Noches de diversión

Capítulo 14

Jueves 8 de junio del 2017

Me sentí como las primeras tres noches que salí de fiesta, y como esta última, la culpable de que yo esté aquí. Esa sensación de despertar en un lugar, pero lo último que recuerdas sucedió en otro.

Lo último que recuerdo es la pelea entre Ingrid y Lysandra, a la que decidí entrar como si fuera Superman o algo así. «¡Auch!» pensé cuando recibí los golpes en mi cabeza y ojo, pero ni siquiera tuve tiempo de decirlo en voz alta, desperté aquí en la enfermería, ya estaba adolorida y casi no pude abrir el ojo.

—¿Enfermero? —llamé, sabía que era un hombre porque lo escuchaba hablar con alguien más afuera y ya lo había visto en los pasillos unas dos veces.

Él entró y dijo—: ¡Vaya! Ya era hora de que despertaras.

—¿Qué? —pregunté confundida—. ¿Qué día es?

—Estoy bromeando, señorita Cook, apenas han pasado diez minutos —comentó.

Todas las chicas de aquí están locas por este enfermero, puedo decir que no es feo, pero tampoco es algo de otro mundo, tal vez están locas por él ya que es el único hombre en este lugar que no tiene pelos en la nariz ni pasa de los treinta años. El pequeño detalle es que... es gay.

—¿No vas a preguntar por qué estás aquí? —me dijo.

—Supongo que por la gran estupidez que cometí al tratar de separar una pelea —mencioné.

—Correcto. Pero el protocolo dice que debo decirte exactamente que pasó, así que... —dijo.

—Bien.

—Al entrar a separar la pelea, recibiste un golpe en el ojo izquierdo, que probablemente no puedas abrir hasta mañana. También recibiste un golpe en la nuca, este afectó tu sistema nervioso y provocó un desmayo.

—Gracias ¿ya me puedo ir?

—Sí, pero no vuelvas a separar peleas, ni mucho menos ser parte de una.

Salí con mi ojo hinchado, no es la primera vez que tengo un ojo hinchado, pero aquella vez fue el derecho.

—¡Oh mierda! —exclamó Lysandra.

—Cállate —le pedí—. ¿Dónde está Ingrid?

—No sé y no me importa —me dijo.

Caminé hasta mi cuarto o mi cama, la verdad no sé como llamarlo, pero es el lugar en el que he dormido estas dos últimas semanas. Dormí sin preocuparme por la hora de la segunda merienda, de lo que luego me arrepentí, porque me estaba muriendo del hambre.

-

A la hora de la cena, fui la primera en terminar, todas decidieron aparecer en la merienda, menos yo.

—¿Esta es la mejor comida que han hecho en este lugar o solo estoy muy hambrienta? —le pregunté a Lysandra.

—Esto sabe a abono orgánico —contestó Lysandra—, tienes mucha hambre.


 


Domingo 11 de junio (Segunda visita)

Estaba emocionada porque recordé algo de aquellas noches, el auto azul oscuro. No sé si ayude en algo, pero siento como si hubiera descubierto la cura del cáncer.

Igual que hace una semana, esperé a Spencer muy poco tiempo, no venía con su «ropa de abogado», sino como mi hermano, como un visitante más.

Cuando me vio, pude notar su cara de sorpresa, probablemente por mi ojo morado, ya no está hinchado pero sigue pareciendo una remolacha.

—¡Hola! —dije muy emocionada.

—Te metiste en una pelea —dijo. Ni siquiera en forma de pregunta, lo estaba afirmando, su expresión era tan fría que me intimidó bastante.

—No Spencer, no me metí en una pelea, y te hubieras molestado en saludarme antes de acusarme —reclamé.

—¿Por qué estás así? —Señaló mi ojo.

—Hubo una pelea, y trate de separarla —dije—. Lo sé, fue estúpido, no hace falta decirlo.

—Bien.

No cambió su expresión, seguía muy serio, algo estaba pasando.

—¿Sucede algo? —le pregunté.

—No.

—¿Todo está bien en casa?

—Sí.

—¿En el trabajo?

—Sí.

—¿Con Joyce?

—Nada está pasando, Alessia. Solo dime si recordaste algo más.

—No sé si sea útil, pero recuerdo un auto azul oscuro, ese auto me llevó dos veces a casa.

—¡Es demasiado útil! —exclamó mi hermano— Reduce las cosas de alguna manera, espero.

Me sentí bastante feliz, me sentí útil, algo que hace tiempo no sentía.

Apesar de que Spencer dijo que era algo muy útil, él seguía serio, sabía que algo estaba pasando, pero no me lo quería decir.

—Sé que algo está pasando —le dije—, necesito que me lo digas, estar encerrada aquí no significa que no exista.

—No quiero preocuparte —respondió.

—Spencer, por favor dime —le pedí.

—Ben.

—¿Ben? ¿Le pasó algo?

—Creo que está consumiendo drogas —dijo triste.

Me sentí impotente. No lo podía creer, me quedé sin palabras. Amo a Benton con todo mi corazón, aunque sea mi medio hermano lo amo igual que a Spencer. Recibir la noticia de que parece que está en drogas es un golpe muy fuerte, tal vez sea solo una suposición, pero debe estar teniendo comportamientos extraños para hacerlo parecer.

—¿Qué te hace pensarlo? —le pregunté.

—Últimamente llego a casa y el está durmiendo o viendo televisión, pero le hablo y parece que no me escuchara, se comporta extraño, como si estuviera en otra dimensión o algo así —contestó mi hermano mayor.

—¿Desde cuándo está así? —cuestioné.

—Desde el miércoles o jueves.

Recordé que el jueves lo llamé para pedirle el dinero que necesitaba para comprar las toallas sanitarias. No se escuchaba extraño, se escuchaba normal, como el chico alegre que es.

—Necesito que me mantengas al tanto de todo lo que pasa con Ben, por favor —le dije a Spencer.

—Lo haré —me dijo.

Terminó la hora de visita, me despedí de mi hermano, le dije que le mandara saludos de mi parte a Benton y volví al interior de la prisión. Recuerdo cuando estaba en preparatoria y era hora de entrar a clases, apesar de que siempre tuve calificaciones excelentes y no era tan molesto ir a clases, yo pensaba «voy de vuelta a la prisión», creyendo que recibir clases dos horas seguidas era como la prisión, sin saber realmente lo que es una de verdad. 
 



#9889 en Thriller
#5533 en Misterio

En el texto hay: asesinatos, misterio, recuerdos

Editado: 11.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.