Nodus Tollens

21: ¿Quién es Naraku?

Una de las cosas que me despertó, fue el vibrar insistente de mi celular, quise ignorarlo y seguir durmiendo, pero no pude, es como si esa vibración perforara mis oídos, así que preferí dejar de dormir.

Como supuse, Sesshomaru ya se levantó, pero en lugar de él, veo dos regalos, uno pequeño y otro grande, el grande tenía el nombre por parte de Nanako y el pequeño de Sesshomaru, primero abrí el de Nanako, dentro del regalo encontré un peluche de conejo blanco, soy un adulto y todo, pero los peluches son algo que amo desde que era un niño. Como sea, después abro el de Sesshomaru y me sorprendo al darme cuenta en que se trata de un listón con un zafiro, parece que recordó la vez que dije en que me gustaría tener un zafiro, ¡estas gemas son caras!, incluso más que el lapislázuli, ya que detectaban criaturas peligrosas o a seres de malas intenciones, entre otras palabras, era como un antivirus, protegía a la persona que lo portara; todo este tema de mi protección me hace recordar aquella conversación que tuve con Kain.

Me siento un poco mal, le di un regalo a Sesshomaru que no costó mucho y fue lo que se me ocurrió, pero él sabía qué comprarme ¿tan poco intuitivo y observador soy o él y Nanako son muy considerados? Tal vez ambas posibilidades.

Reviso mi celular y al parecer era una alarma que no sabía que había puesto, con la siguiente nota: levántate para comerte los chocolates que no comiste ayer; ah, ya me acuerdo, estaba tan lleno por la cena que no me sentía capaz de devorar esos chocolates suizos.

Intento recoger las envolturas de los regalos y de llevarme los regalos, para que no se me complicara tanto, le coloqué el listón en el cuello del conejo de felpa, le queda bonito, aunque sé que tengo que ponérmelo, supongo para cualquier situación.

Caminé por esos pasillos hacia el baño para poderme cepillar los dientes, vi entre lo que me mandaron mis padres e Ichiru, sus fotos en la cena y del vídeo de la tía Himeko y el tío Yagari por estar diciendo palabrotas frente a niños. También está la foto de mis primos abriendo regalos, lo único que me hizo fruncir el ceño fue ver al novio de Ichiru en la foto familiar ¡hasta que no le pida matrimonio a mi hermano y se casen en Estados Unidos, no lo veré como parte de la familia! Ichiru ya lloró mucho por un patán antes.

Me vestí con lo primero que encontré y luego me dirigí al comedor, en donde pude ver que Nanako me tenía servida la comida y a Sesshomaru sentado que parecía tener el diario del día.

―Buenos días ―dije.

―Buenos días, joven Zero ―dijeron al unísono, no fui el único que se sorprendió de esa sincronía, hasta Nanako y Sesshomaru se miraron con cautela, me pareció absurdamente divertido, tanto que empecé a reír por presenciar todo aquello.

―Ahora ya entiendo a mi madre ―solté recordando en que cuando Ichiru y yo éramos pequeños, muchas veces sincronizábamos nuestras palabras, tanto que por poco y nos parecíamos a las gemelas de El Resplandor―. En fin, amé sus regalos, muchas gracias.

Me imagino que Sesshomaru le hizo el favor a Nanako en dejar el regalo junto al de él, ya que como dijo ella: la habitación estaba bloqueada para ella.

―De nada.

―No hay que agradecer.

―Ah, por cierto, ¿hoy estás ocupado, Sesshomaru? ―pregunté mientras tomaba asiento para comer.

―No, no estoy ocupado.

―¡Qué bien! Era para ver si podemos pasar algo de tiempo juntos, si no te molesta, por supuesto.

―No me molesta.

¡Qué bien! Rezo para que no ocurra ningún inconveniente, ya estoy harto de que interrumpan todo el tiempo, ya sea por misiones, un extraño y entre otras cosas.

 

[…]

 

Como ya se supuso, Sesshomaru y yo nos reunimos en la biblioteca de la casa, era un lugar bastante cómodo para hablar, incluso mucho mejor que en la sala de estar, sé que normalmente no hay que comer nada en una biblioteca, pero yo de ocioso estuve comiendo una barra de chocolate, no le ofrecí a Sesshomaru porque sé que no le gusta mucho el azúcar y esto contenía mucha.

Quise dejar un poco en claro de lo que quería hablar con él.

―Sé que hay muchas cosas que me ocultas y no te obligaré a ellas ya que no deben ser un recuerdo muy agradable, solo quiero que seas sincero conmigo en ciertas cosas, como porqué solicitaste un tutor nuevo y esas cosas, aunque más o menos me imagino porqué.

Sesshomaru asintió, espero que haya entendido mi punto, ya estoy cansado de tanto secretismo.

―Bien, empecemos, ¿qué hacías en el pasado? Ya sabes, en la era feudal, siempre me dio curiosidad.

―Participaba en guerras y he matado a cientos de humanos y de mi especie, ser el hijo de un lord no es un paraíso, tampoco tuve una vida de lujo como los emperadores humanos.

Menos mal y fue sincero en ello.

―Por lo que me dices, todo eso te hace lucir como un príncipe.

―Lo era.

―Qué genial, pienso que te sigue quedando ese título, desde el principio sentí que tenía cierto aire de elegancia monárquica. ¿Hay algo que quieras añadir?

―Te mentí con lo de ayer.

―¿Ah?

―No me enfrenté a mi propia especie ―confesó, por un momento pensé que estaba un poco inseguro de ser sincero, aunque también aparentaba estas decidido a lo que iba a hacer―. Me enfrenté a Onigumo.

Alzo las cejas y por poco se me cae el chocolate de la mano, pero no se me cae porque es chocolate y me dolería todo mi ser si se me embarra en el suelo.

―¿Y era así de fuerte? Porque me imagino que debería ser difícil herir a un príncipe que dedico mucho tiempo a la guerra.

―Me desconcentré por algo que dijo.

―¿Y qué dijo?

―Dijo tu nombre.

Y frío recorrió por mi espalda, como si un cubo de hielo se deslizara en ella y tardara mucho en bajar, ¿cómo demonios Onigumo sabe mi nombre?

―Espera, esa información se me es difícil de procesar, ¿cómo demonios él sabe mi nombre?, ¿acaso trabaja en una registraduría ciudadana?




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