéntico a …
—¿Layla? ¿Por qué lloras? —Stefan se acercó preocupado al ver a la mujer comenzar a faltarle el aire tocando.
—Hades… Hades… —Stefan abrió los ojos con asombro abrazando a la mujer, esta comenzó a llorar con fuerza.
—ya… tranquila
—ellos mataron a Hades!!! —grito llorando tan desgarradoramente que el corazón de Stefan se agito y dolió.
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Editado: 20.08.2024