—bueno, siéntate Elizabeth —la mujer tomo asiento en un gran sofá, el lugar al menos no se veía como un consultorio médico, parecía más bien un estudio, muchos libros de fondo. —no quiero que te sientas incomoda, solo quiero que hablemos como amigos
—entonces puedo preguntar ¿Qué le dijo el señor Vasile? —Leonard asintió tomando asiento en un sofá frente a Layla.
—Claro, solo me estaba poniendo al corriente sobre tu situación. —el hombre parecía cómodo cruzando una pierna sobre la otra, incluso se había puesto unos lentes pequeños haciéndolo lucir un tanto extraño.
—¿mi situación? —Layla elevo una ceja.
—dijo que tuviste un accidente de auto y despertaste sin memoria del evento del último año —Layla miro sus manos. —¿está todo bien? Sé que es duro adaptarse a un lugar y personas que no conoces.
—¿y qué debo hacer? —Layla sintió que perdía el control, tal vez había sido muy pronto, contuvo las lágrimas en sus ojos respirando fuerte.
—solo… estoy aquí para escucharte, tratar de entender que piensas —el hombre hablaba calmado, intentando no alterarla, pero es la alteraba más. —Stefan me dijo que has tenido colapsos en los que recuerdas cosas y al despertar de nuevo no recuerdas nada —Layla miro hacia la ventana, el cielo despejado y azul la sereno un poco.
—tengo… muchas pesadillas desde que desperté en el hospital —susurro limpiando la lagrima traicionera de su ojo.
—ok… ¿quieres contarme? Preparare algo de té ¿quiere una taza? —Layla asintió y el hombre se levantó de la silla.
Comenzó a poner en orden sus ideas de lo poco que podía recordar de las pesadillas que tenía mientras el hombre servía el té, cuando el hombre regreso a su asiento le extendió la taza a Layla.
—si quieres podemos hablar de otra cosa, con lo que te sientas más cómoda —Ella asintió y miro el humo de la taza, leve y constante.
—yo… solo veía al doctor o las enfermeras entrar, ni siquiera hablaban español, al menos recuerdo mis clases de italiano y ellos me entendieron, un poco —Layla recordó a la enfermera amable que la había ayudado a no alterarse mientras estaba sola.
Veía a Stefan mirarla desde la ventana sin ninguna expresión en su rostro y eso no la calmaba.
—Stef… el señor Vasile estaba allí, pero nunca me hablo hasta que llego Nico
—¿Nico es?
—es mi novio, pero no lo era antes… no sé cómo explicar eso —Leonard solo asintió.
—yo… vine a o fui… a Italia por el amigo de Nico, Enzo, estaba… estoy… ya no sé cómo sentirme al respecto —tomo un sorbo de la taza luego de soplar. —siempre tuve mis dudas respecto a él.
—¿dudas?
—Enzo es popular, tiene a muchas mujeres hermosas a su alrededor y míreme, no soy un gran partido ni sé que podía ofrecerle —Leonard solo observo atento. —pero quería al menos la oportunidad de conocerlo, pasar tiempo con él y claro, alejarme de mi madre —sonrió con malestar, tomando otro sorbo.
—cuéntame de tu madre —Layla suspiro pensando por donde iniciar.
—mi madre es… una mujer muy dura, de niña no era así, no recuerdo mucho de ello, siempre me dejaban jugando en una habitación y viendo la televisión —sonrió de medio lado dejando la taza sobre sus muslos. —no di muchos problemas de pequeña… pero cuando nació mi hermano mi madre lucho con una depresión post-parto y ya luego todo era mi hermano.
—fuiste hija única mucho tiempo y ahora tienes un hermano
—sí, hasta los diez más o menos, medio hermano en realidad, no conocí a mi padre, murió cuando era muy pequeña y el padre de mi hermano murió también el estando muy pequeño.
—cuando dices que fue dura contigo ¿te refieres a afecto? —Layla negó.
—no solo afecto, fue fría y distante conmigo, quiso que madurara antes de tiempo y… lo logro, sí. Admito que tengo un gran resentimiento con mi medio hermano, pero es muy justo. —Leonard la miro con escepticismo.
—¿Qué no era justo para ti? ¿Qué hacia tu madre para que llegaras a ese punto? —pregunto con calma el doctor tomando de su te sin dejar de mirar a Layla, se notaba que la mujer evitaba decir algunas cosas, si no recordaba mucho de su infancia era por que algo estaba allí, bloqueándolo y ella misma sabia.
—primero fueron juguetes, luego cosas más serias como decisiones, luego fue más como “no tengo dinero para eso”, me volvió alguien compulsivo con el ahorro de mis cosas, me reprimí mucho con ello, controlaba lo que usaba porque “era su dinero”, solo cuando gane mi propio dinero empeoro, quería que le diera mi dinero para los gastos de la casa y que pagara la universidad y no ganaba mucho, colapse, en parte por su culpa deje la universidad.
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Editado: 20.08.2024