—wooow!! Todas miraban por la ventana la ciudad pasar, habían habilitado la limosina para Layla y sus amigas que iban con los niños en el auto metiéndose en algunas tiendas averiguando que tipo de evento hacer.
Usarían una cabaña como les había dicho Claus por teléfono y la cual conocerían en la noche para cenar, la fiesta no sería tan grande pues el círculo íntimo de Layla solo eran los tres hombres y los personas que trabajaban en la casa.
No podía llamar amigos a su ex equipo de trabajo porque incluso Stefan le advirtió de no decir mucho sobre ella misma dentro del lugar.
—quiero probar comida griega! —grito con emoción Ellie haciendo que el resto se emocionara.
Cuando llegaron al restaurante una mesa privada ya las esperaba, todas se sentaron alrededor de la gran mesa redonda donde con dos sillas especiales para bebés, las dos niñas prefirieron usar sillas normales con cojines extras para sentarse.
Comenzaron a hablar y contarle sobre esos años que Layla había desaparecido de las redes sociales.
—tu mamá lo paso mal —Layla bajo la mirada negando.
—creeme, eso no lo puedo creer —la mesa se quedó en silencio.
—pues la vi publicar muchas cosas en su Facebook e incluso todos los días de tu cumpleaños —Davida miro a su madre y luego a su madrina.
—¿la abuela? —Davida no sabía que tenía abuela y enterarse que tenía una…
—eso es solo drama, ella prefirió más a su hijo que a mí, creeme cuando te digo que fue duro escuchar a tu propia madre defender a capa y espada a un … ser humano como ese —Sarah asintió.
—creo que tienes razón… pero aun así Lila —
—¿Qué hizo mi abuelita?
—amor… —no iba a envenenarle la mente a la peque sobre su madre y el trato te duro de esta hacia ella. —tuvimos… que separarnos por… problemas de comunicación, tu abuela es muy terca en muchas cosas —Layla intento consolar a su hija y no preocuparla, pero la niña parecía ver la verdad en su rostro.
—¿te hizo daño mami? —Layla intento mirar a Sarah y este casi rompe en llanto.
—un… un poco —confeso sin mucho valor de asumir lo que realmente había sido su vida.
—entonces no quiero tener abuela —sentencio la pequeña haciendo que algunos intentaran contener la risa.
—Dav…
—no, no quiero —Layla la abrazo dejando un beso en su frente. —no digas esas cosas cariño. —la siguió abrazando sin saber que decirle realmente a su propia hija.
—es cierto, mi papá de sangre fue un hombre horrible, por su culpa mami no está —Layla no quiso comparar, pero Tabitha tenía razón, a veces la familia no definía quien de verdad merecía ser parte de tu familia.
—bueno… ya no hablemos de ello si, come, mira a tus hermanos —los pequeños tenían las mejillas llenas de la salsa del pollo que tenían en sus manos, devorándolo con desespero —que bueno que traje ropa de cambio —murmuro Layla al ver a ambos niños comiendo como locos.
Matthew con el pollo y Niklaus con las papas fritas.
Sabía que solo una vez a la semana los dejaría comer tanta grasa o helado.
Cuando llegaron a la casa se dirigieron a la cabaña donde el resto de las madres de sus amigas habían preferido quedarse a descansar.
—pensaba que no iban a llegar nunca —hablo la madre de Sarah quien abrazo a su hija. —¿Cómo les fue?
—increíble, al menos tenemos vestido, solo que tuvieron que ajustar las pechugas de la novia —la madre se rio pues había conocido a Layla desde su adolescencia y sabía que la chica había tenido un cambio muy drástico en su físico, de ser una talla mediana a ser de copa grande.
La madre de Sarah vio como Claus saludaba a las niñas como su fuera completamente suyas, siendo un padre amoroso.
—ese hombre… —Sarah miro por instinto hacia donde estaba Layla y Claus que la superaba en tamaño.
—¿Qué tiene? —pregunto preocupada al ver a su madre quien sonrió de repente.
—Lila se ganó a otro buen hombre —ambas miraron la escena y Sarah se relajó.
Había escuchado como Layla lo había descrito y luego como este hacia unos meses le escribió desde el Facebook de Lila y se asustó, luego lloro cuando supo que todo fue para protegerla a ella y a la niña, cuando hizo el grupo con las otras chicas todas querían pruebas y el solo envió muchas fotos de Layla y Davida.
“solo, vengan a la boda”, fue una sugerencia muy buena, pero todas dijeron que no podían, pero cuando el hombre se ofreció a pagar los pasajes y del hospedaje y el resto estaría cubierto, la siguiente demanda fue no ir solas y dicho y hecho, cruzaron el otro lado del mundo para sorprender a su vieja amiga.
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Editado: 20.08.2024