ADVERTENCIA: lenguaje fuerte, o casi.
Lo que digan los personajes no refleja la manera de pensar de la autora.
De entre todas las mujeres observando desde las gradas el partido de voleibol apuesto que no soy la única en estar babeando por Theo Delon. Es que, el hombre es realmente caliente con el cabello rubio oscuro revuelto y pegado a la frente por el sudor; la camiseta sin mangas perteneciente al equipo que deja ver los brazos bien torneados y la impresionante altura que lo hace destacar.
El público chilla en cuanto él marca el último punto que el equipo necesita para vencer a visitantes y en un instante veo a Theo palmear las espaldas de sus compañeros con gesto serio para luego abrazar a su hermano, quién se abalanza sobre él a penas termina el partido. En los dos años que llevo estudiando en la universidad Collinwood de Nueva York, me he preguntado el porqué de ese trato distanciado que tiene con cualquiera, y si se me ocurrió que su popularidad tenía algo que ver pero no estaba ni estoy segura. Aún no. De igual forma esa actitud arisca y fría tan propia de él es lo que más intriga causa y una de las tres razones por las cuales es perseguido por muchas chicas. La segunda es, por supuesto, su atractivo y la tercera que está muy bien acomodado económicamente; es algo así como el hombre ideal, ¿no? Guapo y rico.
Desde luego sería mi hombre ideal, si pudiera tenerlo. Admito que es mi crush, para qué negarlo si es obvio. Estar con él está muy lejos de mí, pero si pudiera tenerlo por un rato sería suficiente. Qué patética, Cristal.
Mi amiga, Katia, se pone los dedos en los labios y silba con fuerza por encima del bullicio que me está dando jaqueca. Algunos bajan de las gradas para felicitar al resto del equipo, mientras que Katia me toma del brazo para hablarme al oído.
— ¿A qué no es el mejor? Esto es solo un partido amistoso, imagínate cómo se pondrá en la competencia de fin de mes—me dice en lo que suelta mi brazo para acomodarse el largo cabello hacía atrás y alisar la falda que trae puesta—. Deséame suerte, voy a intentar hablar con él.
Antes de que pueda siquiera responder, Katia baja por las escaleras para adentrarse en la multitud evitando así que abra la boca de más y suelte un ácido: sí, cómo no, ni tú te lo crees. A veces me gustaría tener su perseverancia, dispuesta a intentar entrar en el campo de visión de Theo las veces que sea necesario y hacer el rídiculo hasta que la note. Al menos yo sé que es imposible, estúpido, patético.
Katia es inocente en asuntos del amor, si es que guarda ese absurdo sentimiento por él, por lo tanto no se da cuenta de que sus intentos no sirven de nada. Theo no pesca a nadie, nunca se ve involucrado románticamente con nadie, ni siquiera en plan follada al contrario de su hermano, Thomas, quién es muy conocido por ello, así que diría que es inalcanzable.
La única chica que es capaz de agarrarlo y abrazarlo, darle besos en la mejilla incluso es Leah Smith, quién solo se junta con él y con Thomas. Pienso que es porque también pertenece a la misma clase acomodada pero no lo sé. Quizá ella pudo envolverlo en su dedo meñique de forma que nadie pudo… o simplemente es especial.
No, ni hablar.
Esa tipa no tiene nada de interesante aparte de ser bonita.
Al quedarme sola decido buscar a Jimmy, uno de los fotógrafos encargados del periódico universitario. Yo soy redactora del Eagle Diary, lo cual no es nada interesante pero suma créditos extras en mi carrera de periodismo. Mierda, espero que mi sueño de trabajar en el York Blue sea todo lo contrario a lo aburrido que es publicar sobre asuntos académicos, encuestas oficiales y por supuesto, clubes de la universidad.
Bajo las escaleras y llego hasta la primer fila de las gradas del gimnasio perteneciente al centro deportivo del campus.
—Jimmy, ¿acaso estás mirando el trasero de Leah Smith? —inquiero con una sonrisa burlona en cuanto pillo al chico delgaducho con cabello rizado y cámara en manos —. Espero que estés sacando fotografías para el titular y no por debajo de la falda de Leah, sabes que yo te golpearía por no hacer tu trabajo y los Delon te golpearían por molestar a su amiguita.
Él se da vuelta de prisa, sus oscuros ojos revelan temor al ser descubierto y yo suelto un bufido por la repentina postura temblorosa que adopta. Los gritos entusiasmados se han calmado, el equipo visitante termina de felicitar a Theo, quién es el capitán, y al resto antes de volverse con su entrenador y entrar a cambiadores del gimnasio. No veo a Katia y solo espero que no este llorando en un rincón por no lograr su cometido de intercambiar palabras con el chico de sus sueños húmedos.
Y de los míos.
— ¿Qué dices, Cristal? Y-yo no estaba haciendo nada…—Jimmy traga saliva, completamente nervioso—… malo.
A ver qué Jimmy es medio cobarde pero si tiene que enfrentarse a los hermanos Delon por cualquier razón se convierte en el más cobarde de los cobardes, y es que ambos son intocables, aunque nunca formaron parte de una pelea. No se ensucian las manos. Sin embargo, muchos dicen que su familia está metida en cosas raras, lo que no me importa porque igual tienen dinero y eso es lo más importante. Si hacen negocios turbios o no, meh. No me importa.
Por detrás de él distingo a los tres mosqueteros abrazarse antes de que Theo se quede solo con su equipo, a lo que empujo suavemente a Jimmy con intención de que se dé la vuelta y camine hacia la cancha.