—¿Qué? —Layla miro asustada a las niñas y luego alrededor.
—sí, bueno, eso dijo Leo, nosotras no lo vimos —hablo Tabitha viendo el semblante de Layla.
—¿hablaron de eso con la maestra? —las niñas asintieron.
—iré a hablar con la maestra —dijo una preocupada Layla mirando como Claus asentía y ayudaba a las niñas a entrar al auto.
—¿está todo bien, papi? —Claus miro a Davida y le sonrió.
—sí, todo está bien, mamá ya volverá —Claus no pudo evitar mirar el alrededor con calma, pero solo había padres yéndose con sus hijos, saco su celular y envió un mensaje a Stefan.
—pues nada… dijeron que revisaron, pero tal vez solo fue una mentira de ese niño —a pesar de las palabras de Layla su semblante preocupado no se fue.
—tranquila… vamos a casa —Layla asintió, pero Claus le abrió la puerta del copiloto.
—¿eh?
—yo conduzco —Layla miro un momento el asiento y luego entro al auto, se había estado quejando todo el día sobre el dolor que dejo el hombre en su cuerpo y ahora un extraño en el jardín de niños.
No sería conveniente que manejara alterada.
Todo el camino Layla intento prestarles atención a las historias de su hija mientras Claus seguía hablando con ellas hasta que llegaron a casa.
Afuera de la casa Layla parecía paranoica mirando a todos lados. Las niñas entraron contentas buscando dentro de la casa a Hades, llenándolo de caricias y mimos, subieron las escaleras.
—¿todo bien? —Layla se froto los brazos abrazándose así misma.
—no me gusta, así no sea nuestro pasado, un hombre en el bosque no es algo bueno —Claus la abrazo dejando besos en su cabeza.
—puede que se haya equivocado —intento calmarla, pero Layla solo negó varias veces.
—¿y si no?
—ya le avisé a Stefan, tambien le dije que puede ser un rumor —Layla miro sorprendida al hombre, pero luego asintió.
Era un preescolar, un acosador o un espía no eran buenos para el dueño de la ciudad.
—no le he dicho a Alma… esperare a que llegue más tarde —Claus asintió tomándola de las mejillas y cerca de besarla, mas ella se alejó.
—¿muy pronto? —Layla solo miro escaleras arriba viendo como las niñas y el gato la miraban fijamente.
—bésala papi —grito con emoción Davida y Claus solo se rio al ver como Layla intentaba empujarlo.
La tomo con firmeza, inclinando su cuerpo a un lado para luego dejar un beso en su mejilla demasiado cerca de los labios, para las niñas, fue un beso, para Layla, fue un nuevo momento con Claus.
Al caer la noche Claus de nuevo se había colocado el mandil mientras Layla ayudaba a las niñas a bañarse.
Cuando bajaron la puerta de la entrada se abrió dejando ver a Alma muy sonriente.
—Mami!! —Tabitha corrió emocionada mientras su madre la cargaba y llenaba de besos.
—¿Cómo te fue en la escuela? —Alma entro a la casa dejando su bolso en el sofá llegando hasta la isla de la cocina mientras Davida le abrazaba a su pierna.
—jugamos mucho y…
—y un extraño estaba en el bosque! —Alma casi se le salen los ojos cuando escucho a Davida decir aquello.
Para Tabitha quien ya había visto el rostro palidecer de su tía “Eli”, ver a su madre con la misma expresión le dijo que era algo muy serio.
—¿Qué? —la mujer vio a ambos adultos en la isla de la cocina y Layla tenía una mueca extraña en sus labios.
—porque no dejan que Alma termine de llegar, seguro tiene hambre —
—si! Tía!, ¡papi cocino hoy! —Alma miro a Claus con el delantal de Layla y contuvo las ganas de reír por la conmoción inicial.
—ok, ok, mucha información, vamos a comer —la mujer dejo sentada a su lado en la silla a Tabitha y luego ayudo a sentarse a Davida.
La atmosfera extrañamente tensa había regresado.
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Editado: 20.08.2024