No Temas Perderme

Capítulo 25

Las semanas pasaron y mi padre, otro año más, organizó una gran fiesta de Halloween con sus conocidos a la que me dejó invitar a la mayoría de mis amigos

Las semanas pasaron y mi padre, otro año más, organizó una gran fiesta de Halloween con sus conocidos a la que me dejó invitar a la mayoría de mis amigos.

Al principio no me gustó la idea, por tener que juntar a mis amigos con los de mi padre, pero cambié rápidamente de opinión al recordar lo mal que lo había pasado en esa casa y lo solo que me había sentido siempre en ella.

Necesitaba compañía.

Antes de bajar al salón y reunirme con mis amigos, me detuve frente al espejo para comprobar cómo había quedado mi disfraz. Me había vestido con unos vaqueros negros, una camiseta negra y una túnica de color marrón.

Mi disfraz no me había costado mucho prepararlo, pero sí había pasado más de una hora buscando en la tienda de disfraces un sable de luz parecido al de Star Wars.

En cuanto abrí la puerta de mi habitación, la música inundó mis oídos. Bajé las escaleras y me encontré en la entrada con varias personas disfrazadas, algunos eran conocidos míos y otros eran amigos de mi padre.

Pensé que encontrar a mis amigos sería complicado, entre tanta gente disfrazada, pero no lo fue. Los encontré en la cocina y no me costó mucho descubrir de qué iban disfrazados. Llevaban el uniforme de su equipo, las mejillas manchadas de negro y el pelo despeinado.

—¿De qué vais, de jugadores de fútbol americano zombies?

—Exacto. —James dio una vuelta sobre sí mismo—. El disfraz es original, ¿verdad?

—Mucho.

Me acerqué a la encimera y me serví un poco de refresco en un vaso.

Mi padre había escondido todo el alcohol en su despacho y solo los adultos podían pasar allí para servirse una copa.

—Bienvenido a la zona libre de padres —dijo Thomas una vez que llegamos al salón.

Casi todos mis amigos estaban allí para no encontrarse con sus padres. Los adultos, incluido mi padre, se encontraban en el jardín de mi casa.

Me llevé el vaso a la boca y examiné con la mirada a todo el mundo. Había muchos disfraces originales, aunque casi todo el mundo iba disfrazado de Joker y de Harley Quinn, pero solo una persona consiguió hacer que me atragantara con el refresco.

No sabía quién las había invitado, pero Madison y sus amigas estaban en mi salón, hablando con otro grupo de chicas que iban vestidas de animadoras.

—¿Quién las ha invitado? —le pregunté a James sin apartar la mirada de Madison. La miré de arriba abajo y me quedé sin respiración al ver que aquel disfraz de militar se ajustaba demasiado a su cuerpo.

—Fui yo. —Desvié la mirada hacia Thomas—. ¿No podíamos invitarlas?

—Eso ya da igual. —Suspiré—. Voy a por algo más fuerte.

—¿Cómo que más fuerte? —preguntó James.

—Seguidme.

Joseph había elegido el disfraz perfecto para la ocasión. Se había puesto un traje y unas gafas de sol negras, parecía todo un guardaespaldas.

—Joseph, ¿te puedo pedir un favor?

—No te voy a dar alcohol.

—Mi padre no se va a enterar, por favor...

—Márchate antes de que avise a tu padre. No querrás eso. —Se bajó las gafas de sol hasta la punta de la nariz y supe que no conseguiría nada de él.

Mientras volvíamos al salón, mis amigos se estuvieron riendo de mí y burlándose de que no había conseguido nada.

—Si conocierais a mi padre, sabríais que es mejor no tocarle las narices.

Dejé a mis amigos bailando en el salón con dos animadoras y entré en la cocina a por algo de beber. Todas las botellas de refresco estaban vacías, así que rellené mi vaso de agua y me lo bebí de un trago.

Si no encontraba algo más fuerte que tomar, no iba a poder aguantar toda la noche.

Erika irrumpió en la cocina y se sentó de un salto en la encimera.

—¿Me sirves un poco? —Me tendió su vaso y al principio dudé, pero lo cogí y se lo llené de agua.

—¿Ahora sí me hablas?

Erika se atragantó con el agua y se mojó la camiseta.

—No debería —confesó.

—¿Por qué? ¿Por Madison?

—Sí.

—Entiendo.

El silencio nos envolvió durante unos segundos y ella suspiró antes de continuar.

—¿Cuándo le vas a dar una explicación?

No supe reaccionar, porque yo tampoco sabía la respuesta.

—Puede que lo vuestro ya haya acabado y aunque no sepa el motivo, no te voy a preguntar, pero ella está esperando que le des una explicación.

—Lo tendré en cuenta.

Erika me miró intentando averiguar si eso era todo lo que tenía que decir.

—¿Eso es todo? —Erika negó con la cabeza decepcionada—. Tienes que cambiar tu actitud, si no, nunca la vas a recuperar.

El corazón se me encogió en el pecho y tuve que reunir mucha fuerza para dirigirme a la puerta y salir de la cocina. Necesitaba estar solo así que, en vez de entrar al salón, subí rápidamente las escaleras.

De camino a mi habitación, me encontré con Madison. Supe que era ella por el disfraz que llevaba puesto.

Lo que me faltaba.

—No puedes estar aquí. —Mi voz la asustó y soltó un pequeño grito de sorpresa. Giró su cuerpo despacio y me acerqué a ella más de lo que debía.

Esta fue la primera vez que me dirigía a ella después de tres años y fue para echarla del pasillo de mi casa. No podía ser más patético.

—Perdona, estaba buscando el baño. —Madison levantó la mirada del suelo y se puso muy nerviosa al verme tan cerca de ella.

—En la planta de abajo, por el pasillo que lleva al jardín, a la izquierda —dije sin más.




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