—en serio? —el desconcierto en el rostro de Nico fue grande, había esperado hasta la mañana siguiente para preguntarle a Layla ya que el resto de la noche se la había pasado llorando.
Sus ojos estaban hinchados, y aun parecía no querer hablar lo suficiente, la mirada seguía perdida en la taza de café con leche, no tuvo corazón para negársela.
—ahora entiendo porque no querías invitarla. —se había emocionado por querer conocer a su suegra y la familia de esta, había visto muchas fotos de la ciudad donde vivía su esposa
—y no… no te dije lo peor… —Nico elevo una ceja sin poder creer que eso no fuera lo peor. —ella… solo dijo que esperaba que cuando mi marido me golpeara no la llamara —Nico dejo caer sin darse cuenta la taza de las manos, miro a Layla con los ojos demasiado abierto.
—¿Qué? —la vio encogerse de hombros y tomar de su café con calma.
—¿de donde crees que aprendí a juzgar a los hombres? —Nico se acercó por atrás abrazándola con fuerza.
—lo siento cariño… —Layla no quería llorar, pero apretó y beso el brazo que rodeaba sus hombros. —sabes que eso jamás te haría algo así.
—lo se… —la voz rota de Layla solo lo hizo casi llorar. No entendía como podía Layla tener una familia tan machista y una madre que no la apoyara.
Se giró aun con los brazos de Nico rodeándola. Ambos se quedaron allí de pie durante un largo rato.
—te amo… —Layla cerró los ojos con fuerza aferrándose a esas palabras y a ese latido de corazón que podía oír con tanta claridad.
Siguieron las semanas acompañadas de demasiadas organizaciones, Layla se había negado a invitar a Enzo y todos estaban de acuerdo en que era mejor así, pero el mismo hombre se veía ofendido.
Todos lo entendían menos él.
Niccolo siguió revisando los correos de Layla esperando que ese acosador la dejara en paz, además de estar mucho más cerca de ella a medida que el abdomen de ella era más notorio con ropa más ajustas, pero ella se negaba a usar cosas apretadas porque decía que se sentía explotar.
Layla le conto como había omitido a su propia familia el echo del nacimiento del bebé, además de no publicarlo en redes sociales hasta que el pequeño o pequeña naciera.
Layla a veces decía que sería niño, otras que estaba segura que era niña, pero en las ecografías aún no se podía ver.
—Lila… deja las fresas —la regaño sin levantar la vista, ya esa era la quinta porción de fresas que la mujer sigilosamente se robaba.
—pero… pero amor!! —hizo puchero metiéndose dos fresas en la boca y huyendo escaleras arriba.
Nico solo se rio al escucharla subir las escaleras, pisando fuerte cada escalón alfombrado. Siguió con lo que estaba haciendo, ya la semana que venía tendrán la boda. Escucho un estruendo en la entrada de la casa y al no escuchar nada mas frunció el ceño.
Acercándose con cuidado a la entrada tardo unos momentos en abrir la puerta solo para descubrir una caja roja en la entrada de la casa.
Con cautela empujo con el pie la caja dándose cuenta que esta no estaba tan pesada, en su lazo tenía una tarjeta que con cuidado la tomo, miro a todos lados, pero las calles estaban solitarias.
Leyó la tarjeta sintiendo su sangre congelarse.
“Feliz matrimonio”, en letras doradas como las que podían vender en cualquier tienda de regalo.
Al tomarla y abrirla quitando el lazo, esta se abrió dejando ver un pequeño perrito ensangrentado, Nico cerro los ojos con fuerza intentando cerrar de nuevo la caja, notando que en pequeño animal tenía un collar y una placa, estaba muy bien colocado y el nombre visible.
—Layla… —murmuro el nombre de la placa. Ahora si tenía que llamar a la policía.
Layla solo bajo cuando las luces rojas y azules titilaron desde la ventana, bajo a toda prisa solo para encontrarse con Nico hablando con uno de los oficiales afuera.
—ella… ella es mi esposa. —Layla corrió a abrazar a Nico mirando alrededor, solo viendo que en la entrada había más policías, en pánico miro a Nico y luego al oficial.
—¿Qué… que está pasando? —Nico froto el brazo de Layla.
—alguien dejo un “regalo” en la puerta —Layla frunció el ceño preocupada.
—¿regalo?
—dejaron un animal muerto como “regalo de bodas” —explico Nico aun sintiendo asco de recordar al animal casi descompuesto.
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Editado: 20.08.2024