Viernes 21 de abril (Tercera noche)
—Alessia, Benton, nos vamos —nos dijo Spencer.
Benton consiguió un trabajo en menos de una semana, es súper responsable.
Spencer despertó hoy sin ganas de verme ni hablarme. «Hoy no estoy de humor» fue lo que dijo durante el desayuno, pero sé perfectamente que está así porque hoy es viernes, y Shannon ya me envió la invitación para la fiesta de esta noche.
Pensé bastante en si debía ir o no, pero tengo derecho a divertirme y no tengo a nadie que me detenga, así que decidí asistir.
Llegué a la universidad y como de costumbre, Shannon no estaba ahí. Vi a una mujer que entró corriendo y supe que era ella apesar de la larga distancia, es la única que entra corriendo en tacones.
—¡Oh por Dios! Mi alarma no sonó —dijo mientras se acomodaba el cabello—, me desperté por instinto.
—Parece que tu alarma no suena ningún día —mencioné.
—¡Alessia! Es difícil lograr esto en las mañanas —dijo señalando su cuerpo.
Shannon es bonita, cualquier chico del campus desearía estar con ella, pero Shannon nunca se toma las relaciones en serio.
—Shay, ¿por qué vienes con zapatos de tacón a la universidad? —le pregunté.
—Niña, el glamour nunca se pierde —me dijo.
Me topé con el director de camino.
—Srta. Cook —me llamó—, ¿puedo hablar con usted?
—Claro señor, ¿de qué se trata? —dije aliviada, ya que la última vez fueron buenas noticias.
—Sé que ha pasado poco tiempo desde su pérdida, y no sé si ese sea el motivo, pero sus ausencias últimamente han sido bastantes —dijo—, lo que me extraña de usted, porque es una excelente estudiante.
—Lo siento, señor, trataré de evitarlo —dije decepcionada de mi misma.
No sé que ha sucedido conmigo, la Alessia que nunca faltaba a clases, la que nunca había peleado con su hermano y la que no se emocionaba por una fiesta se va desvaneciendo poco a poco. Y sé que no es excusa, pero está sucediendo desde que no está mamá, tal vez porque ella era la que trataba de mantenerme como la buena persona que fui.
Entré a clases con el deseo de salir, emocionada por la fiesta de esta noche, que va a ser en una discoteca. Es la primera vez que voy a una fiesta en una discoteca. Nunca he sido muy fan de la música a todo volumen y de las luces que parpadean, pero hoy estoy emocionada.
Ya me preparé psicológicamente para que Spencer no me hable mañana, pero no sé como reaccionará Benton. Tal vez ni siquiera me note, supongo que Spencer lo hace por ser mi hermano mayor y el instinto protector. Yo me sentiría así si Ben fuera el que sale y no regresa hasta la madrugada.
Dicen que ser el hermano del medio es lo peor, que es sentirse invisible, pero yo creo que es genial, tienes alguien que te protege y alguien a quien proteger.
—¿Sí vas a ir? —me dijo Shannon durante el almuerzo.
—Sí —aseguré.
—Salgamos de aquí y nos vamos a mi casa —propuso.
—No Shannon, no puedo seguir faltando a clases, el director ya me dio una llamada de atención —comenté.
—¡Ay! No puede ser —dijo—, olvidé que eres la estudiante perfecta.
—Pues sí, lo soy y siempre lo he sido —le dije—, he perdido muchas cosas, pero no quiero perder eso.
—Está bien —dijo molesta—, vamos a mi casa cuando salgamos de clases, como estudiantes responsables.
—Que buena idea —le dije y me levanté de la mesa.
No me siguió, tenemos cinco años de conocernos, lo suficiente para saber que es peligroso acercarse a la otra si está enojada.
Las dos horas que quedaban de clases después del almuerzo se hicieron eternas. A las 2:15 Shannon me habló de nuevo.
—Entonces ¿vamos a ir a mi casa luego de clases? —preguntó.
—Seguro —respondí.
Llegó la esperada hora de salida y me fui con Shannon a su casa, pero antes pasamos a la pizzería y luego al supermercado.
—Necesitaremos unas de estas —dijo abriendo el refrigerador de las bebidas alcohólicas.
—Shay, no —le dije.
—¡Ay! De todas formas vas a tomar varias en la noche, ¿por qué no hacerlo ya? —comentó.
—Exacto, porque son solo noches de diversión, pero no quiero que se haga vicio —dije.
—Bien, yo sí empezaré a divertirme desde ya. —Tomó dos cervezas y fue hasta la caja, sacó su identificación orgullosamente porque tiene 21 años y puede comprar licor.
Llegamos a su casa y como casi siempre no había nadie.
—¿Tu madre está trabajando? —pregunté.
—Como siempre —me respondió.
Shannon vive solo con su madre y ella trabaja para pagar su universidad, el trabajo de enfermera es muy duro con respecto a los horarios, por eso Shannon pasa los días sola en su casa.
—Está a la temperatura perfecta, deberíamos comerla ya —dije refiriéndome a la pizza que compramos de camino.
-
—Ahora vamos a arreglarte —me dijo Shannon cuando terminamos de comer.
—¿Arreglarme? —pregunté.
—Hoy usarás algo de mi clóset para ir a la fiesta —mencionó.
Después de hora y media decidí como ir vestida a la fiesta. A las 8 ya estábamos camino a la discoteca.
Llegamos y por supuesto que al principio las luces y la música me tenían aturdida, pero luego pasó. Hoy quise disfrutar como nunca de la noche y pensé que la única forma de hacerlo era con un poco de alcohol en mi organismo.
Tomé hasta sentirme pesada y un poco mareada. Igual que las dos noches anteriores, se me acercó un chico, que esta vez tenía ojos cafés.