Nota: este capitulo tiene algunas escenas violentas.
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Con pesadez Layla se levantó de camino a la cocina, el estómago gruñendo y la acidez la hicieron despertar hambrienta.
Atándose la horquilla en el cabello bajo lentamente a la cocina con poca iluminación, gracias a las luces en las paredes a nivel del suelo.
Cuando Nico la encontró mareándose mientras caminaba en la oscuridad hizo pequeños cambios a la casa, solo para Layla.
—no es justo pequeño, poco más y te tomar mis jugos gástricos —bromeo acariciándose el vientre.
Nico debía estar en el ático pues no se encontraba en la cama cuando se despertó, se acercó a la nevera decidida a prepararse un vaso de avena frio.
Pero el escalofrió que la recorrió la espalda la alerto, se quedó un momento con la cabeza dentro del refrigerador esperando que ese sentimiento se le fuera, deseando en el fondo que fuera Nico.
Intentando con naturalidad rascarse detrás de la cabeza un leve olor a gas llego a su nariz haciendo que se tensara.
Giro rápidamente su cuerpo solo para encontrar un rostro cubierto de negro y un cuchillo en alto que corto la palma de la mano con la cicatriz, Layla le tiro el agua fría dejando caer el envase de plástico.
—Nico!? —Grito, lo que altero al enmascarado quien intento volver a atacar a Layla en el abdomen.
Tiro algunas ollas que estaban en la mesa cubriéndose con una de cuchillo, notando que era de la misma cocina.
—se quién eres… no deberías tener esa mierda en la cara —el enmascarado se quedó en seco viendo el cuchillo en su mano. —¿en serio pensaste que no te encontrarían? —Layla sonrió de medio lado, tomando con fuerza el mango del sarten y con la otra la horquilla, está ya había tenido más sangre que cualquier objeto que hubiera tenido.
El enmascarado se quitó la tela de la cara sonriendo, no esperaba que un hombre de esa edad obsesionado con Niccolo.
—yo le conocí primero… —dijo con desdén el hombre intentando acercarse mientras Layla se alejaba del espacio cerrado de la cocina. —tenías tu… pequeña perra que meterte con él.
—creo que te saltaste la parte de la historia donde sali con Enzo primero —el hombre la miro con burla.
—y eso te hace aún más una perra… —volvió a atacarla muy desorganizado, lo que le dio ventaja a Layla quien aún no tenía practica en sus clases viejas, apuñalando al hombre en la pierna, recibiendo otro corte en su mano que la hizo gritar, las gotas de sangre marcaban el suelo y su brazo hasta su codo.
—¡LILA! —las fuertes pisadas de Nico al bajar las escaleras alteraron al hombre quien siguió atacando a Layla.
Hasta que esta se cayó con un balde que no debería haber estado allí.
Miro con horror el tanque de gasolina y luego las salidas de la casa.
El hombre frente a Layla sonrió con locura intentando acercarse a Layla, hasta que Nico lo tacleo.
—¡¿Qué mierda te pasa?! —golpeo al hombre en la cara, pero este le apuñalo a un costado, Layla se levantó con rapidez sin haber visto el ataque directo a su esposo, tomo el teléfono fijo dándose cuenta que este no tenía tono, corrió rápido escaleras arriba casi cayéndose en el proceso cuando una mano tomo su tobillo.
—de aquí… de aquí no vamos a salir ninguno —su risa perturbadora solo asusto más a Layla golpeo al hombre en la cara como pudo, sin tratar de lastimar su barriga, hasta que Nico logro hacer que este la soltara.
Entro a la habitación tomando su celular y marcando a emergencias, a pesar de su voz apresurada la explosión en la planta baja la hizo sujetarse de la pared.
Llorando en pánico salió de la habitación encontrándose con el hombre mirándola en el pasillo un poco aturdido.
Layla cerró la puerta cuando escucho al hombre acercarse. Corrió a la ventana dándose cuenta que esta no habría, miro bien la madera y noto que esta tenia clavos.
Con horror miro hacia la puerta de la habitación escucharlo dos golpes.
—¡¡¡ABRE LA PUERTA CARIÑO!!! ¡¡¡NO VAS A SALIR DE AQUÍ!!! —Layla se limpió las lágrimas en sus mejillas tomando una figura de metal que Nico tenía en la mesa de noche rompiendo los cristales de la misma.
El fuego comenzó a propagarse rápidamente por la casa. Nico se levantó entre el fuego, sosteniéndose un costado intentando buscar al hombre que no esperaba que atacara su casa.
¿gasolina?
Todo ya lo había planeado, escucho los gritos del tipo en el piso de arriba y tosiendo comenzó a subir las escaleras, no dejaría que se saliera con la suya.
—¡¡PERRA ABRE!! —con su sabana quito los cristales de la ventana intento mirar afuera, pero nadie se encontraba por allí.
Algunas casas encendieron sus luces, pero nadie había salido, miro hacia abajo sintiendo pánico, era demasiada altura.
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Editado: 20.08.2024