—¿Que?.... ¿Recuerdo?— ella solo asintió.
Se separo de él, fue hasta la única ventana que tenia la habitación, veía toda la ciudad.
—de tus vidas pasadas..— dijo junto con un suspiro.
Él la miraba aun sin creerlo.
¿Vidas pasadas?
¿Reencarnación?
¿Eso de verdad era real?
El silencio invadió la habitación, él solo miraba el suelo.
Ella la oscura ciudad.
—¿por que tu estabas en esa vida?......¿Noa?- la vio estremecerse.
Ella se giro y lo vio parado cerca de ella.
Ahora venia la parte dura.
Los recuerdos.
Los recuerdos, que no hacían otra cosa que hundir más, que era esa mierda de que ,los recuerdos eran la mejor cosa que alguien podía tener. ¡Estupideces!
Los recuerdos eran las mejores armas de auto-destrucción que podían existir.
—yo soy tu alma gemela. Por siglos, décadas y años eh estado junto a ti Daniel. Yo te eh visto morir más veces de la que quisiera. Al parecer vivo con la maldición de recordar todo. Eh tratado de alejarte de mí— bajo la mirada — pero siempre terminas junto a mí, y eso trae lo mismo siempre. Tu muerte—
Ella vio como él daba pasos hacia atrás con los ojos abierto y vidriosos.
Ella se giro y cerro los ojos. Esa sensación de lejanía volvió a ella.
Él se iría.
Eso seguro.
Siempre lo hacia, ella no podía detenerlo.
Después de eso él moría.
Escucho la puerta abrirse y cerrarse. Un sollozo se le escapó.
Cayo de rodillas al suelo.
Todo era su culpa.