ARCANO.
Me encontraba caminado de la mano con un extraño hombre el cual cargaba un pasamontaña montado en su cabeza, pese a que todo estaba totalmente a oscuras podía darme cuenta de que estábamos dentro de una habitación, el silencio sepulcral reinaba en ella mientras resonaban nuestras pisadas en el piso de madera. El hombre suelta mi mano dejándome situada en frente de una puerta, adentra una llave en la cerradura de la misma y luego la gira, pero al parecer el mango no obedece su acción y el hombre comienza forcejear con ella, pero esta se negaba a rotar de pronto su actitud me provoco una especie de miedo, ya que no sabía que es lo que quería conmigo y dicha puerta así que procedí a hablar con un toque de temblor en mi voz—¿Qué es lo que quieres?—dicho esto el extraño se da la media vuelta y mi corazón da un vuelco al ver sus ojos unos ojos color miel intensos mucho más que los míos haciendo que despierte del sueño en jadeos.
—¡Oh mi niña!, seguro ha sido una pesadilla tranquila—mi madre se sienta en la cama que me encuentro recostada abrazándome mientras yo sigo con la respiración entrecortada.
Mi padre se posa al otro lado de la cama y comienza acariciar mi espalda mientras me tranquiliza—Tranquila todo está bien—.
Yo solo me, limite a recuperar mi respiración cuando mi mirada se situó antes dos personas los Roses, ella y su hijo estaban aquí en mi cuarto, la mujer me entrego una sonrisa y mirada consoladora mientras que él solo se dictaminaba a mirar su celular, pero levanto su mirada y me entrego una sonrisa arrogante que yo solo decidí ignorar.
—¿Qué fue lo que sucedió? — pregunte en tono de confusión.
—Fue todo demasiado rápido luego de que te presentara a la señora Rose te desplomaste como si nada, por cierto, ella y su hijo se encuentran aquí, ya que querían asegurarse de que te encontraras bien—toma aire y continúa explicando— Luego de que desvanecieras el director procedió ágilmente a llamar un doctor y una ambulancia, el doctor enuncio que el desmayo que padeciste fue por causa de estrés ya sabes mudarnos a una nueva ciudad, tener que dejar a todos tus amigos y comenzar un nuevo instituto tiene que ser muy pesado para ti, en fin únicamente dijo descansar y en lo posible visitaras a terapeuta y por cierto la ambulancia nos trajo hasta nuestro hogar— dicho esto soltó un gran suspiro.
—Sé que para ti todo esto tiene que ser demasiado y lo sabemos así que respetamos tu decisión si quieres empezar el colegio unos días después y querer tomar un descanso para ti, no queremos que vuelva sucederte algo como esto—ahora mi padre habla tomando mi atención.
Me sentía tan desconcertada y aturdida que no sabía que responder, recuerdo haber tomado la mano de la señora Rose luego de eso todo se había vuelto totalmente negro y luego ese extraño sueño que atormentaba mis noches.
—Bueno hemos notado que Alexa se encuentra bien y nos alegramos mucho por ti—dice la señora Rose cortando el momento familiar mientras me entrega una mirada y sonrisa dulce—nos retiramos así pueden conversar tranquilamente.
—Muchas gracias por haber venido y haberse preocupado así por Alexa de seguro se repondrá—mi madre le respondió mientras se levantaba para entregarle un abrazo afectivo.
<<Desde cuándo se han vuelto tan cercanas>>.
—Ah y por cierto no olviden la cena—menciono mientras se marchaba con el rubio por detrás.
—Claro que no señora Rose pasado mañana estaremos allí, gracias— menciono mi padre saludándola aun posado en mi cama.
Mi madre se volvió hacia mí y mi padre, posándose de nuevo en la cama y procedí a expresarles —Mañana asistiré al colegio creo que necesito distraerme y la mejor manera no es ir a un terapeuta ni tampoco quedándome encerrada perdiendo el tiempo, me siento bien y lista para comenzar el instituto dicho esto anhelaría que se conduzcan a sus cuartos, ya que ha sido un día largo para ustedes y sé que ambicionan descansar y también quisiera que lo sucedido quedara aquí y no se vuelva a mencionar, estoy bien se los aseguro— luego tome la cabeza de cada uno y les entregue un beso en sus frentes.
—Si eso es lo que deseas lo respetamos—dijo mi padre con unas de sus sonrisas mas dulces.
Dicho esto, nos deseamos las buenas noches y mis padres se apartaron a sus cuartos.
Ya eran la una de la madrugada y aún no podía conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas no paraba de pensar en lo sucedido con la señora Rose, el extraño hormigueo y sensación de calor que sentí en todo el cuerpo cuando tomé su mano, me hacían sospechar que no era un simple desmayo por estrés y luego ese extraño sueño que hace inconstantes meses atormentaba mis noches, siempre ocurrían en pequeños fragmentos que sucedían muy rápidos de un extraño tratando de abrir una puerta y nunca tenía éxito, pero esta vez fue más claro y más real y ni hablar de sus ojos no podía olvidarlos, tal vez su color era un poco más intensos que los míos, pero si le agregábamos la forma de ellos podía decir que eran muy iguales a los míos.
Me alejo de mis pensamientos al escuchar el sonido de algo golpeando una y otra vez mi ventanal procedo a levantarme con total cuidado y acercarme cautelosamente para deslizar la cortinilla de lado izquierdo que curiosamente no había nada, cuando me decido a deslizar la parte derecha escucho una voz que hace que sobresalte.
—Vamos abre sé que estás ahí detrás—hablo la voz de un hombre tal vez sonaba un poco más joven.
Procedo a deslizarla con total precaución cuando me topo con la presencia de Adriel o para menos respeto el rubio parado con total tranquilidad en mi balcón.
Abro el ventanal expresando con total enojo— ¿Qué quieres a esta hora son la una de la madrugada casi las dos y como hiciste para llegar hasta mi balcón? —.
—Primero buenas noches, segundo, trepe hasta aquí y tercero necesito tu computador—menciona mientras me empuja para entrar.