Noches de luna llena: sed de sangre y venganza

Las cuatro noches de terror: La segunda noche

Caía la noche y Luna comenzaba a reinar en la bóveda celeste causando extrañas sensaciones de dolor en el cuerpo de Paul. Pero ese dolor comenzaba a transformarse en un dolor placentero para el joven. Al llegar a cierta altura, la luna comenzó a brillar con fuerza. Paul sabía que ya era hora de convertirse, por lo que miró fijamente la luz platinada del satélite hasta que comenzó a retorcerse. 

A Paul pareció importarle poco o nada el dolor físico que sentía. En medio de espasmos, retorcijones y trozos de piel con sangre desprenderse de su cuerpo, Paul reía como si estuviera poseído por algún espíritu maligno. Cuando sus dientes comenzaron a caer, el joven pronunció “venganza” mientras seguía riendo a carcajadas por lo que estaba a punto de hacer. 

Al finalizar su transformación, la bestia caminó hasta Transilvania en donde a eso de las diez de la noche, tomó por sorpresa a su primera víctima. El pobre desgraciado era un transilvano de algunos cincuenta años que se dedicaba a la fabricación y ventas de zapatos en el lugar y los pueblos vecinos. El hombre regresaba a casa luego de un largo día de trabajo entregando mercancía en la región de Bucovina, ubicada al noroeste. 

Luego de devorar al hombre, Paul siguió su camino sin importarle que había sido divisado por los habitantes desde el interior de sus casas. Los desgarradores gritos de aquel desafortunado alertaron a los lugareños de la presencia del hombre lobo por la zona. Rápidamente, las autoridades salieron en búsqueda de la feroz criatura que astutamente se escabullía entre los muros y las sombras evadiendo a los hombres armados hasta los dientes, que seguían su paso con tal de hallarlo y cegarle la vida. 

Al ver que los guardias siguieron su camino sin poder verlo en aquel callejón, Paul continuó su marcha encaminando sus pasos hacia la casa de los Dragomir, hallando en su sendero a otro desafortunado transilvania quien, pese al peligro al que estaba expuesto aquella noche, decidió desobedecer la orden y violó el toque de queda. Como castigo, la muerte entre los colmillos afilados y las enormes garras del desalmado Paul, lo encontró  a media manzana de la casa unos parientes de Mihaela, la campesina. 

Con una diferencia temporal de tan solo quince minutos, Paul desgarró la carne de aquel pobre alma de treinta y cinco años que no hacía más que servir tragos en la taberna de mala muerte ubicada en el suroeste de Transilvania. 

En ese momento, los guardias lo hallaron en pleno acto devorando al sujeto. Varios de ellos no soportaron ver el cuerpo despedazado y vomitaron en el lugar, otros se desmayaron mientras que los de estómago fuerte emprendieron la carrera detrás de él hasta arrinconarlo en un callejón sin salida detrás de la casa de uno de los hermanos de Nicoleta. 

Al verse atrapado, el enorme lobo no tuvo opción que saltar con todas sus fuerzas hacia el tejado de aquella vivienda. Así, saltando de una casa a otra, logró evadir a los guardias y sus escopetas o lanzas. 

—¡Es un acróbata profesional! —dijo uno de los guardias —-A este paso no podremos alcanzarlo. 

Hubo un instante en el que Paul se detuvo y observó con detenimiento a los guardias desde las alturas. Sus ojos amarillos parecían hipnotizar a los hombre que lo seguían. La mirada de aquella bestia, más que penetrante, era fulminante, cortante, infernal. Paul demostraba odio, infinita maldad, deseaba vengarse de todo y todos en aquel lugar aunque no fueran culpables del abandono de su madre cuando él tan solo era un indefenso niño. Quería vengar la muerte de su padre aun cuando acabó con la vida del responsable en frente de su familia. Paul no distinguía nada ni a nadie, ya no le importaba si se lastimaba a sí mismo. 

Cansado y frustrado al no encontrar a Nicoleta, Paul ignoró por completo a los guardias y dando largas zancadas se perdió en el horizonte en medio de la oscuridad, bajo la débil y tenue luz de la Luna solo pensaba en regresar a la noche siguiente para ponerle punto final a su barbarie. 

Poco a poco el joven se iba acercando a su tan anhelada venganza. Su deseo estaba por hacerse realidad, pero lo sucesos que acontecieron en la tercera noche, le dieron un cambio al flujo de las cosas, generando un caos total en Transilvania, por la mortandad que estaba por venir, y todas sus víctimas al interior de una sola sala.

 



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En el texto hay: hombre lobo, muerte, venganza

Editado: 02.05.2023

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