Bienvenidos a esta historia llena de comedia, amor, drama, romance y por supuesto, nunca puede faltar ese toque de cliché que lo hace aún más excitante.
Mi vida... Es "normal" sería el término correcto, pero no es mi caso, mis padres son de ese tipo que intentan entender a la juventud hoy en día, pierden su tiempo, lo sé, aunque a veces me causa mucha risa su intento de estar siempre actualizados.
Mis amigas son Bianca y Cassie las conocí en primaria, cuando nos peleamos por una galleta, desde ese entonces hemos sido inseparables, tratamos la manera de ser siempre lo más sinceras posibles, sabemos hasta el secreto más vergonzoso de cada una.
Volvamos al tema principal: ¿cómo una chica invisible como yo, llega a salir con el chico más popular del instituto? La respuesta esta en que está locura empieza con algo muy típico. Una fiesta de inicio de año.
—No me pondré eso -—dije cruzandome de brazos.
Cassie suspira enojada, lleva más de media hora tratando de convencerme que use un mini vestido negro con tirantes y cubierto de encaje. La vestidura, a pesar de ser algo provocadora es muy lindo, pero es algo que yo no estoy acostumbrada a usar.
—Zoé Miller te lo pones porque te lo pones. No te estoy preguntando, te lo estoy ordenado —dice Cassie tratando de controlar su enojo creciente.
—Vamos Zoé, ¿qué te cuesta?
—Mucho. No me gusta ese tipo de ropa —dije cruzandome de brazos y haciendo un puchero de niña chiquita.
—Solo por hoy, ya después puedes volver a tu atuendo de vagabundo.
Pienso unos segundos, la fiesta dura un par de horas, así que por esta vez decido acceder.
—Esta bien, pero de una vez te aclaro que mi estilo es simple pero me gusta, no es el de un vago —Bianca me observa con una radiante sonrisa.
Tomo el atuendo de mala gana y entro al baño. Esta es la parte en donde describo mi físico, diciendo que soy de estatura media, ojos miel, cabello castaño ondulado etcétera, etcétera. Como ven soy igual a cualquier otra chica común y corriente, soy algo gordita ya que me gusta comer absolutamente todo, no le niego a nada.
Con mucho esfuerzo me pongo el vestido y empiezo a respirar rápido. Esto de ponerse cosas ajustadas es agotador, es por eso que soy más simple, Jeans, camisas, suéteres, converse, a veces shorts.
La ropa que es más cómoda es mucho más fácil de poner.
—Me veo ridícula —digo saliendo del baño.
Bianca y Cassie se quedaron abrieron la boca de forma exagerada.
—Lo sabía, sabía que no me quedaría bien. Soy un hipopótamo. Todo por culpa de los tacos, hamburgue...
—Ya deja de exagerar, estas guapísima.
—¿Dónde tenías escondido todo eso? —pregunta Cassie que no sale se su asombro. Incluso detecte un toque de envidia en su mirada.
—Creo que empezaré a comer como tú, ya sabes, de manera exagerada. Eso hará que me crezca más el trasero —opino Bianca.
—Esto no tienen nada que ver con la comida, son buenos genes —digo mientras me doy una nalgada divertida.
—Como digas presumida —exclama Cassie, pero su expresión cambia rápido a una de completa felicidad —. Hora del maquillaje —dijo con unas quince brochas en las manos, la observo horrorizada, comienzo a negar con la cabeza varias veces.
—Eso si que no —vuelvo a discutir —. No quiero verme como un payaso, es decir, ¿no te basta que me ponga este atuendo que tiene un letrero grande que dice "Zorra"?
—Para que de verdad parezca que tienes pinta de Zorra necesitas maquillarte, así tal vez consigas aunque sea un beso.
—Ya he besado —me vuelvo a cruzar de brazos.
Cassie se detiene para observarme seriamente
—Adam no cuenta —mis mejillas se enrojecen.
—¡¿Te besaste con Adam?! ¡¿Por qué soy la última en enterarme?! —me examina con la mirada, buscando alguna respuesta a su pregunta.
—Relajate Bianca, para mí eso no contó como un beso.
—¿Por qué dices que no contó como un beso?
—Porque Adam no lo recuerda.
Auch. Al menos podría disimular el tono de triunfo que utilizo.
Ese día fue una completa locura, era mi primera fiesta, por lo tanto, la primera vez que bebía un poco de alcohol. Para ser sincera, los primeros tragos eran horribles, pero luego del cuarto trago de vodka, no sólo ya no le sentía sabor, sino que además sentía que podía hacer todo lo que quería, ahora entiendo porque le dicen: "valor líquido".
El asunto es, desde que conocí a Adam me ha gustado y mucho, me di cuenta que tenía una oportunidad. Pero si yo estaba algo ebria, Adam me ganaba, él estaba casi inconsciente, me le acerque y le di un beso, pero para mi triste realidad al día siguiente me percate que no recordaba absolutamente nada, le conte a Cassie pero tampoco me creyó.
—Saben, dejemoslo ahí.
—Tienes razón.
Cassie tarda quince minutos en aplicarme esa base de maquillaje, no es por ser un poco del estilo cliché que he leído, pero no me gusta para nada el maquillaje, reconozco que ayuda bastante a tapar imperfecciones del rostro, pero he visto unos casos horribles donde las mujeres exageran su uso, lo cuál no es bueno.
—Listo.
Al verme al espejo note un cambio, mis ojos resaltan con el molesto delineador, el rubor me hace ver menos pálida y el labial color vino combina perfectamente con mi tono de piel, la verdad esto me gusta.
—Sabes, deberías venir y arreglarme a diario —le digo a Cassie con una gran sonrisa.
—Lo mismo pienso, así tal vez salgas de esa maldición de solterona.
—Ser soltera no tiene nada de malo, además, no todo en la vida son las relaciones —suspire.
El claxon de un auto afuera de mi casa me pone un tanto nerviosa, porque sé que es Adam, las chicas se ven por última vez en el espejo y sin más salimos de casaomo ya es costumbre me siento en la parte de copiloto, y ahí esta él, con su gran sonrisa blancuzca, su cabello alborotado color castaño, va vestido con jeans oscuros y una camisa polo blanca, al sentarme él ve con una gran sonrisa a Cassie y los celos se hacen presentes. No es ningún secreto que Adam tiene cierta atracción hacia Cassie, pero ella no le corresponde.
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Editado: 05.01.2021