—¿Por qué todo lo que como lo vomito? —Layla intento no llorar mientras se comía una sopa y hacia pucheros.
—lo siento mi amor… —Claus se mantenía allí a su lado en la silla acariciándole el cabello con cariño.
—¿Por qué no puedes tener tú las náuseas? —le recrimino haciendo que Claus se riera lo que hizo que Layla lo mirara con enojo.
—creeme amor, quisiera tenerlo yo para que no pases por esto —dejo un beso en la mejilla de Layla quien regreso su vista a la sopa.
Habían pasado apenas meses del embarazo, pero los vómitos aún seguían, haciéndola sentir aun peor.
Mantuvo todo ese tiempo lecciones de yoga, ejercicios solo caminatas en la cinta para evitar caminar por el jardín, pero aun así sentía miedo que le pasara cualquier cosa por estar postrada demasiado tiempo en una cama.
La silla vibratoria, su único consuelo e incluso una mujer que le hiciera masajes cuando Claus no estaba.
Las niñas ahora en clases cuando supieron lo del embarazo gritaron de alegría y Layla intento no preocuparlas por lo que ambas asistían a sus clases extra, ambas niñas en clases de ballet y otros días en clases de música, con su padre Claus jugaban deportes, mientras que con Stefan Tabitha aprendía a tocar el piano.
A pesar de las niñas ahora eran hermanas, ambas comenzaron a tener gustos diferentes e incluso en los colores.
Al igual que su elección de chollares, mientras Tabitha usaba el collar que su abuela le había dado, Davida se mantenía usando su collar con el anillo de su padre colgando en su cuello.
Mientras que los niños si asistieron al preescolar, ambos padres y tío sintieron la ansiedad subiendo por sus gargantas y por más que hablaron con los pequeños estos simplemente se veían felices.
Los únicos que compartían habitación ahora eran los gemelos y aun así tenían la habitación dividida en sus gustos.
Kay, Rea y Hades habían creado un vínculo dejando a la pequeña bola de pelos hacer y deshacer a su alrededor.
Stefan mantenía una pequeña amistad con Sarah y esto porque la misma Sarah le pregunto si ese era el número de Stefan, la mujer se alegró pues el día de la fiesta de su boda los había visto muy cerca e incluso habían bailado.
Lo sorprendente había sido como el mismo Frey, duro como un diamante se dejaba mensajear con Ellie, todo contado por la misma mujer quien no veia la hora de mudarse a Grecia, solo por sus “monumentos”
Y el grupo de sus amigas ahora se llamaban “alabanzas a monumentos griegos” y Layla era quien tenía que compartir las fotos pues ella era la única que estaba rodeada de monumentos todos los días.
Y así Layla podía distraerse de su pequeña condición actual, tomándole fotos descuidadas a Frey o a Mateo, incluso a Stefan cuando tocaba el piano con Tabitha a su lado.
Ambos hombres ya sabían sobre esto y solo se reían de como describían a ellos mismos en ese grupo.
—me siento terrible por hacer esto —dijo entre risas mientras revisaba las conversaciones de Layla de manera poco ética.
Frey que estaba justo detrás se horrorizo de la cantidad de emojis que las mujeres en ese grupo usaban cuando veían una foto de él o la de cualquiera en el grupo.
—esto es terrorífico. —movió su cuello de un lado a otro intentando quitarse el hormigueo.
—siéntete como una celebridad, Frey, vive un poco —se burló Stefan mirando las fotos de esa noche, todas las noches lo hacía ya por vicio.
—este nivel de acoso no me hace sentir cómodo —comento con cierto asco el hombre mientras veía los sticker.
Se estaba arrepintiendo de haberle dicho a su jefe sobre las actividades de Layla en su celular, e igual que los otros empleados cuando se dieron cuenta de lo sucedido no dejaban de cuchichear sobre como la esposa del jefe Makris subía fotos descuidadas de alguno de ellos.
Además, que el nombre les llamo demasiado la atención, todos a veces apostaban quien sería el siguiente en salir en las fotos.
Nadie se preocupaba realmente por ello pues el grupo era completamente privado y solo ellos tenían acceso al sistema, además que las mujeres astutamente borraban todo cada veinticuatro horas para evitar que las descubrieran con fotos de los hombres.
Claus fue uno que no le gusto para nada la práctica, pero lo dejo pasar pues Layla se denotaba celosa de mostrar alguna foto de él, se sintió bien saber que su esposa era posesiva y más después del número de baile que el presento el día de su boda.
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Editado: 20.08.2024