Lunes 20 de marzo del 2017 (El peor día de mi vida)
—¿Hoy es día de compras con tus amigas? —le pregunté a mamá cuando la vi sacando del armario el bolso que usa para ir de compras.
—Sí, siempre es para estas fechas del mes —dijo tratando de ocultar su tristeza.
Desde que papá murió, mamá se reúne todos los meses con sus amigas. Cerca de la fecha que papá murió, el 17 de enero. Hace tres días cumplió tres años y dos meses.
—¿Por qué no le pides a Spencer que te lleve a casa de tu amiga? —propuse.
—Vamos mamá, te llevó —dijo mi hermano.
—Gracias Spence, pero vete con Lessy tranquilo —dijo mamá—, debes pasar por Joyce también y no quiero estorbar.
—Mamá —le dije—, yo estorbo todos los días.
—Alessia, ¡no eres un estorbo! —se quejó Spencer.
—Iré en mi auto, gracias chicos —dijo ella.
—Mamá —dijo mi hermano.
—Adiós —interrumpió mi madre.
—¡Agh! —exclamé—. Cuídate.
—Lo haré —aseguró.
Seguí mi rutina de todos los días: subir al auto de mi hermano, recoger a su novia, llegar a clases y saludar a Shannon.
—Ale, te he dicho que ese tipo de blusas ya no están de moda —dijo mi mejor amiga a la hora de almuerzo.
—Shay, yo no me visto a la moda, yo me visto como me gusta vestirme —le contesté.
—¡Dios Santo! Eres tan... —dijo sin terminar la frase.
—¡Termina la frase! —la obligué.
—No tengo con qué —dijo decepcionada.
Terminó la hora de almuerzo y volvimos a nuestros deberes, pasó un rato antes de que Shannon preguntara algo que la verdad nunca había pensado.
—Ale, ¿por qué somos mejores amigas si un 80% del tiempo lo gastamos peleando?
En ese momento, me dejó sin palabras, pero luego mi cerebro empezó a trabajar y dije—: Creo que es porque esas peleas son puras tonterías y siempre se arreglan. También somos muy diferentes, así que creo que nos complementamos una con la otra.
—Gracias por tu respuesta —me dijo y volvió a su trabajo.
Me sentí muy feliz de tener a Shannon como amiga, somos diferentes, pero es divertido. No tendría nada de gracia ser amigo de alguien igual a tí, porque con alguien diferente descubres muchísimas cosas nuevas.
Mi celular empezó a sonar, lo saqué del bolsillo y vi el número, era un número desconocido. Pedí permiso para salir del aula.
—¿Hola? —dije cuando respondí la llamada.
—Buenas tardes, ¿habla Alessia Cook? —preguntó una voz femenina.
—Buenas tardes, sí, soy yo —contesté.
Hubo una pausa, pero esa misma voz dijo—: ¿Es usted familiar directo de Hazel Cook?
—Sí, soy su hija —aclaré.
En ese momento no me asusté para nada, mamá siempre activaba los códigos de las cosas que compraba y ponía como referencia mi número de teléfono y el de Spencer. Siempre ponía el mío de primero en todo, porque Spencer pasaba muy ocupado y casi nunca respondía las llamadas a su celular.
—Señorita Cook, su madre sufrió un accidente automovilístico, lamentablemente no sobrevivió —dijo la mujer.
Me mareé, empecé a sudar, vi todo dando vueltas y luego se puso negro. Volví a la normalidad y lo único que pude decir fue—: ¿Qué hago?
La mujer amablemente me explicó todo, el proceso en la morgue, cuándo podía recoger el cuerpo, cómo contratar una funeraria. Apunté todo en una libreta, porque sabía que en ese momento no tenía mente para recordar tanto.
—¿Puede hacer una última cosa por mí? —le dije a la extraña.
—Claro —aceptó.
—Llame a mi hermano, Spencer Cook, por favor, dele la noticia y dígale que nos vemos en casa —le pedí—. También a Benton Cook.
—Con muchísimo gusto, solo deme el número telefónico de ellos y los llamaré —dijo.
Le di el número de la oficina de Spencer y el celular de Benton, mi medio hermano, y aunque no es hijo de mamá, debía saberlo. Después fui a la oficina del director y le expliqué la situación. —Vete tranquila —me dijo—, lo siento mucho.
Esa frase de nuevo, «lo siento mucho» es lo único que la gente dice, ¡por el amor de Dios! ¡Nadie está sintiendo lo que tú sientes!
Tomé mi bolso y metí todas mis cosas en este desesperadamente, principalmente la libreta en donde anoté todo.
Cuando papá murió, mi madre y los hermanos de papá se encargaron de todo, así que Spencer y yo no tuvimos nada que ver, nunca habíamos planeado un funeral. Hasta hoy.
—Alessia —dijo Shannon muy asustada—, ¿qué sucede? ¿Porqué te vas?
—Mi madre... tuvo un accidente y no sobrevivió —le informé.
—¡Dios mío! Ale, lo siento mucho —dijo ella.
Iba casi corriendo a casa, cuando llegué Spencer ya estaba ahí, sentado en el sillón. Escuchó que cerré la puerta detrás de mí y se levantó rápidamente.
Corrió hacia mí y me abrazó, él no lloraba, yo tampoco lo había hecho, ese abrazo cambió todo, parecía que nadie nos podía calmar.
Yo lo abrazaba muy fuerte porque en ese momento sentí que él era todo lo que tenía, sentí que él debía ser mi autoridad ahora, nos separan solo cuatro años, pero por alguna extraña razón quería tener a alguien mayor para obedecer. O alguien que tuviera un papel parecido al de un padre o madre, pero no es obligación de él tomar ese papel, así que paré de aferrarme a él y deje de pensar en que era una autoridad.
Lo único que debía ser él en ese momento era alguien que me mantuviera fuerte. Nos teníamos que mantener fuertes uno con el otro.
Nos soltamos completamente y le dije entre sollozos—: Spence, ¿listo?
Secó sus lágrimas y dijo —: Listo, Lessy.
—¿No quieres cambiarte antes tu chaleco? —le pregunté.
—¿Por qué? —dijo él.
—Está lleno de mis lágrimas —contesté.
—¡Dios mío! Vámonos Lessy —me dijo.
Saqué mi libreta y empezamos a seguir las instrucciones que me había dado la mujer. Subimos al auto e hicimos lo primero en la lista, ir a la morgue.