Capitulo 173

—te noto tensa… ¿Qué pasa? —Layla soltó un suspiro. —¿preocupada por el primer día? —Layla no despego la mirada de la carretera.

—pues… son muchas horas sin Davi… —Layla despego una mano del volante para limpiar el sudor de esta y luego de la otra mano.

—pero… tú y el galán ese tendrán más tiempo juntos —la mueca en el rostro de Layla fue instantánea haciendo reír al copiloto. —así ya me dijiste lo que piensas de la idea.

—aun no me hago a la idea de él…

—¿tan mal se portó? —Layla no sabía cómo responder. ¿se portó mal? Si, su ex novia casi la asesina por un mal entendido ¿eso cuenta?

—mi relación con él fue complicada…

—a ver… cuéntame, tenemos tiempo. —Layla suspiro sabiendo que si lo tenían.

—nos… no sé cómo explicarlo, pero, cuando llegué al país, fue a quien le pedí ayuda, luego un tiempo después casi me atropella con su auto y luego… tuve un trabajo temporal como camarera y él era el dueño de eso —Alma se quedó con los ojos muy abiertos.

—wow, eso sí es algo… intenso…. —Layla se rio dando vuelta en el siguiente cruce.

—el destino me odia —ambas guardaron silencio un momento.

—pero… él es…

—¿el padre de Davi? Dioses no! —Layla se rio y Alma solo se quedó meditando mientras le acariciaba el pelo al gato.

—¿es tu ex? —indago y Layla lo dudo ¿podía llamarlo ex?

—sip… algo así…

—¿Cómo lo dejaste ir? —ambas se rieron, era clara la referencia, Claus a pesar de las cicatrices tenía un atractivo peligroso.

—creo que por la misma razón que entre aquí la primera vez…—Alma se quedó en silencio, sabía que la mujer lo pensaba, pero no sabía cómo sacarlo.

Ver el gran tamaño de Claus y los tatuajes, su sola presencia podía hacer temblar a cualquiera, pero delante de Layla y Davida parecía un gran cachorro en busca de mimos.

—es algo que no tocamos nunca, pero… tengo curiosidad —Layla se rio pero asintió.

—bueno… vine aquí por una razón… —Alma la miro con atención esperando que su secreto fuera tan grave como el de ella. —un acosador de mi difunto esposo… salio de las sombras e… intento matarnos, apenas sali con vida de allí pero el —Layla se estaciono tan rápido como los recuerdos inundaron su mente, pego la frente al volante sintiendo la mano de Alma sobre su hombro.

—ay… yo… yo lo siento mucho —Layla se levantó y sacudió la cabeza limpiándose las lágrimas.

—el acosador directo murió, pero Stefan y Claus dijeron que tenía un socio así que…

—es mejor prevenir que lamentarse —Layla asintió son una leve sonrisa en los labios.

—bueno… creo que te toca —Alma hizo una mueca intentado que no la afectara tanto contarlo, después de todo, Layla llamaba al Sr. Vasile por su nombre, no era alguien con quien se podía jugar, pero era su amiga desde hace cinco años, la única diferencia es que Tabitha no había nacido en el mismo hospital o ciudad, pero las niñas cumplían años el mismo año, ya tenía la confianza suficiente para al menos si algo le pasara a ella, “Elizabeth” podía ser una buena madre sustituta.

—bueno… me metí con gente que no debía y… —las palabras se atoraron en su garganta, Layla solo asintió en comprensión.

Era lo único bueno de ella, no la iba a juzgar.

—el padre de Tabi no es un buen hombre, por eso hui… no quiero un padre que golpee a su hija cuando llegue del trabajo porque no tuvo un buen día —Layla se podía hacer una idea de lo que había pasado la mujer, cuando la conoció Alma parecía una mujer muy delgada y con ojeras oscuras bajo los ojos.

Stefan la había contado que tenía un problema con el consumo de sustancias, pero las había dejado apenas supo del embarazo, había sido su punto de quiebre y solo le había dicho esto porque se preocupaba por la niña, pero ¿Por qué preocuparse? ¿Quién era el papá de Tabitha?

—tomaste una buena decisión —Alma solo sonrió aceptando la mano que Layla había estirado para ella. —y ahora debes volver al trabajo y yo pasare a recoger a las niñas de la escuela más tarde.

—te lo agradezco… por… todo… —las palabras fueron sinceras y Layla solo asintió.

Ambas se seguirían apoyando, para Layla Tabitha era como una segunda hija.

—para eso están las amigas —Ambas sonrieron y entonces Alma bajo del auto entrando al edificio donde ella una vez tambien había trabajado.