ROSE
Nada más poner un pie en la universidad, sentí que algo no iba bien. Donde normalmente había numerosos alumnos de aquí para allá, ahora se hallaba vacío.
Megan y yo, extrañadas, nos adentramos todavía más en su interior hasta que nos topamos con una aglomeración de gente. Los rostros de algunos de los que se encontraban ahí de pie mostraban inquietud, pero otros estaban sumidos en pleno pavor.
Miré a Megan. Ella parecía estar igual de sorprendida que yo, o incluso más.
Nos adentramos en el barullo y nos tuvimos que hacer paso entre tantas personas para poder ver algo y descubrir qué era lo que les había llamado la atención.
Abrí los ojos de par en par y contuve la respiración durante unos segundos. Eché un rápido vistazo de arriba abajo, deteniéndome en la imagen del cuello, donde un largo corte y unas manchas oscuras mancillaban su piel.
Desconecté del resto del mundo hasta que oí la voz de Megan.
—Rose, ¿eso es… —La voz se le apagó y no consiguió terminar la pregunta.
—Sí Meg, es… el cuerpo de una chica… muerta. —La gran palidez que padecía junto con la herida del cuello lo indicaban. Aun así, más de uno se aseguró si respiraba o tenía pulso, pero no.
De pronto, el ruido de las sirenas me despertó del trance en el cual me había sumido al contemplar tal escena.
—Deberíamos irnos, Rose. —Su mano agarró la mía y tiró de mi cuerpo.
Tras varios pasos, unos cuantos agentes pasaron a nuestro lado, mas no les presté atención. Mi mente se había puesto a divagar sobre lo visto. ¿Quién había sido el culpable? ¿Por qué lo había hecho? ¿Y por qué dejarla aquí a la vista de todos y no esconderla en algún lugar remoto para que nunca la hallasen? Un sinfín de preguntas sin respuesta pasaron por mi cabeza.
Si fuese mi padre, ¿por dónde empezaría?
No, no, no, Rose. Esto no te incumbe. Estás aquí para estudiar Medicina, no para creerte detective.
—¡Ey, chicas! —Tyler apareció ante nosotras, aunque no lucía su típica sonrisa infantil—. ¿Habéis visto eso? No me esperaba algo así en la universidad, ya no puedes estar seguro en ninguna parte. —Tyler parecía nervioso, apretaba en una de sus manos la chapa metálica que colgaba de su cuello, lo que era raro en él.
—No te preocupes, la policía lo solucionará tan pronto como pueda. Verás cómo en unos días han pillado al animal que le ha hecho eso. —Intenté tranquilizarle con unas palabras y pasé el brazo por encima de sus hombros. Ty asintió y volvió su sonrisa con sus característicos hoyuelos.
Nos sentamos los tres en un banco mientras nos calmábamos. Mi atención regresó a la chica asesinada. Sus ojos, abiertos de par en par, me miraban aterrorizados.
Sentí un escalofrío al tratar de imaginar todo por lo que habría pasado.
—Rose… ¡Rose! —Meg gritó mi nombre y solo entonces me di cuenta de que me estaba hablando.
—En serio, Rose, hoy estás más empanada de lo normal —me dijo Tyler preocupado y colocó su mano sobre mi antebrazo—. Será mejor que dejes de pensar en lo ocurrido, no hay nada que nosotros podamos hacer para solucionarlo.
Agaché la cabeza dirigiendo la mirada al suelo. Estaba en lo cierto. Y, aunque lo sabía, no podía dejar de pensar en ello. ¿Y si hubiera sido yo la que estuviera ahí tirada sobre el asfalto, pálida y sin vida? De solo pensarlo me estremecía.
—Voy a echarme un poco de agua en la cara, a ver si así me espabilo. —Antes de que pudiesen decir nada, ya me estaba yendo.
*****
Al salir del baño, miré de refilón el lugar cercado por bandas amarillas, donde unos cuantos hombres con uniforme se encargaban de hacer fotos a la víctima y de interrogar a quienes se encontraban allí.
Sin darme cuenta, mis pies me llevaron a ese tumulto. Sobre la piel de la chica, había varias marcas de golpes o arañazos que antes me pasaron inadvertidas. En un abrir y cerrar de ojos, estaba situada al lado del cuerpo, observando con detenimiento otras heridas que pudiese tener.
—A lo mejor consiguió arañarle para defenderse y bajo sus uñas podría haber ADN del asesino. —Creí que solo lo había pensado, pero mi mente me falló y lo dije en voz alta.